{Shawn Mendes One Shots}^

Rehabilitación 💖

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Abril, 2020.

Recorro en auto el mismo camino una vez al mes. Es un recorrido largo y algo tedioso pero hoy es especial. Es un buen día para disfrutar del viaje porque será la última vez que lo recorreré.

Sus discos favoritos siguen descansando debajo del asiento del copiloto ansiosos por ser desempolvados y reproducidos en el anticuado sistema de sonido que el auto posee, el último disco que ha dejado puesto hace un año sigue en ese sitio esperando por alguien que cambie el modo bluetooth por Cd.

Traigo conmigo sus papas fritas compradas en McDonalds además de una muda de ropa. Traigo su teléfono celular y un pequeño regalo envuelto cuidadosamente en papel con estampado de notas musicales.

Me detengo en una caseta de vigilancia y le dedico una cálida sonrisa al guardia que se encuentra dentro de aquel sitio, me devuelve el saludo con un gesto amistoso y me deja avanzar.

Sinceramente, aún me cuesta creer un poco que este tipo de momentos sean parte de mi vida.

Nunca pensé que la persona que más amaba terminaría en rehabilitación.

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Septiembre, 2018.

—¿Qué es esto, amor?.—Tomo de sus dedos un pequeño cigarrillo hecho a mano. ¿De donde habrá salido?

—Oh, no es nada. Es un cigarrillo.—Lo olfateó un poco esperando oler aquel característico aroma a tabaco pero no es así, éste tiene un olor fuerte y algo desagradable. Bien, esto no es tabaco. Esto es marihuana.

—Esto no es un cigarrillo de tabaco. ¿Porque tienes esto contigo?

—Vamos, cariño. Solo es para un momento de relajación no te enloquezcas.—Debí prestarle más atención.

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Diciembre, 2018.

—¿Xanax ? ¿Para que necesitas esto?.—Quita la caja de fármacos de mis manos y me mira con cierta irritación.

—Para relajarme, me ayudan a dormir.

—¿Cuando has ido al psiquiatra por la prescripción? Me hubieses dicho para poder acompañarte.

—No las conseguí por un psiquiatra.—Ay no.

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Enero, 2019.

—Estamos en casa de mis padres, por favor.—Gira los ojos con fastidio y toma solamente una frente a mí acompañándola con un pequeño sorbo de su copa de vino.

—No voy a hacerte pasar un mal rato, no te preocupes. Además, tus padres ya me odian. ¿Que más da si siguen haciéndolo por esto?

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Marzo, 2019.

—¡¿Que demonios tomaste?!.—Se le estaba yendo la vida frente a mis ojos. Me sentía completamente incompetente por no saber como diablos actuar.—¡Dime algo, maldita sea!