{Shawn Mendes One Shots}^

Camping 💖

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Miro con impaciencia el tablero del auto, acaricio con cuidado la cabecita de mi mascota y paso con cuidado mis uñas por el muslo de mi chico.

—¿Cuanto falta?.—Shawn rueda los ojos por enésima ocasión y sigue conduciendo el todoterreno por la carretera.

—Mucho. Tenemos que llegar al punto de control y seguir montaña arriba. Faltan al menos una hora y media de camino.

—Priya quiere orinar. Debemos parar antes que haga un desastre en el asiento trasero.

—Bien, déjala bajar. Solo cinco minutos, vamos tarde para nuestra reservación.

Bajo de la camioneta de un salto y abro la puerta trasera dejando que aquella gran labrador corriera hacia un par de arbustos. Mi chico también decide salir del vehículo y enciende con tranquilidad un cigarrillo esperando paciente por que nuestra mascota termine sus necesidades.

Emprendemos nuevamente nuestro camino, pasamos por aquel punto de control para recibir indicaciones y comenzamos nuevamente nuestro camino montaña arriba.

Las visitas a distintas playas del mundo han sido maravillosas pero nos han hecho cae en la monotonía de alguna manera por lo que decidimos firmemente en tomar otro rumbo en esta ocasión.

Me aferro nerviosa a mi cinturón de seguridad al observar como literalmente subimos una pendiente realmente alta sin pavimento por delante. Shawn solo ríe un poco por mi nerviosismo y sigue cantando en bajito una canción de Lewis Capaldi.

—Tranquila, dulzura. Ya estamos por llegar.

—El arrecife me pone los nervios de punta. ¿Porque acepte venir aquí?

—Porque será divertido. Priya, tú y yo en medio de la nada en una cómoda cabaña. Asaremos malvaviscos y tocaré la guitarra para ti, jugaremos un par de los juegos de mesa que hemos traído y caminaremos un poco por el bosque. Nos hace falta un fin de semana sin tecnología.

Sonrió aún un poco nerviosa y sostengo su mano derecha encima de la palanca de cambios. La alza un poco para besarla con ternura y seguir concentrado en el camino frente a nosotros.

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La cabaña a nuestra disposición es realmente preciosa y hogareña. Tiene lo suficiente para nosotros y un extra para aquella cachorra que corretea y juega sin parar. Bajamos nuestro equipaje y pequeña despensa, preparamos el sitio de Priya y nos sentamos un momento en una cómoda hamaca que colgaba descuidada de dos grandes robles.

Charlamos sobre nosotros. Sobre nuestro presente y el cómo estamos manejando nuestras vidas. Priya se nos une un rato después pasando gran parte de nuestra tarde juntos como familia.

Antes de oscurecer decidimos encender el horno de roca al aire libre y meter dentro un par de pizzas congeladas, encendimos nuestra anhelada fogata y sacamos un par de frazadas para el frío que comenzaba a acentuarse en cada minuto que pasaba.

Acaricio el pelaje de mi pequeña mientras escucho atenta la melodía que mi chico interpreta con dedicación y muchísimo amor. Sonríe entre estrofas y no puedo evitar sentirme como chiquilla enamorada de nuevo. Justo de la misma manera que hace varios años.

—Mira hacia arriba, linda. Las estrellas brillan realmente preciosas desde aquí. Es muy difícil verlas en la ciudad.

Esto no está tan mal después de todo.

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Shawn ríe con fuerza al ver como he descubierto al asesino del juego de mesa. Después de la fogata decidimos empezar a jugar un poco bebiendo un par de tragos que poco a poco se salieron de control. Ambos estamos un poco ebrios pero no lo suficiente como para olvidar este momento.

Son las cuatro con treinta y cinco de la madrugada, seguimos abrazados y cubiertos con una frazada calentita frente aquella fogata que poco a poco comienza a extinguirse. Nos llenamos de pequeños besos y abrazos antes de tomar nuestras cosas e irnos a dormir.

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Tratar de dormir en esa cama no fue tan desastroso como creíamos, estábamos lo suficientemente ebrios, cálidos y cansados como para despertarnos temprano e iniciar con nuestra caminata por el bosque.

—Necesito un café pero no quiero salir de esta cama. Me tienes muy tibio.—Besa mi frente y aferra más a mi cintura en busca de más calor.

—Me encanta estar aquí contigo pero necesitamos vacacionar en lugares menos fríos. Gracias por esta experiencia, Shawn.

—Mientras estés conmigo vivirás más experiencias como estas. Mereces lo más bonito de este mundo y me voy a encargar de dártelo.

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Finalmente decidimos salir de la cama, encendemos la cafetera y nos sentamos afuera a beber nuestro elixir de vida mientras vemos a Priya correr frente a nosotros y como un par de ciervos comer algo de pasto a varios metros de nosotros.

—Me gustaría mucho despertar así el resto de mis días. Sin ruidos extraños, sin contaminación que me haga estornudar cada tres minutos ni vecinos molestos, con un buen café en mano y tu compañía.

—Sabes que no viviría en una montaña, ¿Cierto?.—Digo riendo.

—Lo sé pero creo que sería bueno mudarnos a las afueras de la ciudad. Solo tú y yo... y todas las mascotas que estén por venir. ¿Que dices?

—Me encantaría.

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Empacar todo para nuestro regreso a la sociedad me pone algo nostálgica. Sin duda alguna extrañaré la tranquilidad y el hermoso cielo estrellado por la madrugada.

Le echamos un último vistazo a aquella cabañita y finalmente emprendemos nuestro camino de regreso con la promesa de tener un nuevo inicio después de esta experiencia.

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