Extra 13

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El día en que YiZhen cumplió los veinte, su madre organizó una pequeña comida para él, donde sólo ellos festejaron, dado que el joven no tenía amigos y por ello no se requería de invitados. Los platillos favoritos del muchacho adornaban la mesa, junto a su primera copa de vino. Madam Quan lucía un maravilloso vestido que brillaba en tonos plateados, y YiZhen fue forzado a vestir un elegante traje. Sus delicados mechones ondulados fueron peinados y estilizados, haciendole parecer un verdadero caballero. Yin Yu estaba de pie al lado de la dama, ayudándola a sentarse.

-- YiZhen, esta cena es para celebrar tu mayoría de edad. A partir de ahora debes comportarte como el hombre de esta casa. Tu primo es el principal líder y dueño de la compañía, pero tú serás su principal socio y el vicepresidente. Apenas termines la universidad-

-- Madam.

Yin Yu sonrió con calma; ella suspiró.

-- Está bien. YiZhen, feliz cumpleaños.

-- Joven amo, feliz cumpleaños.

Una joven empleada entró al comedor con un pastel en las manos, que se puso sobre la mesa. Los ojos de YiZhen brillaban.

-- ¿Pas...tel?

Estiró su mano con el tenedor que encontró cerca y se dispuso a robar del postre, pero Madam Quan le dio un suave manotazo para apartarlo.

-- Todavía no, travieso.

Hizo un puchero con esas mejillas ya no tan flexibles y esponjosas.

-- Jeje, joven amo no se apresure. Tenemos mucho tiempo. ¿Qué le he dicho sobre la comida?

La mirada de YiZhen se precipitó a Yin Yu, que servía hábilmente los platos.

-- Yu-ge dice que primero es la comida, después los dulces...

-- Correcto. Así que, por favor disfrute de su comida.

-- Yi-Yi, regáñame a mi también... no es justo.

-- Ma- Madam...

-- ¿Es porque ya no soy joven?

-- Usted es mi jefa... recuerde.

-- Oh.

La cena transcurrió hasta muy tarde, y cuando terminó Yin Yu acompañó a Madam Quan a su habitación, no sin antes despedirse cortésmente de YiZhen.

-- ¿Madam desea que agende alguna cita o compromiso para mañana?

-- No. Pero si necesito que canceles la junta de las doce.

-- Entendido.

Madam examinó al mayordomo. Escribía con rapidez en su agenda, ajustando sus deberes; en una postura galante pero sencilla. El color negro de su uniforme relucía con su piel blanca y sus ojos oscuros, y su cabello se mecía delicado de un lado a otro. Hace más de una década este hombre era tan sólo un muchacho sin una vida por delante, con el cuerpo y el corazón completamente destrozados. Mas, esos ojos simples que veía ahora, eran los mismos de aquel entonces; llenos de convicción. Y ella se había encariñado tanto con ese muchacho harapiento, que se sentía tan orgullosa ahora que él caminaba a su lado, teniendo a su alcance cada cosa que merecía.

-- Los años pasan volando ¿eh?

-- ¿Madam?

-- No es nada, sólo me siento un poco nostálgica.

Ella se detuvo en el balcón para mirar esa noche preciosa de luna llena, y el otro se detuvo también, cerró su agenda y guardó su pluma.

-- ¿Es por el joven amo? Él estará bien, porque usted lo ha educado adecuadamente.

-- No es sólo por eso.

Yin Yu en verdad no captaba los pensamientos de la mujer. Pero al sentir el aire frío se quitó el saco y lo puso en los hombros suaves de ella.

-- Soy torpe para estas cosas, pero me gustaría ayudarla, así que confíe en mí.

Los labios rojos de Madam Quan se abrieron.

-- ¡Yu-ge!

Un grito vino desde el jardín del primer piso, ambas personas miraron hacia abajo. Un desarreglado YiZhen exigía atención, llamándolo con esa voz ligeramente más grave. Madam Quan estaba a punto de echarlo para continuar conversando con Yin Yu, pero al girarse para verlo, sus palabras se atoraron.

El rostro ruborizado del mayordomo se centraba en YiZhen, lleno de una curiosa belleza; sus labios entrecerrados temblaban y, sus ojos siempre oscuros y simples ahora parecían brillar -- ya veo -- pensó. Esa persona de aspecto diferente existía por su tonto hijo, no por ella. El que parecía un fantasma se transformó en un dios dorado para YiZhen, no para ella.

-- Ve con él.

-- ¿Eh?

-- Baja, te está esperando.

-- Pero yo-

-- Yin Yu, desobedece mi orden y haz lo que quieras hacer.

Las manos de Madam Quan se apretaron sujetando el saco en sus hombros.

-- ¿No vas a ir?

El hombre hizo una profunda reverencia, jadeando.

-- ¡Iré!

Sin decir más salió corriendo, para bajar hacia el primer piso y llegar al jardín. En cuanto estuvo frente a YiZhen, el chico lo abrazó repentinamente, y Yin Yu por primera vez correspondió ese abrazo. Madam Quan tuvo más frío a pesar de estar abrigada. Bajó la cabeza y se giró para caminar a su habitación.

Era lo que tenía que pasar después de todo. Amaba a su hijo más que cualquier cosa en el mundo, y entregaría la vida por él, pero su corazón aún dolía.

-- ¡Yu-ge! ¡Yu-ge!

Yin Yu no pudo evitar dejar salir una lágrima al envolverse en los brazos de YiZhen. Ese niño ahora era más alto y fuerte que él, y se veía tan guapo que todo su ser se estremecía. Dejó atrás sus principios y frotó su rostro tiernamente en el pecho del otro. Era tan tibio que resultaba casi insoportable.

-- YiZhen...

Sus manos se colocaron en las mejillas del chico y lo acercaron a su propia cara.

-- Ven, déjame verte de cerca -- habló sin notar que el rubor permanecía furioso encima suyo, desenmascarando su alegría -- eres tan apuesto, sólo mírate... es demasido.

Pero YiZhen aprovechó su oportunidad y puso un beso perfumado en cariño sobre sus labios.

-- Hay algo que quiero decirle a Yu-ge...

-- ¿Qué es?

YiZhen se alejó unos cuantos pasos, causando preocupación a Yin Yu, quien deseaba continuar siendo abrazado.

-- He estado pensando en esto desde hace muchos años, y hoy que ya tengo la edad para decirlo, quiero transmitirle a Yu-ge la verdad.

El joven hermoso y de corazón puro se apoyó en el césped con una rodilla y le dedicó la mirada más sincera a Yin Yu, que esperaba inquieto. Ver al chico arrodillado ante él era como un sueño, aún más fantástico cuando sacó de su ropa una cajita, que al abrirse reveló un par de anillos, etéreos como la luna que los miraba. Yin Yu no creía que este momento fuese realidad, mareado por la brisa de sentimientos complicados en su cabeza. Las mejillas de YiZhen se pintaron con tinta rosada.

-- Yo he amado a Yu-ge desde que lo conocí, nunca dejé de hacerlo. Y ahora, quiero entregarle estos sentimientos.

¿De Quién Es El Destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora