Navidad ya estaba a la vuelta de la esquina; y la excentricidad y la elegancia decoraban la mayor parte de la propiedad de Karen.
Las miles de luces que se habían colocado y se encendían a cierta tiempo, opacaban por muchas horas la belleza de las noches decembrinas.
Increíblemente, la fachada de la casa no era tan llamativa; sin embargo, adentro, el pino que especialmente y cada año se iba a cortar, era de una impresionante dimensión. El pararlo era una dura lucha y sólo los que tenían la paciencia podían hacerlo, así como el valor de escalarlo para adornar su parte más alta.
Desde su instalación y por ratos, todos los miembros de la familia habían colaborado en colocar los ángeles, las esferas, las luces y otras figuras navideñas que habían sido pocas para cubrirlo en su totalidad, no importándole a Karen en gastar en esas pequeñeces, ya que feliz estaba por volver a reunir a su familia, pero mayormente para celebrar la llegada de su sobrina-nieta, en la cual no se escatimó cuando se trató de amueblar y decorar su habitación.
En ella, Candy estaba; y precisamente estaba dejando a su bebé en la cuna cuando preguntaba a quien le hacía compañía:
— ¿Qué tal estuvo el viaje?
— Bastante bueno.
Candy arropaba a su niña observándole:
— Qué pena que Terre no lo haya alcanzado.
— Estuvo bien; además, con todo lo que su tía le encargó ni una cosa u otra le hubiese dado tiempo de realizar.
La recién estrenada como madre sonriente y sorprendente exclamaba:
— ¡Es impresionante todo lo que Karen quiere hacer tanto fuera como adentro de la casa!
— Ella siempre ha sido así. Pero dime, Candy.
Ella prestaría toda su atención:
— ¿Cómo te has sentido?
— Bien, Richard.
— ¡Qué bueno! — aplaudieron su ánimo. — ¿Has tenido noticias de tu padre?
— Hay un agente, amigo de Terre que está haciendo todo lo posible por traerlo.
— Espero que para la víspera navideña lo tengan con ustedes.
— Nosotras también. Lo único que lamento es que su esposa no haya podido venir.
— Te lo agradezco mucho, Candy
¿Acaso se había notado el gran esfuerzo al tratar de ser amable? Como haya sido, el acompañante revelaba:
— Pero ya no vivo con ella.
— ¡¿En serio?!
Richard asintió y lo haría nuevamente al escuchar cuestión:
— ¿Siempre sí se separaron?
A su sorpresa se enteraría:
— Sí; era un hecho.
— ¿Terre lo sabe?
El hombre negando con la cabeza informaba:
— Después de nuestra última conferencia vía skype pocas veces quise molestarlo. Con aquella solicitud —, la anulación de un matrimonio, — me di cuenta quién era su prioridad.
Candy se sonrojó de la caricia que su rostro recibió.
— Richard, yo...
— No te preocupes, hija. Así son las leyes de la vida; y no sabes lo contento que me puso saber que me hijo no cayó en las redes de una trampa.
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Unidos por Interés
FanfictionESTA HISTORIA, COMO LAS ENCONTRADAS EN MI PERFIL, SON DE MI TOTAL AUTORÍA. NO DE DOMINIO PÚBLICO. El infortunio quiso llevarla hasta aquellas playas, donde todos la olvidaron y también donde encontrará la salvación. Historia del tipo UNIVERSO ALTERN...