Capítulo 16 parte "a"

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Eso de que la ciudad de Nueva York nunca dormía, para ella resultó ser puro mito ya que pasadas de las doce de la noche que ellos salieron de su hogar para ir a cenar, increíblemente no pudieron encontrar un solo restaurante abierto. Inclusive, sus ojos percibían que las calles por las que transitaban se miraban mayormente solitarias, enterándose al llegar a una estación de autobús, que el transporte colectivo dejaba de funcionar justo a la media noche, aunque el metro trabajaba las 24 horas.

Caminando a su lado, Candy se burlaba de su guapísimo guía de turistas, el cual por más caras serias que ponía, al final terminaba contagiado de las de su bella acompañante quien le propuso regresar a casa y preparar los sándwiches que tuvo planeado desde un principio.

Por supuesto que Terre dijo ¡no! ya que no se daría por vencido hasta demostrarle lo contrario; claro, que los locales disponibles consistían en discotecas, bares y uno que otro antro de no muy buena reputación.

Por ende, no teniendo sanas opciones, además de que ella se quejaba de estar cansada, finalmente convencido, Terre y Candy se devolvieron a su hogar, donde al esposo se le pediría poner el foco para que ella se dedicara a la cena. Pero mientras sus platillos estaban listo, él corrió un momento a la oficina; y es que su padre le había dejado mensaje con respecto a su llegada.

Enterándose que lo haría justo al siguiente día, Terre se dirigió a su esposa, la cual sonriente y esperándole en la sala, preguntaba:

— ¿Todo bien?

— Sí —, el hombre sentándose a su lado informaba: — Mi padre llega mañana por la noche. ¿Me acompañas por él al aeropuerto?

— Si tú gustas.

Por la voz y carita miedosa, Terre la tomó para decirle:

— Mi padre es todo lo contrario a mi madre. Desde el primero momento que conozcas al viejo te agradará.

Candy sonrió para agradecerle su consternación, aunque su interior se quejaba ya que algo similar le habían dicho con respecto a la madre, ¿o no? Pero como el hambre ya la tenía alucinando, ella entregó el respectivo plato conteniendo su emparedado y devorando ella el suyo. Más como él café no tomaba, ella hubo servido un poco de jugo que se saboreó junto a su alimento que complementó después de ingerido:

— Nunca hube probado mejor sándwich que éste.

— Me alegro que te haya gustado.

— Sí, pero... me gusta más la cocinera.

Terre dejó su plato sobre la mesilla de centro; y aprovechándose de la distancia, se acercó a ella para besarla a modo de excitarla e invitarla:

— ¿Nos vamos a la cama?

Como respuesta, Candy colocó acertadamente su mano en la recién herida; y él, habiendo aguantado, finalmente se quejó preocupándola a ella quien de rápido preguntaba:

— ¿Qué pasa?

Abriendo los botones de su camina, Terre dejó expuesto el parche que cubría cierta parte de su lastimada piel.

Parándose velozmente ella al mismo tiempo indagaba:

— ¡¿Qué te ha pasado?!

— Nada.

— ¡¿Nada?! ¿Y eso qué es? — ella apuntó demandando: — Déjame verlo.

Candy se hincó frente a él para despegar el parche, ver lo que escondía y saber:

— ¿Quién te ha hecho esto?

Terre ya no se lo ocultaría:

— Fue el resultado de mi pelea con Albert.

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