Pasaron los días, con tranquilidad para todos. Feng Xing y Mu Qing se empeñaron en mantener a San Lang lejos de su amigo mientras los tenían a la vista, y Pei Ming los ridiculizaba pretendiendo hablar sobre ellos y sus "salvajes" juegos. Sin embargo, aunque los molestaban y separaban cada que se ponían cariñosos, no llegaban demasiado lejos, y tampoco les daban demasiados obstáculos; al parecer y sin querer admitirlo, San Lang sobrepasó sus expectativas y ya no quisieron separarlos. Xie Lian estaba en buenas manos, o al menos, lo protegería ante el peligro. Los primeros días de noviembre llegaron, y era hora de marcharse.
-- Vengan a visitarnos de nuevo alguna vez.
Jun Wu y Xie Lian los acompañaron hasta el aeropuerto.
-- Tío Wu, esperamos volver a verlo de nuevo otro día.
-- Pei Ming, no seas demasiado enamoradizo, cualquier chica puede hacerte mal.
-- Si... tío.
-- Feng Xing, controla tu mal humor o no encontrarás novia. Y Mu Qing, si eres tan callado te tendrán miedo.
La risa de Pei Ming al burlarse de ellos resonó en el lugar.
-- Xie Lian, ten cuidado. Ojalá te hagas más alto.
-- Lo haré.
Los cuatro se abrazaron y rieron juntos por última vez, hasta que se notificó que los vuelos a China saldrían pronto.
-- En verdad me dio gusto volver a verlos. Los voy a extrañar mucho.
Ninguno de ellos pudo evitar querer llorar ahí mismo, pero se contuvieron, y finalmente se separaron con un gran nudo en la garganta y ganas de volver a encontrarse. El ejército de los cuatro dioses agrandó su distancia, pero no sus corazones.
Xie Lian y Jun Wu se quedaron en el lugar hasta que el avión despegó, y sólo así volvieron.
-- Hace un poco de frío ¿cierto?
San Lang bebió un sorbo de café mientras disfrutaban del descanso en la Universidad. La temperatura era cada vez menor en la cuidad.
-- ¿Dónde está tu amigo?
-- ¿Qin Xuan? Creo que está terminando un proyecto con el que se atrasó.
El aire frío golpeó sus rostros con rudeza. Xie Lian volteó a ver el rostro del otro, y notó que su nariz estaba roja, al igual que sus mejillas, y la piel se veía más palida de lo usual. Se quitó la bufanda que llevaba puesta y la envolvió en el cuello del muchacho.
-- Ge ge, no es necesario. Usted tendrá frío.
-- No tengo demasiado frío, pero tu sí. Cuídate o pescarás un resfriado.
San Lang ya no objetó nada, deslizó sus manos en la tela y la acarició con una tenue sonrisa en los labios.
-- Todavía siento el calor de Ge ge, y huele muy bien. Sniff sniff.
-- Oye, no la huelas.
La noche cayó y el frío se hizo más cruel. San Lang caminaba hacia la salida del edificio. Xie Lian no pudo quedarse con él, ya que Qin Xuan lo capturó y llevó a su casa para que lo ayudara con su tarea, por lo que lucía solitario y malhumorado.
-- Disculpa, necesito hablar contigo.
Giró la vista hacia donde provenía la voz. Jun Wu se recargaba de su automóvil, y lo miraba fijamente. San Lang no apartó la vista, y se detuvo.
-- ¿Qué asuntos tiene conmigo el señor Wu a estas horas de la noche?
Jun Wu conducía el auto y San Lang miraba las calles que pasaban, sólo pensando en si Xie Lian iría a dormir hoy a las diez o a las once de la noche, o si llevaría puesta la camisa para dormir azul celeste o la blanca. Le encantaba verlo usar la de color blanco, se veía tan angelical.
Llegaron a un lujoso restaurante, y se sentaron en un sitio privado junto a una gran ventana con hermosa vista. Dos meseros sirvieron algunos platos de carne y vegetales, una copa de vino y para San Lang un frío vaso de jugo.
-- Señor Wu, dudo que me haya traído aquí sólo para comer. Vaya al punto por favor.
-- San Lang, o Hua Cheng si se trata de asuntos empresariales. Lugar de nacimiento: Hong Kong, huérfano de ambos padres y heredero de una empresa internacional de licores. 18 años, universitario. Vives solo en una residencia cerca de Rose Hill. Eres un niño rico y mimado que gusta de molestar a otros jovenes.
-- ¿Asume que me gusta molestar a su hijo?
Jun Wu cortó una porción de carne y se la llevó a la boca.
-- San Lang, mi hijo es una buena persona. ¿Lo sabes cierto? Y no quiero que desvíe su próspero camino por culpa de un pequeño bribón como tú. Eres bastante atractivo, puedes salir con quien quieras, no es necesario pegarte a Xie Lian.
-- Lo que me pide es imposible, señor Wu.
El tenedor en la mano derecha del adulto perforó el filete de salmón con fuerza, conteniendo el rencor.
-- Ge g- Xie Lian ciertamente es una buena persona, la mejor. No obstante, no me alejaré de él, a menos que sea decisión suya. Es el único que puede terminar nuestra relación. Debería entender eso, su hijo tiene todo el derecho de estar con quien desee, ya no es un niño. Usted tampoco.
-- Eres un chiquillo grosero.
-- Digo lo que pienso correcto.
El silencio inundó el espacio, San Lang continuaba pensando en el color de camisa de Xie Lian mientras bebía el jugo. Jun Wu lo analizaba silenciosamente.
-- San Lang, no estoy dispuesto a perder lo único que tengo de esta forma, y haré cualquier cosa para tenerlo a mi lado. Sin importar qué.
La sonrisa demoniaca del chico apareció en su rostro, y sus ojos vislumbraron fuego.
-- Señor Wu, no debería amenazar a un crío tan a la ligera. En ese caso debo decirle, nunca me movería en contra de usted, dado que es el querido padre de Ge ge, pero si lanza el primer ataque, no garantizo que pueda contenerme.
-- En ese caso, mis disculpas San Lang. Amo a mi hijo, y lo voy a alejar de ti.
Dejó a un lado los cubiertos y sacó de debajo de la mesa una campana, la cual sacudió tres veces. En un minuto, una mujer de hermosos rasgos dividió la cortina de seda para entrar.
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¿De Quién Es El Destino?
Fiksi PenggemarJun Wu vive en Inglaterra tranquilamente al lado de su único hijo, Xie Lian; quien por cierto ya ha crecido para convertirse en un joven noble e inteligente. Sin embargo, en una mañana normal, ocurre algo que no se esperaba... JW: -- "¿Alguna linda...