Cap 35

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Su mejilla se empapó en agua salada por las gotas de cristal que caían, en tanto sus lastimados labios se apretaban para no emitir sonido. Ante ello, Xie Lian no sabía exactamente qué hacer, pero la persona frente a él le causaba conmoción y amargura profunda. Quiso acercarse una vez más, y de nuevo San Lang retrocedió, negándose a tocarlo.

-- Ge ge, es mejor que se vaya. No soy capaz de mirarlo a los ojos o tocarlo. Estoy demasiado sucio. Yo-

Xie Lian escuchó cada palabra y el sonido perforaba su pecho. Al no poder más se abalanzó hacia San Lang sin importar nada; y dado que su mirada estaba borrosa por las lágrimas, no pudo reaccionar a tiempo, y el príncipe lo atrapó al fin.

-- San Lang, no me pidas que me vaya... no quiero irme y dejarte solo.

Sus brazos se alargaron todo lo que pudieron para abrazar el cuello del joven, y aunque le costó trabajo llegar hasta el chico alto, se negó a soltarlo.

-- Ge ge...

Sus manos también querían sostener a su amado y llenarlo con los sentimientos en su corazón, pero se sentía tan impuro y vulgar que no se atrevió.

-- Estoy seguro de que nunca traicionarías mi confianza. Lo sé, puedo asegurarlo.

-- Ge ge, yo, besé a una mujer. Yo he traicionado su confianza. No tengo derecho de estar a su lado.

-- San Lang -- Xie Lian sujetó sus dos mejillas y lo miró compasivamente -- ¿me quieres?¿soy importante para ti?

-- Ge ge es lo más importante para mí.

Xie Lian sonrió, y sus ojos se humedecieron.

-- Besar a otra persona, no lo hiciste por gusto.

-- No lo hice. Yo en verdad no quería hacerlo.

-- Bien, entonces no pasa nada. Porque soy yo quien está en tu corazón, no hay otra persona.

-- No la hay. Eres el único.

Aquel niño estaba siendo tan honesto en sus sentimientos, y profesar el amor con llanto barriendo sus mejillas; era algo que tocó lo más profundo del corazón de Xie Lian, y llevó sus labios hasta los de San Lang para besarlo. La piel estaba rasgada y llena de cortes. Se sentía rasposo con sólo rozarlos.

-- Tus labios se han herido San Lang.

-- Quise borrar la suciedad, pero no fue suficiente. No los toque por favor o se manchará también.

Sin hacer caso, Xie Lian los besó, logrando sentir cada uno de los cortes. Lamió la carne roja opaca y se aseguró de no lastimarlo.

-- Listo, ya están limpios.

San Lang se sorprendió por el carisma de su alteza, y pudo ver la gloria en ese magnífico y hermoso cuerpo. Volvió a besar sus labios con ternura y se sintió en las nubes. Incluso sus piernas temblaron.

-- Te amo, San Lang. Creo en ti y no quiero que llegue el día en que debamos decir adiós. Mientras tú me ames, no debes dudar de que siempre estaré contigo. Sé que quieren que nos sepáremos, pero no lo voy a permitir. Luchemos juntos por ello.

Las gotitas que habían cesado en el chico volvieron a asomarse. Su ojo oscuro brilló con ayuda de sus lágrimas y del brillo que emitía la puesta de Sol.

-- Ge ge, tendré mas cuidado la próxima vez, no volveré a fallarle a usted o a su confianza. Gracias por perdonarme.

Xie Lian se aferró a su firme pecho.

-- No tengo nada que perdonarte. Mi San Lang es perfecto.

La temperatura se hizo realmente fría, y ambos volvieron sus pasos hacia la casa de San Lang. Dentro, el calor de la chimenea entibió sus cuerpos.

Xie Lian se sentó en el sofá, e invitó a su pareja a recostar la cabeza en su regazo. Al hacerlo, el príncipe acarició con cariño su cabeza, rozando sus mejillas y confortándolo. Las hebras de cabello fueron apartadas del rostro para otorgar al príncipe una mayor área para consentir.

-- Bien, ahora sanaré tus heridas. San Lang, no te muevas.

Bajó su cara y besó la boca de San Lang. Lamió dulcemente sus labios y los humedeció. El rey de los demonios suspiraba de alegría, y sus latidos resonaban en su interior.

-- Ge ge sabe tan dulce.

-- Jeje.

En el afecto de esos labios carnosos y suaves de caramelo, pudo sentir el verdadero extásis. Al sentirse tan seguro al cuidado de Xie Lian, su cuerpo entero se relajó, y su mano sujetó a su príncipe.

-- Ge ge, todavía me duele. Por favor, siga curándome.

El rubor se hizo presente en el rostro de Xie Lian, pero le agradó tanto este juego de mimos y cariño mutuo que no se opuso.

-- San Lang, eres muy lindo. Este Ge ge te va a mimar hoy hasta que te duermas.

Luego de ponerse cariñosos en la sala, San Lang pidió bañarse juntos, lo que le fue concedido. Xie Lian trabajó diligentemente en fregar con una esponja la espalda del rey, jugando con la espuma y sumergiéndose juntos en la tina de agua caliente. Luego cenaron algo que Xie Lian preparó y finalmente, a propósito le pasó su camisa favorita al príncipe para dormir.

Admiró la imagen de su amado poniéndose la prenda sin quejarse por el color encendido o el tamaño obviamente más grande que el suyo, y moviendo sus manos dentro de las enormes mangas para comprobar que tan largas eran, y se sintió satisfecho.

Al dar las once, ambos se recostaron en la grande cama. Xie Lian acomodó su cabello fragante y le hizo señas con los dedos a San Lang, intentando lucir sensual.

-- Hora de dormir, San Lang. Ven aquí.

¿De Quién Es El Destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora