{Shawn Mendes One Shots}^

Vacaciones🔥

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Salir de vacaciones con la familia de mi novio es algo sumamente genial, conocer el mar a lado del chico de mi vida es hermoso, lo único que es algo extraño para nosotros es tener que dormir en habitaciones separadas por las noches.

Es medianoche pero la emoción de la gran excursión que tendremos por la mañana es tan grande que no me permite dormir.

Me levanto de la cama y salgo de la habitación dispuesta a conseguir un poco de agua pero unos ruidos algo molestos me detienen durante mi recorrido. Casi de inmediato descubro que esos ruidos realmente son gemidos de alguna película porno y estos provienen de la habitación de mi novio.

Me acerco a la puerta y giro la perilla con cuidado evitando hacer cualquier tipo de ruido. Abro la puerta bruscamente haciendo que este salte del susto tratando de apagar el televisor y esconder a su amigo entre las sábanas.

—¡No entres!

—Demonios, Shawn. Estás a dos habitaciones del lugar en donde duermen tus padres y hermanos.

—Entonces ven y ayúdame con esto.

—Shawn...—Mis palabras fueron interrumpidas cuando une sus labios a los míos y me adentra en la habitación. ¿En qué momento se puso de pie?

—Seremos muy silenciosos, lo prometo.

—No tememos preservativos.

—Ya es hora de procrear muchos bebés, amor.—Dijo con confianza.—No es cierto, tengo un par de condones en la maleta. De este viaje no saldrás pura.

—Eres todo un caso.

Nos tira sobre la cama y comenzamos con una ronda de besos lánguidos y caricias muy lentas. Comienza a retirar mi pijama entre caricias hasta dejarme completamente desnuda y a su merced.

—¿Estás lista, bebita? Recuerda que tienes que estar callada todo el tiempo.

No tuve el tiempo de responderle ya que un sonoro jadeo se genera en mi garganta al sentir la humedad de su lengua internarse entre mis pliegues. Sus manos recorren mis muslos mientras su lengua hace un baile interesante en mi interior. Su toque se pierde y en un par de segundos después siento dos de sus dedos hundirse dentro de mi.

—Oh dios, Shawn.—Suelto un pequeño gemido mientras acaricio su cabello.

—Calla, preciosa. Nos pueden escuchar.

—Te necesito. Por favor.

—¿Porque la prisa? La noche es muy larga y vamos a aprovecharla al máximo.

Deja mi intimidad de lado y sube por mi cuerpo hasta detenerse en mis pechos en donde se toma un par de minutos acariciandolos y dándoles amor con un par de besos.

—Amor...

—Pensé que el desesperado era yo, bebita. Creo que alguien está aún más necesitada.

Le observo colocarse el preservativo con cuidado y acaricia nuestros cuerpos antes de unirlos en un solo movimiento haciendo que de ambos saliera un gemido ronco.

Bien, al carajo el silencio.

Sus movimientos son rápidos y algo desesperados, sus jadeos se escuchan por toda la habitación seguidos de un par aquellos ruidos que emite de una manera tan sensual que me pone muchísimo más.

—Estas tan estrecha. Me encantas.

—¿Has sacado esa frase de esa película porno?

—Oh cállate.

Nos volvimos un poco más ruidosos en cuanto las sensaciones aumentaron. Mis uñas rasgaron un poco la piel de su espalda y sus manos se enredaron en mi cabello. Estamos teniendo uno de los mejores sexos de nuestra relación, posiblemente el mejor de nuestras vidas hasta ahora.

—Necesito que me montes.—Tomó mi espalda y me sentó en sus muslos sin separar nuestra unión. Me deslicé sobre su miembro en varios tipos de  movimientos hasta que finalmente las sensaciones en nosotros fueron demasiadas y terminamos de una manera muy escandalosa.

—¡¿Quien demonios hace bebés en la madrugada?!.—Un grito proveniente de la otra parte de la puerta capta nuestra atención pero lo ignoramos dedicándonos a disfrutar de los estragos de nuestros orgasmos y de la compañía del otro.

Si no nos despertamos para la excursión no me importaría mucho ya que esto valió completamente la pena.

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