Convencida de que tanto danza, ciudad como el nombre de aquella mujer era cuestión de coincidencia y que no debía tomarle la importancia porque ella era más bella que cualquiera, Susana, —todavía llorona—, regresó a la sala; y ayudada por Eleanor, se concentró en su privada presentación.
Obligado a la fuerza, Terre fue espectador de una danza que le aburrió más de la cuenta debido a los minutos que aquella simpleza le tomó y que al finalizar, para devolverle un poco, se le revelaba:
— Lo había aprendido especialmente para ti, para el día de nuestra boda.
Ignorándola totalmente, Terre, habiendo mirado su reloj, se levantó de su asiento para informar:
— Bueno, señoras. Ustedes me disculparán, pero es mi hora de partir.
— ¿No te quedarás a cenar con nosotras?
— No. Mi esposa me espera.
— Siendo así, tendrá que aguardar más tiempo — Eleanor había sentenciado.
— ¿Perdón?
Terre frunció el ceño; prestando atención a la demandante orden de su madre:
— Llámala y dile que tardarás un poco en llegar o que si desea venga a acompañarnos.
Sintiéndose acorralado porque ni una ni otra cosa podía hacer, Terre rechazaría:
— ¡No puedo hacer eso, madre!
Ésta, que tampoco cedería, contestaba:
— ¿Por qué no? —; y le exigía: — Además quiero conocerla.
Terre miró a Karen; y ésta propuso:
— ¿Por qué no organizamos algo mejor para otra ocasión? Así festejamos su matrimonio y podemos invitar, con un poco de tiempo, a nuestros amigos más cercanos.
— Me parece bien. Pero hoy él esta noche... cena conmigo.
La mirada de Eleanor era dura y castigadora; y Terrence, conociéndola de sobra, la interpretaba muy bien: su estancia a cambio de tantos insultos de su parte tanto para Susana como a ella, su madre, a la cual poco le importó dejara plantada a su mujer a la que de pronto no se encontró forma de hacerle llegar el motivo de su retraso.
. . .
Frente a la rotunda sentencia de la prima, Karen, —sintiendo lástima por sus sobrinos—, fue a la cocina para revisar la cena en lo que Susana feliz de lo conseguido por su madre, fue a su recámara para cambiar sus ropas por unas que deslumbrarían a cualquiera, excepto a él que, después de habérsele indicado volver a tomar su asiento, conforme escuchaba a Eleanor tocar magistralmente el piano, Terre tomó su celular y marcó un número.
La recepción del edificio donde vivía le ayudaría a entregar el mensaje a Candy.
Ella ya había recibido a su hermana Annie; y ya ambas, arregladas, aguardaban en la sala para salir en el momento que él apareciera por la puerta, misma que se abriría... hasta pasada la medianoche.
. . .
Sin tráfico, el viaje desde la casa de Karen a la suya, se realizó en quince minutos. El ascender hasta su apartamento le tomó segundos. Sin embargo, a él le pareció eterno desde el abrir, cerrar, subir y buscar sin encontrar en las recámaras a su mujer, excepto Annie quien ya dormía.
Parado en el corredor de arriba, Terre miró en dirección a su despacho; pero la puerta abierta y la oscuridad, le indicaron que ella allí tampoco estaba si no...
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Unidos por Interés
FanfictionESTA HISTORIA, COMO LAS ENCONTRADAS EN MI PERFIL, SON DE MI TOTAL AUTORÍA. NO DE DOMINIO PÚBLICO. El infortunio quiso llevarla hasta aquellas playas, donde todos la olvidaron y también donde encontrará la salvación. Historia del tipo UNIVERSO ALTERN...