Cap 50

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San Lang sonrió, lo cual provocó en Xie Lian la tranquilidad que necesitaba - todo estará bien - pensó.

Encima de su cuerpo, el joven apuesto, que atravesó a su lado situaciones difíciles y perseveró, deslizó la lengua por su garganta, mientras su mano bajaba la cremallera de su pantalón.

Después, con movimientos delicados, acarició ese delgado bulto, provocándole cosquilleos a un Xie Lian terriblemente sonrojado.

El "Ángel" dejó salir nítidos jadeos apresurados, y se aferró a los varoniles hombros de su amado, en espera de nuevas sensaciones.

-- Ge ge, ¿puedo quitar la ropa?

Los ojos vidriosos de Xie Lian lo miraron, y en desesperación usó su mano para bajar un poco su ropa interior, y mostrarle a San Lang su cuerpo inferior goteando miel.

-- San Lang, no necesitas preguntar. Tienes permitido hacer conmigo lo que quieras.

El rey demonio asintió, y en cuestión de segundos, desnudó aquel divino cuerpo que se estremecía bajo él. Cada centímetro de piel ansiaba ser acariciada, pintándose de rubor rojo y aumentando su temperatura. Se acercó al rostro nervioso de Xie Lian, y tomó sus mejillas.

-- Te amo Ge ge.

-- Repítelo mientras dices mi nombre.

Los nervios también se presentaron en el muchacho.

-- Xie... Lian...

-- ¿Si?

-- Xie Lian, te amo. Soy el hombre más afortunado del mundo.

Antes de que Xie Lian lograra responder, San Lang ya había bajado a su entrepierna para probar de la miel que no paraba de gotear. Su lengua lamió la punta y succionó, para después cubrirlo por completo con su boca.

-- Ah, San... Lang, mnnn, estoy muy sensible ahí... ngh.

Antes de que lograra correrse, San Lang apartó su boca.

-- Ge ge no puede venirse todavía.

La única palabra para describir al joven en ese momento es sexy; al quitarse la camisa que cubría su varonil pecho. El pendiente de coral relucía entre su cabello, al igual que su ojo hermoso y brillante.

La ropa de ambos descansaba en el suelo, y la temperatura de la habitación aumentó considerablemente.

-- Ge ge, sus pezones están bastante duros.

Las piernas abiertas de Xie Lian capturaban a San Lang, en tanto su cuerpo era devorado. El chico lamía sus rosados botones, chupando y mordiendo hasta que se pusieron rojos.

-- San Lang...

La miel de su pene goteaba sin cesar, derramándose y mojando cierta área que se contraía. La mano de San Lang frotó su erección contra los muslos del príncipe.

-- Ugh, aah~

Xie Lian empujó a San Lang a la cama, y se subió encima de él; su rostro mirando el miembro grande y sus caderas a la vista del otro chico. Humedeció sus labios y con su lengua saboreó la punta rígida y con semen. El líquido viscoso llenó su paladar.

-- Ge ge, esta parte de aquí se estremece cuando lames ahí.

San Lang mojó su dedo medio con saliva y penetró sin piedad el pequeño capullo a su vista.

-- ¡Ah! San Lang, fuiste muy rudo...

El demonio sonrió maliciosamente, en tanto sujetaba uno de los glúteos de su alteza y lo retenía para que no se moviera, y pudiese sentir cada movimiento de su dedo.

-- Pero a mi Ge ge le encanta si lo hago duro.

Xie Lian quiso vengarse, y con sus labios ejerció presión en el pene del chico, y lo sumergió hasta su garganta.

-- Ge- ge.

El pequeño agujero que San Lang penetraba con dos dedos se expandió y humedeció, ansioso por recibir algo de más tamaño en su interior.

Por su parte, el falo que Xie Lian chupaba se hizo grande y duro. Entre gemidos, el príncipe lo masajeaba con sus manos y lo llevaba hasta su garganta. Con tan sólo sentir la longitud punzar dentro de su boca, quiso correrse, pero repentinamente San Lang metió su rosado pene en su boca, y succionó, liberando el semen que Xie Lian guardaba.

-- Mmn.

Sus piernas se debilitaron y cayó. San Lang lo ayudó a recostarse en la cama de nuevo, en tanto miraba su perlado cuerpo envuelto en sudor y fluídos sexuales.

-- San Lang, ya estoy listo... puedes entrar en mí...

San Lang mordió su labio ante las seductoras palabras de Xie Lian; abrió las esbeltas piernas del príncipe y puso su miembro en la entrada húmeda, presionando ligeramente. Las caderas de su alteza se movieron un poco, intentando meter el gran trozo en el mojado capullo. San Lang estaba más que satisfecho.

-- Ge ge lo quiere tanto.

Pero Xie Lian parecía no escuchar. Sus ojos entrecerrados y su boca jadeante demostraban que lo único que quería era sentir verdadero placer.

-- No juegues conmigo, San Lang... ya lo quiero...

Las mejillas sonrojadas de San Lang resaltaron su belleza. Realmente no podría estar más feliz, al unirse por fin a su amado. Con lentitud, fue adentrándose en el rosado capullo, que abrió sus pétalos y permitió su entrada.

-- Ge ge... tan estrecho. Dentro es muy caliente.

Xie Lian abrió todavía más sus piernas, y su mirada se perdió.

-- Haa, ah... ugh...

El dolor estaba presente, pero no era comparable a la felicidad y la lujuria que sentían. Cuando entró todo, Xie Lian abrazó a San Lang con fuerza, besándolo.

-- Se siente bien tenerte dentro...

-- Yo también me siento genial.

-- Muévete, hazlo de modo que lo disfrutes.

Con un beso en la frente, Xie Lian lo invitó a penetrarlo. Las siguientes embestidas le provocaron un delicioso dolor, y el sonido de los golpes y el agua llenaron el lugar. Pronto, ese dolor desapareció, dejando en Xie Lian sólo ganas de más.

-- Más fuerte, por favor, con toda tu fuerza.

Los dientes de San Lang mordieron ligeramente su nuca, brindando inmenso placer a su alteza, haciéndolo gritar.

- ¡¡Ahh!!

La penetración aumentó su fuerza y velocidad; los gemidos del príncipe no fueron cubiertos. El chico se acercó a su oreja y la lamió.

-- Te estoy follando tan duro ahora mismo. Ge ge es un pervertido al gemir de esta manera. Es tan dulce, quiero hacerlo gritar mucho más.

El miembro entraba y salía con sorprendente fiereza. La entrada dejaba salir fluídos que desbordaban pasión. El punto sensible de su interior era brutalmente ultrajado. Xie Lian liberó su roja lengua, y San Lang la atrapó en su boca, chupándola.

-- Mnnh~ oh.

¿De Quién Es El Destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora