A pesar de que los nervios la tenían abrazada y ni una sola palabra había respondido a Albert de todo lo que él le preguntaba conforme seguía manejando por la carretera, Candy por muy angustiosa que estuviera, le extrañó la vereda que transitaban; y por ende, abría la boca para saber:
— ¿Dónde queda el hospital?
Aprovechándose de que ella seguía mirando atentamente por la ventana, el hombre sonrió burlón; más, al sentir la mirada de ella, cambió su gesto por el de preocupado:
— Ya casi llegamos
No obstante, observaba la raptada:
— Este lugar parece no tener ninguno. ¿No equivocarías la dirección?
— No, porque tienes razón — dijo Albert, y Candy se alertó. — Aquí no hay hospital.
— ¡¿Cómo dices?!
Ella se giró rápidamente hacia él quien no ocultó su "travesura" ¿no así las llamaba Terre? Y como Albert también podía hacerlas, fácilmente se disculpaba:
— Lamento mucho haberte traído con engaños.
No interesada en saber sus razones que lo empujaron a hacerlo sino preocupada de lo que podía esperarle con Terre quien le había advertido mantenerse alejada del rubio, a él precisamente le ordenaría:
— Detén el auto.
Candy, atrapando la manija intentó abrir la portezuela; sin embargo, Albert advertía:
— Aunque lo haga, no podrás regresar.
— ¡Ese ya será mi problema! —, la mujer no demostraría el miedo que seguía en ella, la cual de nuevo solicitaba: — ¡Detén el auto ahora!
— Necesitamos hablar.
— ¡Yo no! — gritó Candy.
— ¿Por qué no? — Albert quiso saber. — ¿Acaso Terre te lo ha prohibido?
— ¡Lo hizo, sí; y ahora entiendo el por qué! ¡Así que, una vez más te pido que detengas el auto!
— ¿Tanto miedo le tienes? — observó el rubio ya que parecía que él no; en cambio, ella rebelde espetaba:
— ¡No tengo por qué contestarte!
Viendo que él reducía la velocidad y se detenían, Candy volvió a jalar la manija que no respondía a su acción. Entonces ella, empleando otro tono en su voz, suplicaba:
— Abre, Albert. Hazlo, por favor.
No acatada la petición, la joven comenzó a sollozar.
Reconociendo que estaba verdaderamente asustada, Albert desactivó los botones de seguridad, y en un abrir y cerrar de ojos, Candy salió del auto y comenzó a correr en sentido contrario.
Por supuesto, él puso el carro en marcha, dio vuelta y fue detrás de ella, quien no tenía intenciones de pararse ni aún cuando Albert, al emparejársele, pedía:
— Sube al auto. Te llevaré de regreso.
— ¡No!
— Candy, estamos algo retirados de la casa de Karen.
— ¡No me importa, porque si es posible llegaré a pie o habrá alguien que me lleve, pero tú no!
Lleno de culpa, él extendía:
— Lamento haberte hecho esto.
Candy no bajaría la guardia al retarlo:
— ¡Con lamentarte no resolverás el problema que me has ocasionado!
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Unidos por Interés
FanfictionESTA HISTORIA, COMO LAS ENCONTRADAS EN MI PERFIL, SON DE MI TOTAL AUTORÍA. NO DE DOMINIO PÚBLICO. El infortunio quiso llevarla hasta aquellas playas, donde todos la olvidaron y también donde encontrará la salvación. Historia del tipo UNIVERSO ALTERN...