Extra 18

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Debido a contratos con nuevas empresas extranjeras, YiZhen había tenido que viajar a Tokio rápidamente para muchas reuniones y conferencias.

Madam Quan ayudaba a Yin Yu a hacer sus maletas, pero tomaron un descanso y bebían té. Él mismo servía las bebidas con entusiasmo. Su habilidad para servir seguía siendo la mejor.

-- Yi-Yi, entiende que ya no necesitas hacer esto. Tengo un mayordomo y muchas chicas para servirme. Tú también los tienes. Eres un miembro de la familia.

-- Lo sé, todos ellos hacen un buen trabajo, pero yo tengo una enorme deuda con usted. Servirla aún es mi deber.

Madam rió detrás de su abanico. Había educado bien a un niño que con el tiempo se convirtió en un noble caballero.

-- YiZhen te envió tantos abrigos desde Japón, no cabrán todos en las maletas. ¿Qué tiene en la cabeza ese niño?

-- Madam, yo ya soy viejo. Un hombre de 40 no soporta el clima de la misma forma que un chico de 27. Él se preocupa por mí. YiZhen siempre piensa en los otros, no exageraría.

-- Tienes razón. Mi hijo es un poco inteligente para pensar en esas cosas.

-- ¿Ah? YiZhen es muy inteligente, no por nada el joven amo Hua lo envió solo a Japón para lidiar con tantos inversionistas importantes. Iré con él para motivarlo. Si estoy ahí, su trabajo será aún más eficiente.

-- Mejor quédate aquí, el clima es agradable y te llevaré a pasear. Tu suegra quiere salir a comer.

Yin Yu bebió un sorbo y puso su delicada taza en la mesa. Su rostro ya mostraba madurez, pero nadie podía quitarle esa sonrisa casi imperceptible.

-- Esta vez le fallaré a Madam. Debo ir y cuidar de mi esposo, si no estoy ahí para abrazarlo por la noche no va a poder dormir.

-- Mi esposo esto, mi esposo aquello, sí ya lo sé. Ustedes dos deberían darme un nieto, para consentirlo y no estar tan sola. A-Ming sólo viene a verme de vez en cuando.

-- Jeje, algún día. Cuando YiZhen esté listo. Todavía no es hora de convertirlo en padre. Pero armar una familia con él, es algo que deseo con ansias.

Preparó sus cosas y partió de inmediato. Siempre lo acompañaban dos guardaespaldas y tres empleadas de su confianza; a pesar de negarse tantas veces, YiZhen quería mantenerlo seguro. Tenía acceso a muchas tarjetas de crédito que pocas veces usaba, e incluso un reloj de seguridad en su muñeca y un guardarropa siempre listo para él. Pero después de todo no se llevaba bien con los lujos. Lo único que quería era estar con su joven amor y ayudarlo en lo posible. Ya no era un mayordomo, pero su ropa siempre la había gustado oscura y sencilla, y eso le añadía madurez a su persona.

Algunas veces tuvo que lidiar con quienes lo llamaron un "padre joven y ejemplar" cuando caminaba con YiZhen, pero desde hace años había aprendido a no darle importancia. Ya no temía ser quien era.

Al llegar al aeropuerto notó la temperatura extremadamente baja, y agradeció haber traído consigo los abrigos y bufandas que le mandaron.

-- Señor Yu.

-- ¿Sí?

Una de las chicas que lo acompañaban señaló una dirección.

-- Creo que estoy mirando al joven amo Quan.

De inmediato se giró para mirar, pero fue sorprendido por un abrazo empalagoso de alguien que corrió hasta él para lanzarse.

-- ¡Yu-ge!

-- Ya llegué, tranquilo. Compórtate adecuadamente.

Las mejillas cálidas del chico se frotaron contra las suyas que estaban frías.

-- Yu-ge está helado. ¿La ropa que mandé no fue suficiente?

-- Sí lo fue, gracias.

YiZhen se quitó su bufanda tejida que ya era caliente y se la puso encima, aparte de la diadema de felpa para los oídos.

-- Ya está. Yu-ge no debe tener frío. Vamos al hotel, tienen baños termales en cada habitación. Lo llevaré a relajarse.

Yin Yu lo tomó de brazo y caminó con él, escuchando sonriente todo lo que decía.

-- Gracias a mí tienes que usar tu tiempo para cuidar de un viejo. Asiste a tus reuniones y sal a divertirte. Todavía no tienes los treinta años, a tu edad debes hacer lo que te gusta.

-- Bueno, a mí me gusta hacer feliz a Yu-ge. Si no lo tengo conmigo me aburro a muerte.

Yin Yu no pudo evitar sonrojarse. Él también sufría si estaba lejos de su amado, pero no era tan valiente como para gritarlo.

YiZhen abrió la puerta del coche y dejó que Yin Yu entrara primero, poniendo su mano en la puerta para que el fantasma no se golpeara en la cabeza.
Permitió que lo abrazaran todo el camino al hotel, cerrando sus ojos para sentir todo el cariño con su corazón. Ya no tenía más frío, el calor brotaba desde muchas partes.

-- YiZhen, gracias por ir y esperar mi llegada.

-- Siempre esperaré por usted. Además, usted se apresuró a venir hasta este lugar frío para mí, incluso si mi madre le pidió quedarse en Italia. Me hace feliz saber que piensa en mí.

Esas palabras movieron su pecho gentilmente, a tal punto de volverse muy ruidoso dentro del coche. El amor de ambos se cultivó con paciencia a través de todos esos años.

Sus labios formaron una bella curva y besaron a YiZhen en la boca, devolviendo los sentimientos que el chico le entregaba a mares; negó con la cabeza y correspondió el abrazo. Eran muy felices juntos.

-- Niño tonto.

¿De Quién Es El Destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora