-- ...
-- ...
San Lang de inmediato dejó de moverse, completamente confundido. Xie Lian que se hallaba boca abajo, logró captar la gota de color rojo que salpicó las sábanas.
-- Ge ge... yo...
Después de todo usaron demasiada fuerza en las últimas estocadas, no sería raro que en algún momento cierta parte interna se lastimara. San Lang salió lentamente.
-- Lo siento, me sobrepasé. Ge ge, espere aquí, iré a buscar algo para tratarlo...
Estaba muy nervioso. Era la primera vez que hacía sangrar a Xie Lian y confiaba en su habilidad, pero hoy no midió su fuerza.
-- San Lang, tranquilo. No me duele, es sólo una gota o dos. Fui yo quien te pidió hacerlo más fuerte.
Pero San Lang aún así abrió las cortinas y salió de la cama para buscar. Dentro del cuarto había un espejo, un baño con tina y un mueble con varios cajones. Dentro de estos halló toallas, aceites y otras cosas para el aseo.
-- Ge ge, encont-
Apenas estaba hablando cuando vio que Xie Lian salió de la cama por sí mismo para dirigirse al baño.
-- ¡Ge ge!
Las piernas de su alteza temblaban un poco debido a su actividad anterior, y sus caderas entumecidas le cobraban la factura. A pesar de ello no quiso que San Lang cargara con todo, levantándose por sí mismo para limpiar la sangre. Su esposo corrió hasta él inmediatamente para ayudarlo. El baño no era grande, pero tampoco pequeño. Incluso tenía regadera. Se quitó la ropa que llevaba y entró.
-- San Lang, ¿puedes ayudarme a lavar mi espalda?
El agua de la regadera era tibia y agradable. San Lang tomó una esponja con jabón, para tallar suavemente el cuerpo de su alteza. Un hilo fino de sangre, acompañado con semen comenzó a salir por entre las piernas de Xie Lian. El otro se ruborizó.
-- Ge ge... eso está...
Xie Lian también se avergonzó.
-- San Lang... puedes salir, yo limpiaré todo. No es nada grave.
-- No.
San Lang se dispuso a limpiar a fondo a Xie Lian, y éste se sorprendió.
-- ¡No!, San Lang, es vergonzoso.
-- Yo limpiaré a ge ge, porque yo puse todo eso ahí y lo hice sangrar. Ya he hecho esto muchas veces, no se preocupe.
Luego de una limpieza a fondo, lo metió a la tina para relajarse. Puso una bata nueva en su cuerpo y secó su cabello. Para entonces Xie Lian ya dormitaba en sus hombros. San Lang también cambió toda la ropa de cama antes de recostar a su amado en ella.
-- Iré a darme un baño, no tardaré. Ge ge puede dormir.
-- San Lang... ven a la cama... tengo sueño.
San Lang le dio un beso en los labios y lo cubrió con una colcha.
-- No quiero ensuciar a ge ge, sólo tardaré unos minutos.
Cerró la cama con las cortinas y fue a darse un baño. Cuando regresó, Xie Lian ya dormía profundamente envuelto en la colcha. Pero al recostarse, el príncipe lo atrapó en un abrazo y sonrió.
-- Tardaste mucho.
-- Lo siento ge ge.
-- Abrázame fuerte para que duerma otra vez.
-- Como desee, Xie Lian ge ge.
El resto de la noche transcurrió silenciosa. El banquete hacía mucho que había terminado y ya no había nadie en las mesas o el salón.
Mei ató la cuerda de su bata blanca para ajustarla a su cuerpo desnudo. Jun Wu todavía jadeaba un poco en la cama.
-- Jun cariño, ¿estás bien? Creo que clavé mis uñas demasiado profundo.
-- No importa, eres lindo cuando vas a venirte.
-- Ya veo.
Volvió a la cama y se acurrucó en el pecho de Jun Wu, mientras el otro acariciaba su suave melena castaña.
-- Mei, ¿qué haré ahora que mi hijo se casó? Todo lo que hacía era para darle una vida cómoda. ¿Crees que él vaya a visitarme de vez en cuando?
-- Tranquilo, Xie Xie es un buen niño, no se va a olvidar de ti. Aparte... -- le mostró un anillo en su dedo -- tú me diste esto, ahora tienes alguien más contigo. Yo no iré a ningún lado.
Jun Wu suspiró, besando la frente blanca.
-- Tienes razón, te tengo a mi lado. Voy a cuidarte muy bien por el resto de mis días, así que más vale que no te canses de este anciano.
Ambos rieron. Jun Wu se puso encima de Mei y desató la cinta de la bata, para besar su cuello y abrir sus piernas.
-- Aiya, ¿quieres más?
-- Ya no soy tan débil como las primeras veces. Voy en camino a hacerte suplicar que pare.
-- Oh...
Por la mañana todo en la residencia era bullicioso. Los empleados desmontaban el salón y las mesas del banquete, limpiaban los jardines y quitaban las decoraciones en las puertas y ventanas. Desde temprana hora Yin Yu ya corría desesperadamente por los pasillos para escapar del joven YiZhen, que lo acosaba con una carta de amor en la mano; y Madam Quan ya tomaba el té acompañada por los padres de la novia.
Xie Lian se despertó con hambre, y quiso correr hacia la cocina, pero San Lang lo retenía insistiendo en traerle el desayuno a la cama. Al final ambos terminaron yendo a la mansión con pasos lentos, ya que el susto que se llevó el demonio por la noche fue demasiado grande.
-- San Lang, puedo caminar solo, no me rompí ninguna pierna.
-- Ge ge se lastimó anoche; si no fuera porque no me lo permitió, lo habría cargado hasta llegar al comedor.
-- No es necesario, no es necesario.
Sin embargo, era hora de regresar a casa. San Lang firmó los papeles necesarios y, una vez que se haya graduado inmediatamente tomaría el cargo de presidente en la compañía familiar. Las maletas estaban listas cuando llegó el atardecer; un coche los llevaría hasta el aeropuerto para volver a Inglaterra.
-- Xie Lian, puedes quedarte más tiempo aquí si lo deseas.
-- Me encantaría Madam, pero debo regresar. Aún asisto a clases.
-- Bueno, pero asegúrate de visitarnos en cuanto puedas. Esta es tu casa.
-- Muchas gracias Madam.
La dama se acercó para darle un abrazo y acariciar su cabeza. Xie Lian permaneció quieto.
-- Xie Lian, perdóname si te hice pasar dificultades antes. Me alegra saber que eres tú quien acompañará al próximo líder de la familia, serás un excelente apoyo.
-- Madam no debe disculparse, nos ha ayudado demasiado en esto. Yo cuidaré de San Lang, no se preocupe por nada.
La mujer sonrió, y se dirigió a San Lang.
-- Eres un niño rebelde y malcriado, Hua Cheng. Nunca obedeces a tu tía.
El joven frunció ligeramente el ceño, cruzándose de brazos. Pero Madam Quan estiró los brazos para alcanzar los hombros de San Lang y lo obligó a agacharse para abrazarlo también. El muchacho no se lo esperaba, y tampoco se movió.
-- Pequeño travieso, siempre eres así. Pero me alegro de que esta vez no me hayas hecho caso, conseguiste una persona maravillosa para estar juntos. Estoy orgullosa. Cuídate mucho y cuídalo a él, yo estaré aquí para cuando lo necesiten.
San Lang parecía incómodo con el cuerpo inclinado y su cabeza puesta en el pecho suave y delicado de la mujer pero, fue la primera vez que Xie Lian vio a su esposo cerrar los ojos con una expresión tranquila en brazos de otra persona diferente a él. Sus rasgos serenos lo hicieron sonreír. Tal vez, era la primera vez en muchos años que San Lang recibía cariño materno.
ESTÁS LEYENDO
¿De Quién Es El Destino?
FanfictionJun Wu vive en Inglaterra tranquilamente al lado de su único hijo, Xie Lian; quien por cierto ya ha crecido para convertirse en un joven noble e inteligente. Sin embargo, en una mañana normal, ocurre algo que no se esperaba... JW: -- "¿Alguna linda...