Cap 21

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-- ¿Y él es?

-- Oh -- Xie Lian se sorprendió un poco al ver a Qin Xuan aparecer de repente y desde la parte trasera de un arbusto; aún así dejó que lo abrazara -- es mi amigo, Qin Xuan. Ha estado conmigo desde que me mude aquí.

El par miró al joven retoño de viento, pero les pareció simpatico en cierta forma, nada peligroso, y no dijeron nada. He Xuan se acercó a Qin Xuan para tomarlo y llevarlo cerca de él.

-- Bien, Xie Lian. Ya que te hemos encontrado, vayamos a celebrar. Pei Ming también estaba ansioso de verte.

-- ¡Claro! Ah no, esperen. Ya es tarde, mi padre está esperándome.

Qin Xuan reaccionó al escucharlo y de nuevo corrió hacia él y, disculpándose, jaló a Xie Lian a un lado.

-- XieXie, ven conmigo un momento, ven...

Mientras se alejaban, San Lang eliminó la sonrisa forzada que montó para bien de su amado, y miró a los otros dos con resentimiento y arrogancia.

-- Así que su novio... pareces mas joven que él -- Mu Qing comenzó a tirar alcohol a la herida -- deben ser demasiado cercanos como para llevarlo a un almacén y hacerle ese tipo de cosas tan atrevidas.

-- Ooh -- silbó San Lang al darse cuenta de que ellos también habían mantenido una facha amable para Xie Lian -- bueno, eso es cierto. Ya nos tenemos demasiada confianza. Ge ge y yo estabamos reafirmándola hace unos momentos, hasta que aparecieron ciertos "inconvenientes".

Feng Xing chasqueó la lengua y gruñó -- No lo fuerces demasiado, niño. Xie Lian es una persona inocente en comparación a un bribón como tú.

-- ¡Ja! -- el demonio lanzó su contraataque -- al parecer no saben nada de su amigo. Nunca forzaría a Ge ge a hacer algo. ¿En verdad creen que el no hizo nada por su cuenta?

La última pregunta la puntuó lamiéndose los labios, envueltos en una risa lujuriosa y malévola. He Xuan miraba a los tres que discutían, pensando en que momento se lanzarían a una batalla a muerte, cuando ya habían dejado salir sus garras.

-- Xie Xie, tu padre fue a mi casa hace un rato.

-- ¿¡En serio!?

-- Si. Él imaginaba que estabas conmigo. Casi descubren a XuanXuan también, pero de una u otra forma pude arreglármelas. Debes volver a casa ahora.

-- Tienes razón.

Qin Xuan asintió alegre, y en un momento discreto, sacó de su bolsillo una botellita de perfume y se la dio a Xie Lian, lanzándole un gesto extraño.

Xie Lian y Qin Xuan se disponían a marcharse a casa de Jun Wu, mientras el primero comprobaba que el perfume hacia su trabajo.

Del otro lado, tres personas peleaban verbalmente y un cuarto observaba apacible.

-- Chicos, debo ir a casa rápido. Tomen -- les extendió una pequeña tarjeta -- si gustan, este domingo pueden ir a mi casa.
Papá estará feliz de verlos. Oh, le diré que prepare algo delicioso para ustedes.

-- Bueno, ahí estaremos.

Su alteza se giró hacia San Lang y puso su mano sobre su cabeza, rozando las hebras de oscuro cabello.

-- San Lang, nos veremos después.

-- Acompañaré a Ge ge a la emtrada de la escuela.

Feng Xing levantó su voz.

-- ¡Nosotros también te acompañamos Xie Lian!

El joven sonrió ingenuamente sin notar la enemistad de los otros. Qin Xuan susurró algo en el oído de He Xuan, y capturó a su amigo.

-- Bien bien, me llevaré a Xie Xie a casa. Todos ustedes, ¡buenas noches!

Dicho esto, se llevó corriendo a Xie Lian sin dejarlo hablar, dejando a cuatro personas apáticas varadas en la escuela.

-- San Lang, vámonos también -- He Xuan rompió el amargo silencio, sujetando la manga del chico, anonado con la repentina ráfaga de viento que se llevó a su príncipe.

-- ¡Mu Qing! Vámos de vuelta al hotel.

Dicho esto, Feng Xing empujó a su amigo con su brazo, lo cual hizo que se tambaleara.

-- ¡Bastardo!

Comenzaron a gritonearse entre sí, pero caminando a la par. Voltearon a ver a San Lang que seguía inmerso en sus pensamientos.

-- ¡Hey mocoso! No me agradas para nada. Me aseguraré de que no te salgas con la tuya.

Mu Qing asintió a lo que dijo Feng Xing, y se marcharon.

-- ¡Hmph! No les voy a dar a mi Ge ge -- su mente se invadió de planes para eliminar a su competencia.

-- San Lang, tengo hambre, vamos a comer.

-- ...

Y así, la legendaria calamidad carmesí, rey de tierras oscuras y temor de los objetos olvidados de Xie Lian; fue arrastrado hasta el restaurante de comida rápida más cercano.

Jun Wu estaba sentado cómodamente, bebiendo una taza de té y observando a Rouye dar vueltas y saltar de un lado a otro. La puerta crujió y dos personas entraron.

-- Oh, ya están aquí.

-- He vuelto padre.

-- ¿Y bien? ¿Qin Xuan logró encontrarte?

Qin Xuan se adelantó para sostener a Rouye.

-- ¡Claro que lo hice, tío! Soy invencible.

-- Jeje, que bueno. La cena ya está lista, vamos a la mesa.

-- Tío, creo que yo me iré por hoy. Tengo algo de tarea de la Universidad.

-- Tienes razón, los deberes son primero. ¿Es alguna pintura extraña de nuevo?

Qin Xuan era una persona que, desde niño fue realmente creativo, por lo que al llegar a la Universidad, decidió estudiar arte, ya que era en lo que se desempeñaba mejor, mientras que Xie Lian se inclinaba más por la Literatura.

-- Algo así... Bueno, nos vemos pronto tío Wu.

-- Buenas noches Qin Xuan, ve con cuidado.

Xie Lian entró a tomar una ducha antes de ir a cenar con su padre, que ya lo esperaba en la mesa con los platos servidos.

-- Padre, me encontré con alguien muy especial hoy.

-- ¿De quién se trata?

-- ¿Recuerdas a los amigos que tuve cuando era pequeño?

-- ...

-- Pei Ming, Feng Xing y Mu Qing.

Jun Wu repitió cada uno de los nombres varias veces tratando de recordar.

-- Ooh, ¿te refieres a esos... los dos que siempre peleaban y el niño romántico?

-- Si, ellos mismos. Vinieron a visitar Inglaterra. Les dije que pasaran a casa este domingo.

-- Claro claro, les daré una fantastica bienvenida. Es bueno, así Qin Xuan y tú tendrán más personas con quienes platicar un tiempo sin parecer muchachos aislados.

-- ¡Papá!

-- Perdón Xie Lian, quise decir, que ustedes dos siempre se han encerrado en su propio mundo. Casi no tiene amigos y esta es una buena oportunidad. Hablando de eso, ¿Cómo supieron dónde encontrarnos? Sólo se lo dije a dos personas antes de partir, pero tu primo Qi Rong se mudó a Japón el mismo día, así que sólo queda...

-- El tío Mei.

Los hombros de Jun Wu temblaron con ligereza al escuchar el nombre que su hijo mencionó con tranquilidad. Sintió como si los candados de su pasado se rompieran, recordando el rostro del compañero a quien dejó atrás.

¿De Quién Es El Destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora