A través del ligero cuerpo de Xie Lian se filtraba hacia su padre una nostalgia y una tristeza profundas, que lo hacían querer llorar miserablemente también.
Cuando las nubes en el cielo se despedazaron y cayeron pesadas gotas que se estrellaron en las ventanas, Jun Wu era incapaz de soltar a su hijo.
-- Xie Lian, tus ojos están muy dañados. Te llevaré a lavar tu cara. Vamos.
El joven dejó que su padre lo guiara al lavabo, como si fuera un cuerpo sin vida. Cuando la lluvia se detuvo, Xie Lian ya descansaba en su cama, después de sufrir durante dos horas más. Jun Wu yacía a su lado acariciando su cabeza, asegurándose de que ya dormía. Luego se dirigió a los cajones del armario y de los escritorios, buscando arduamente. Cerca de la cama de su hijo encontró una pequeña cajita de madera. Al abrirla, halló una pequeña cadena de flores blancas para la muñeca; como si fuese ácido, la cerró con velocidad. También encontró un colgante que su hijo llevaba al cuello con frecuencia, y que recientemente dejó de ver.
Dentro de él había una diminuta foto. El rostro hermoso de un chico, de piel pálida y ojos suaves, labios definidos y elegantes, y una expresión tan cariñosa que derretiría a cualquiera. Se sobresaltó un poco. Tal vez Xie Lian dejaba de llevarlo desde que decidió alejarse del otro niño. Volvió a guardar todo en su lugar, a excepción del colgante, que ocultó en su propio cajón.
-- Definitivamente haré que dejes de sufrir, hijo mío.
Llegado el inicio de semana, todo transcurrió con normalidad. Qin Xuan trabajó duro para animar a su amigo. He Xuan los acompañaba algunas veces, tanto que Xie Lian ya simpatizaba con él. Puso esmero en recuperarse y, aunque era algo imposible de olvidar, al menos quiso infectarse con la alegría del otro par.
Por otro lado, no volvió a ver a San Lang, ni siquiera cuando lo buscó con la mirada en los pasillos de los salones de grados inferiores, tampoco en el jardín, ni en la cafetería. Parecía esfumarse.
El frío se hizo cada vez más notable. Habían pasado ya dos semanas desde lo ocurrido, y las cosas parecían haber vuelto a la normalidad, con una única diferencia: extrañaba a San Lang, necesitaba verlo. Pero, tal y como prometió, no volvió a meterse en su línea de visión.
Un viernes, Xie Lian se encontraba caminando sólo después de la escuela. Qin Xuan y He Xuan le avisaron no poder acompañarlo esta vez, ya que irían a hacer una tarea juntos (...), por lo que ahora planeaba ir directo a casa y tratar de mejorar su suerte en juegos de mesa con su padre.
Al pasar por la entrada, algo captó su atención. San Lang estaba ahí, recargado en la pared con una mirada arrogante y fría y los brazos cruzados. Alrededor de él, lo retenían tres tipos; cada uno de ellos alto, corpulento y de aspecto violento.
-- ¡Es la última vez que lo repito, idiota! -- rugió el que parecía ser el líder -- quiero ver tu horrible cara fuera de mi territorio. ¿Te crees el rey? Yo soy el rey aquí, y voy a golpear tu asqueroso trasero hasta que llores y desaparezcas.
San Lang lo miraba sin importancia, para luego reírse con malicia. Era un rasgo que Xie Lian nunca tuvo la oportunidad de ver.
-- ¿Por qué le haría caso a un animal tonto y enorme como tú?
La ira creció en los hombres al notar que no les tenía miedo.
-- ¡Ya verás maldito!
Al momento de gritarle, dirigió su puño contra él, el cual fue contrarrestado por otra mano.
San Lang abrió sus ojos. Xie Lian estaba en medio de ambos, protegiendo a San Lang, deteniendo el ataque brutal con una sola mano, y manteniendo un semblante tranquilo.
-- No puedes molestar a alguien menor sólo porque lo odias.
Los otros dos se echaron a reír, burlándose del chico que los regañaba, que tenía apariencia de nerd y claramente era mucho más bajo de estatura que todos los presentes.
-- Ese mocoso se atrevió a subestimar mi influencia en mi propio territorio. ¿Acaso piensas tomar su lugar para romperte la cara? ¿Uh? Enano.
Xie Lian no se alteró con los insultos, en cambio, soltó el puño que tenía entre su mano, y volteó a mirar a San Lang con una sonrisa reconfortante.
-- Está bien, ya no tengas miedo.
San Lang le devolvió la sonrisa con una expresión coqueta e hizo un gesto de relajación.
-- Gracias, Ge ge, estaba preocupado.
Aunque, lo mires por donde mires, el chico no parecía preocupado en absoluto, cosa que ante los ojos de Xie Lian lucía como un niño temeroso de ser lastimado.
-- Bien, entonces vamos a golpearlos a los dos, así podrán consolarse mutuamente.
Comencemos con el enano.Otro de los tipos sujetó el brazo de Xie Lian para derribarlo al suelo, y éste sin pensarlo dos veces, le asestó un golpe en la cara, haciendo que el chico cayera aturdido.
Los otros dos no creían lo que pasaba. Ese chico con apariencia de tonto era un poco... ¡muy fuerte!, derribando a alguien mucho más alto y musculoso de un sólo golpe. San Lang aplaudió algunas veces.
-- ¿¡Que diablos te pasa!?
-- No hice nada malo, sólo respondí a alguien que trató de atacarme.
-- Ooh -- se burló uno de ellos, con algunas venas sobresaltadas en la cara -- crees que eres un héroe.
-- No lo soy. Pero si molestas a alguien que lleva desventaja sobre tí y tus amigos, debes ayudarlo.
El líder se hartó de las palabras tranquilas de Xie Lian, y se abalanzó sobre él, a lo cual, evitó con rapidez el ataque, y sin tanto esfuerzo pateó el estómago del agresor, haciendo que también cayera.
-- En verdad, ustedes deberían dejar de hacer esto o sólo se harán daño.
La forma en que lo dijo sonaba noble y amigable, y acompañada de su rostro delicado y apacible, parecía una deidad de los cielos. El que restaba y que seguía de pie, no tuvo el valor de atacarlo; en cambio, se agachó para auxiliarlos, luego miro a Xie Lian.
-- ¡Tú! Eres fuerte. Ven con nosotros.
-- No gracias.
-- Si lo haces... serás nuestro líder... y te seguiremos.
-- No, gracias.
Al no lograr convencerlo, chasqueó los dientes y como pudo, ayudó a los otros a levantarse y huyeron gritando maldiciones.
-- Ge ge es sorprendente. No hubiera logrado hacerlo solo. Se lo agradezco.
Xie Lian se sonrojó ligeramente y giró su vista.
-- No es nada. Lo importante es que estas bien.
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¿De Quién Es El Destino?
FanfictionJun Wu vive en Inglaterra tranquilamente al lado de su único hijo, Xie Lian; quien por cierto ya ha crecido para convertirse en un joven noble e inteligente. Sin embargo, en una mañana normal, ocurre algo que no se esperaba... JW: -- "¿Alguna linda...