Mudanza🔥

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—Dejen ese sofá en la habitación principal. Y esos cajones en el baño de invitados por favor.—Indico a cada trabajador su tarea asignada y continuo desempacando las cajas llenas de cubiertos y platos en mi nueva cocina.

Shawn y yo hemos decidido comenzar una nueva vida mudandonos a una casa preciosa a las orillas de Toronto dejando de lado aquel lujoso departamento de soltero en el cual comenzamos nuestra vida juntos. Normalmente los cambios no me agradan pero este ha sido el único cambio que me ha tenido emocionada desde que mencionamos el tema por primera vez.

—¿Te gusta este lugar, linda?

—Me encanta. ¿Ya has desempacado tus instrumentos?

—Si. Pero se me hace un poco estúpido tenerlos dentro de una habitación​.

—En cuanto tengamos bebés rogarás por tener esa habitación.—Él sonríe y me abraza posando sus manos en mis glúteos. Besa mis labios y se separa de mí al darse cuenta del espectáculo que está dando ante las personas de la mudanza.

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—Cielo, ¿Has visto las toallas?.—Dejo de lado las cajas llenas de portaretratos y me doy la vuelta dispuesta a contestar la pregunta de mi novio.

—Si, están en la lavande... Dios, cubrete con algo cariño.—A pesar de haberle visto desnudo cientos de veces aún sigue poniéndome muy nerviosa. Instintivamente cubro mis ojos con mis manos y me doy la vuelta nuevamente.

—No seas ridícula. Anoche fue la última vez que me viste así.—Descaradamente me abraza​ por la espalda sin pena alguna restregando su bien dotado atributo en la licra de mis shorts. Este hombre va a volverme loca.—¿Quieres darte un baño conmigo? Hace muchísimo calor.

—Necesito terminar de desempacar y después cargaré la lavadora con tu ropa. No me tientes.

—Como quieras. Esta noche no te me escaparás.

—Lo esperaré con ansias cariño.

Le observo darse la vuelta y me tomo un par de segundos para observar aquellas redondas protuberancias a las que llama trasero. Aún no me creo que tengo más de cinco años siendo si novia.

Una vez que el desaparece por completo de mi vista me dedico nuevamente a mis nuevas labores de ama de casa. Durante el resto del día solamente me dedico a decorar nuestro hogar y preparar la cena para mi chico y para mí. A pesar de hacerlo todas las noches quería que esto fuese muy especial ya que finalmente iniciamos una nueva etapa tanto en nuestra vida como en nuestra relación.

—¿Es suficiente comida, cielo? Mamá y papá quieren acompañarnos el día de hoy. Llegarán en dos horas.

—Si, cariño. ¿Puedes ayudarme a poner la mesa?. He dejado los cubiertos en el cajón junto al refrigerador.

—No hay problema.—Giro un poco mi vista para mirarle de reojo y observar como solamente se ha molestado en usar un par de bóxers bien ceñidos al cuerpo. ¿Acaso este hombre quiere matarme?

Tengo que admitir que verle de esa manera me ha dado cierto calor en el vientre. ¿Porque tiene que tentarme justo ahora que sus padres vienen a cenar?

—Terminaré de cargar la lavadora.—Digo en un intento de quitarme de la mente los sucios pensamiento que estoy teniendo en este momento pero creo que sola me he delatado.

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Presiono un par de botones y espero un par de segundos hasta escuchar como aquella maquinaria empieza a hacer su trabajo. Recuesto un poco mi cuerpo sobre el frío metal de la máquina y disfruto por un momento de las vibraciones que emite hasta que siento un par de manos en mis caderas y besos en mi cuello.

—Quería esperar hasta más tarde pero ya no lo soporto. No tienes idea de cómo luces en esas licras.

Me levanta por las caderas y me deja encima de la lavadora, mientras me besa toma las orillas de mis shorts y los retira de un solo movimiento junto con mi ropa interior. Me separo a regañadientes de él cuando comienza a retirar mi top y sonríe enormemente ante la ausencia de sujetador.

Mis manos se deslizan por dentro de la tela de su ropa interior y este se deshace de estos en un acto algo desesperado. Tomando mis caderas desliza mi cuerpo hasta el borde de la máquina y abre mis piernas de par en par. Suspira gustoso y me mira directamente a los ojos mientras se encarga de estimular con sus labios la zona más sensible de mi cuerpo. Las vibraciones y aquel sensual y humedo baile hacen maravillas en mi cuerpo.

—Ya basta. Te necesito ahora mismo. Necesito que te hundas en mí como siempre lo haces.—Besa mi vientre un par de veces pero le observo negar con una sonrisa traviesa. Mierda.

—No, no. Todavía no termino contigo.

Uno de sus dedos traza un tortuoso camino desde la cara interna de mi muslo derecho hasta hacerse espacio en su lugar favorito de mi cuerpo. Desliza las yemas de sus dedos a lo largo de toda mi entrada y finalmente hunde uno de sus dedos en mi interior. Dios santo, esto se siente tan bien.

—No te muevas.—Su dedo comienza a bombear con cierta violencia mi interior haciéndome arquear mi espalda de puro placer. Decido ya no callar todo el placer que él me hace sentir y recuesto todo mi cuerpo en la aún vibrante lavadora.

—Nunca pensé que un artículo doméstico sería un buen lugar para coger.—Su lengua se pasea por mí vientre mientras sigue bombeandome introduciendo un dedo más en mi interior en el proceso.

—Cállate.—Río pero de inmediato soy interrumpida por un par de jadeos. Joder, estoy tan cerca.

—Ven aquí.—Tira de mi espalda y me levanta en sus poderosos brazos dispuesto a llevarnos a nuestra habitación pero creo que el sofá le ha resultado más cómodo ya que no duda ni un segundo en lanzarme a este, abrir mis piernas tanto como puede y entrar en un solo movimiento certero que me roba el aliento.

—Eres el maldito paraíso, nena.

Araño su espalda en repetidas ocasiones y le escucho gemir en mi oído. Siento mi vientre tensarse deliciosamente anunciando mi clímax y con ello comienzo a moverme con más frustración buscando mi propia liberación.

—Estoy tan cerca, linda.—Beso su rostro un par de veces y le miro fijamente. Muerde su labio inferior con brutalidad y su celo se frunce un poco. Esa mirada me indica que el tambien esta muy cerca.

—Hazlo conmigo, papi.

Gruñe fuertemente y da un par de estocadas más antes de desplomarse sobre mí y disfrutar de nuestro estado post-orgasmo. Acaricio su cabello y beso su frente un par de veces haciéndole sonreír.

—¿Será muy descortés de mi parte decirle a mis padres que estoy enfermo? No quiero dejarte ir.

Adoro compartir mi vida con él.

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{Shawn Mendes One Shots}^Donde viven las historias. Descúbrelo ahora