Eran alrededor de las 8 de la mañana, cuando sus vivases ojos se abrieron para disfrutar el nuevo día en ese apartamento y de Nueva York.
Estirando descuidadamente piernas y brazos, su mano fue a chocarse con el cuerpo que yacía a su lado.
Sonriente, esa persona se acercó para dejar sobre la cálida mejilla de la linda durmiente un beso y desearle quedamente los cotidianos y acostumbrados:
— Buenos días.
Procurando hacer el menor de los movimientos, se fue abandonando el cómodo lecho. Ya habiendo alcanzado el suelo, se buscó el calzado y una bata que reposaba en el sillón más próximo. Después de vestirse con ella, se dirigieron a la puerta. Y caminaba por el corredor cuando se topó con el siempre presentable vecino que salía de la habitación contigua y que con serenidad y cortesía, saludaba:
— Buen día, Annie.
— Hola, Terre. ¿Cómo estás hoy?
— Muy bien. Gracias. ¿Y tú?
— Con mucha sed.
— Entonces te acompaño. Yo también deseo beber algo.
— ¿Has dormido bien? — por alguna razón, la chica hubo preguntado.
— ¡Claro! — respondió él dedicándole una sonrisa.
Seguido uno de otro descendieron hacia la planta baja.
De ahí, se encaminaron a la cocina donde, ella, del refrigerador tomó y se sirvió jugo de naranja, mientras que él se dispuso a prepararse un té caliente.
Pero Annie, sosteniendo su vaso, se dirigió a la sala para encender, con anticipada autorización del dueño, el televisor; quedándose Terre hasta que su bebida estuvo lista.
Llevándola también consigo, él, al alcanzar a su joven cuñada miró un poco de lo que ella atentamente observaba: lo normal a su edad en el clásico canal de Disney.
Habiendo reído de una bobada, y aprovechando que el show era interrumpido para patrocinar los debidos comerciales, Terre pedía:
— ¿Por qué no vienes un momento a mi despacho? Necesito hablar contigo.
Gracias a que su mano sostenía el control remoto, Annie, para acatar la orden de su cuñado, apagó el televisor y le siguió hasta la oficina, donde le indicaron ocupar el asiento frente a él.
Éste, después de dejar su taza sobre el escritorio, comenzó a decirle con cuestión:
— ¿Has hablado con Candy con respecto a la escuela?
Con la cabeza, la chica acompañó su pronunciado:
— Sí.
— ¿Y qué piensas?
Terre, desde su lugar, captaba las variantes expresiones de Annie conforme le contestaba:
— Que aunque no quiero separarme de ella, sé que debo asistir por mi propio bien.
— Entonces, ¿no habrá objeción de tu parte si hoy mismo te llevo a visitar el colegio?
La muchachita tragó saliva ante la rapidez de la propuesta; luego cuestionaría:
— ¿Qué peligro hay de quedarme desde este día?
Terre sonrió de lo temible que parecía su proposición; por ende, con tranquilidad, aclaraba:
— Ninguno, porque sólo lo visitaremos. Pero de gustarte el lugar, es obligatorio hacer un recorrido. La institución lo requiere así con la finalidad de que el nuevo alumnado conozca a la perfección sus instalaciones, los talleres principales y las reglas que lo establecen.
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Unidos por Interés
FanfictionESTA HISTORIA, COMO LAS ENCONTRADAS EN MI PERFIL, SON DE MI TOTAL AUTORÍA. NO DE DOMINIO PÚBLICO. El infortunio quiso llevarla hasta aquellas playas, donde todos la olvidaron y también donde encontrará la salvación. Historia del tipo UNIVERSO ALTERN...