Cap 31

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Al salir del lugar, buscó a San Lang para regresar a casa, pero una chica lo tomó por sorpresa. La dama tenía un rostro encantador y rosadas mejillas, su cuerpo era pequeño y delgado, pero de gran busto. La piel terciopelada era magnífica y el maquillaje era realmente natural y encantador. Lo sujetó del brazo pegando sus suaves pechos sobre él y lo miró con bellos ojos adorables.

-- Disculpa...

-- ¿Si?

-- La verdad es, que te he estado mirando por un largo tiempo y, me gustas demasiado. Yo quería saber si tú...

Xie Lian estaba sorprendido, por lo que no se movió. Se puso un poco nervioso al ser tocado y recibiendo tanta atención de una mujer, ya que no estaba acostumbrado. Tampoco pensó en que el momento era algo incoherente.

-- Lamento decirle, señorita, que esta persona ya tiene a alguien.

San Lang se acercó rápidamente, y con suavidad apartó las manos de la chica del brazo de Xie Lian, manteniendo una sonrisa que no era sonrisa.

-- Oh, no lo sabía.

-- Así que no sabía.

-- ¿San Lang?

Xie Lian sabía que San Lang era reservado con otras personas, pero nunca fue descortés sin ninguna razón.

-- Ge ge, está siendo engañado. Mire hacia esa dirección.

Girándose a donde le señalaron, pudo ver tres siluetas masculinas. Feng Xing, Mu Qing y Pei Ming, que los miraban desde lejos. La chica se puso nerviosa y se alejó.

-- ¡Maldito! Nos descubrió demasiado rápido.

-- Ese tipo es peligroso, ahora sabe que fuimos nosotros los que enviamos a una chica para recuperar a Xie Lian.

-- Ush, les dije que no serviría de nada, ese tipo sexy es muy inteligente, sólo dejémoslos ser felices.

-- ¡No! -- le gritaron los otros dos.

-- Elena ya no querrá salir conmigo. Era tan linda...

Sin embargo, no lograron aprender la lección de jugar en contra del rey demonio.

-- ¿Y bien? ¿No dirán nada?

Xie Lian arrastró a dos de los criminales hasta una cafetería cercana; Pei Ming caminó sólo.

Cabe decir que los chicos se resistieron, pero la fuerza desmedida en los brazos de su pequeño amigo sobrepasó la suya y fueron capturados. Mientras caminaban, San Lang no paraba de lanzarles miradas maliciosas y de triunfo.

-- Que alivio, Ge ge, las cosas serían malas si usted cayera en esa trampa.

-- Si, gracias San Lang.

Encontraron un lugar para sentarse, oredenaron y comenzó el interrogatorio de Xie Lian.

-- No hicimos nada malo, sólo tratamos de protegerte.

-- No hay razón para preocuparse demasiado, puedo cuidarme sólo, y... ¿porqué una chica?

-- ¿Era muy linda cierto? -- dijo Pei Ming con satisfacción.

-- Ciertamente era bonita -- exclamó Xie Lian sin interés. Al oirlo, San Lang levantó una ceja y sus puños se tensaron -- pero no es necesario.

Feng Xing miró a la pareja frente a ellos, y señalando a San Lang con una dona, les dijo a ambos: -- ¿Qué piensa el tío Wu sobre ustedes?

Xie Lian detuvo sus movimientos, con una mirada algo triste.

-- Mi padre... no aprueba esto. Ya he tratado de hacer que cambie de opinión, pero no comprende que amo a San Lang.

-- ¡Pff!

Mu Qing, Feng Xing y Pei Ming estuvieron a punto de ahogarse con sus bebidas. San Lang desvió la mirada, con un ligero rubor en sus mejillas y una sonrisa en sus labios.

-- ¿Qué les pasa?

Al parecer, Xie Lian no era consciente de lo que acababa de decir. Profesar amor en frente de tres hombres adultos con carácter extraño puede no ser siempre la mejor opción.

-- Si es así ya no pueden hacer nada chicos. Nuestro amigo ya está hechizado.

-- ¡Cállate Pei Ming!

-- Les recuerdo que ustedes también~

Mu Qing le cubrió la boca con comida para que no continuara.
Caminaron juntos hasta la estación, para despedir a los tres amigos de Xie Lian; pero el príncipe se desvió en una biblioteca cercana para comprar un libro de artes marciales, de esos que salían cada mes y que no se olvidaba de adquirir, dejando a los otros cuatro esperando fuera.

-- Por cierto, ¿qué le pasó a tu ojo? Antes no había nada de eso.

-- ¿Tuviste un accidente? -- agregó Mu Qing con indiferencia.

-- Bueno, así ya no eres tan guapo. Debes estar lamentando ser estúpido.

Tras las palabras de Feng Xing, San Lang sonrió para sí, como si recordara buenas cosas.

-- No fue un accidente. Sólo hice lo que era necesario para proteger a alguien.

Xie Lian que recién llegaba golpeó en la cabeza con el libro nuevo a Feng Xing.

-- San Lang resultó herido y tomó el dolor por mí, no lo molesten.

Más o menos comprendieron las cosas, y se admiraron. Sacrificar tu propio rostro para proteger a la persona que está contigo, cosas como esa nunca las haría una persona con sentimientos simples ¿cierto?
¿Que tanto estaba dispuesto a perder ese demonio malvado por Xie Lian?

Haciéndose esa pregunta en su cabeza, se marcharon en silencio. San Lang decidió acompañar a su amado hasta su casa, por lo que caminaron tranquilamente. La noche ya caía y el camino tenía cada vez menos gente. Xie Lian le platicaba sobre sus libros favoritos, y San Lang escuchaba con atención cada palabra. Tomados de la mano, caminaron bajo la luz de la luna.

-- Ge ge.

-- ¿Si?

-- Eres increíble.

-- ¿Qué dijiste?

San Lang tomó la mejilla del joven y besó con ternura sus labios, para luego abrazarlo.

-- San Lang...

-- Gracias por decir que me amas. No tengo palabras para describir lo feliz que soy.

Xie Lian escuchó una risa en su oreja, débil como un susurro, mientras los brazos que lo envolvían se aferraban a él con impaciencia. Le dio unas palmaditas a la espalda del chico y acarició su cabello.

-- No, gracias a ti por hacer que yo pueda amar a alguien con toda mi alma.

Felices, caminaron sin soltarse el resto del camino, incluso ante miradas consternadas, riendo como tontos y entrelazando sus corazones. La sonrisa deslumbrante de Xie Lian y ese carácter serio pero cálido, eran cosas preciosas que la calamidad atesoraba y protegería con su vida por siempre.

¿De Quién Es El Destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora