Cap 10

1.4K 235 70
                                    

San Lang aligeró sus rasgos, pero sin dejar de lucir desconfiado. Se acercó a He Xuan y le susurró algunas cosas. Éste sonrió ligeramente y siguieron observando al par de algodones.

Qin Xuan lloraba a mares, un tanto por el sentimiento de preocupación, culpa y tristeza, otro tanto por que las caderas y el abdomen al que se aferraba Xie Lian habían sido violentamente usadas y le punzaban.

-- Lo lamento, lo lamento tanto Xie Xie. Por favor no me odies, uh... no pensé que estuvieses escondido ahí. Pero tendré más cuidado, lo juro. ¡¡Por eso perdónameee!!

Xie Lian sintió alivio al sentir de vuelta a su amigo, y lo sujetó con fuerza.

-- No hay problema, no me enojaré contigo, nunca lo haré. Sólo se más cuidadoso la próxima vez. Ya no llores.

Él mismo no contenía sus lágrimas. Todavía no se quitaba de la cabeza la idea de que su mejor amigo no era completamente lo que él creía, que esos días infantiles de sueños inocentes ya acabaron. Pero al fin y al cabo, si Qin Xuan era feliz con esto se lo merecía, y no iba a oponerse a ello.

Esta vez su torpe amigo tendría alguien con quien compartir la miel que llevaba en el corazón. El amor hace que la gente cambie, dicen por ahí.

Sintió un vacio en el pecho, acompañado de buenos deseos y que su hermano no los asesinara a los dos; cuando alguien lo separó de su amigo, enderezando su espalda. San Lang fue el que actuó.

-- Vaya que fue un momento emotivo. Pero Ge ge, no lo toques demasiado. Tú sabes. "Está sucio" -- esto último lo resaltó mirando a Qin Xuan con expresión celosa, burlona y de crítica.

Xie Lian se sonrojó al recordar el asunto anterior, y lo único que pudo hacer fue sujetarse a los brazos de San Lang para mantenerse estable; el demonio visiblemente encantado. He Xuan también aseguró a Qin Xuan, y sin más lo arrastró a la bañera.

Estando solos, San Lang trató de aprovecharse. Levantó el cuerpo delgado de Xie Lian y con su mano apretó con fuerza los muslos del joven.

-- Ge ge, me encantan tus bollos.

-- ¿Eh?

-- ...

Cuando Qin Xuan salió de la bañera, se encontró con una casual vista en su sala. San Lang literalmente estaba "comiendo" bollos al vapor recién calentados.

En una postura derecha se mantenía en silencio. Había sido derrotado ante la inocencia de su dios amado y no podía discutirlo con nadie. He Xuan se sentó en la mesa también y se disponía a comer de lo servido, cuando un San Lang celoso alejó de su alcance los platos con un sólo movimiento e intentó distraer a Xie Lian.

-- Ge ge, mi mano me duele un poco porque me caí. No puedo comer bien.

La forma en la que sus expresiones cambiaban al mirar a otros y luego a Xie Lian era demasiado rápida y hábil. Su alteza limpió las comisuras de la boca del muchacho que se habían manchado de salsa y arrimó de nuevo los platos cerca de He Xuan haciéndole un gesto para que comiera.

-- Puedes usar tus manos correctamente, no seas caprichoso. Todos pueden comer, papá hizo mucho -- a pesar de haber dicho lo contrario, tomó un gran bollo y lo llevó hasta la boca de San Lang.

Qin Xuan sintió calidez en su interior. La vista era hermosa. Como una familia. Como lo que nunca pudo disfrutar. Todas las sillas estaban ocupadas excepto la suya; la mesa rebosaba en platos de comida grandes y pequeños. Lo hizo recordar algunas cosas y sentirse nostálgico.

Una habitación silenciosa y oscura, el vasto cielo como única compañía. Un sólo plato humeante y recién salido del microondas sobre la mesa ¿De qué? Pasta instantánea. Sus pequeños pies flotaban sin tocar el suelo debido a su corta estatura. Miraba el reloj esperando a alguien que nunca llegaría. Sus labios temblaron y sus ojos dejaron salir crudas lágrimas. Observó el plato y como si fuese algo tóxico se alejó corriendo hacia el lugar más seguro y menos miserable que un niño de ocho años puede encontrar como refugio:

El interior del armario.

Ya estaban sentados los cuatro en la mesa; los platos se habían vaciado y ahora reinaba un leve silencio.

-- Qin Xuan.

La voz de Xie Lian sonó hermosa, firme y serena. Qin Xuan se estremeció y se encogió de hombros.

-- ¿Si?...

Xie Lian lo miraba compasivamente, pero necesitaba algunas respuestas.

-- ¿Por qué me ocultaste tu relación con esta persona? Sabes que si me lo pedías, me hubiese quedado callado.

-- Yo...

Qin Xuan vaciló al responder. Su rostro no reflejaba vergüenza. Mas bien, era como si la respuesta fuese dolorosa.

-- Perdón Xie Xie, yo... tuve que ocultarlo de ti porque-

Su oración se vio interrumpida por un ligero golpe en la mesa. San Lang se había levantado de su asiento y le dirigió una amable mirada a Xie Lian.

-- Ge ge, me siento un poco mal. ¿me acompañarías a comprar alguna pastilla?

Xie Lian se sorprendió un poco. San Lang nunca fue descortés antes. A punto de decir que podía esperar, el joven sonrió forzadamente.

-- Ge ge, hazme este favor. En verdad me duele el cuerpo.

Ante la insistencia, no pudo negarse. Qin Xuan suspiró en alivio y se alejó para recoger los platos y lavarlos. He Xuan permaneció en su lugar cuando la otra pareja ya se había levantado. No habló durante la comida, limitándose a comer; a excepción de susurrar algunas cosas a Qin Xuan que lo hicieron sonreír. Era un hombre de pocas palabras. Sin embargo ahora, su rostro se suavizo un poco.

-- Xie Lian... --Este otro se giró hacia él.

-- Yo, quiero disculparme contigo. Sé que tú y Qin Xuan siempre han sido buenos amigos y pues... -- se llevo una mano a la nuca -- por mi culpa, él te ocultó lo que pasaba.

San Lang no dijo nada, pero su rostro reflejaba algo confuso, como tristeza.

Xie Lian no notó aquello, y en su lugar sonrió.

-- No te disculpes. Deben tener sus razones. Yo no me he sentido engañado por mi amigo. Respeto su privacidad.

He Xuan lo miró directamente a los ojos. Honestidad reflejada.

-- Pero yo en verdad, en verdad amo a Qin Xuan.

-- ...

¿De Quién Es El Destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora