Acomodó el traje que compró en una tienda de disfraces y probó en el espejo sus expresiones altaneras.
-- Trabajar en un lugar donde la gente sólo te mira así a veces sirve de algo.
Qin Xuan ya tenía un plan y una ruta de escape. Realmente no pudo pensar demasiado, pero si seguía sus principales propósitos e improvisaba, sería pan comido.
Por ahora, debía asegurarse de no ser reconocido por sus compañeros de trabajo o sus jefes; actuando como si fuese alguien importante. Al salir del baño, se sentó en una mesa alejada de la atención de cualquier posible conocido.
-- Mi señor, aquí está su botella.
Cuando su mirada se cruzó con la linda mesera, casi se desmaya.
¡Mio!La chica lo miró por un momento, y luego bajó la cabeza para servirle en una fina copa.
-- El traje esconde muy bien tus pechos, Xuan-san.
-- ¿Eh?
Mio lo descubrió con sólo mirarlo un poco, pero al parecer no presentaba ninguna amenaza y seguía pensando que Qin Xuan era una mujer. Le dedicó una sonrisa a su amiga.
-- Muchas gracias por la botella.
La mesera se retiró ruborizada; cualquiera pensaría que también cayó presa de la belleza del joven, pero únicamente la mitad de eso era cierto.
Luego de esperar por un tiempo, se comunicó que la boda se llevaría a cabo en veinte minutos. Los invitados pasaron a sentarse y ocupar sus lugares, hablando sobre contratos y beneficios de dicho arreglo matrimonial. Qin Xuan se levantó de su silla, acomodó sus lentes y sin llamar tanto la atención se dirigió al interior de la mansión. En el camino que recorrió hacia la habitación de He Xuan se topó con muchas personas, no obstante ahora se presentaba como un rico hombre de negocios, por lo que los empleados bajaban la cabeza para no ofenderlo. Llegó a la puerta de dicha habitación, tratando de calmar sus nervios.
Dentro no se escuchaba algún ruido, lo que inquietó más a Qin Xuan. Se quitó sus lentes y abrió.
En un sofá cerca de la cama descansaba un hombre, maravillosamente vestido con un traje matrimonial rojo, de mangas largas plegables y majestuosos bordados. Sin embargo, la belleza del ropaje y el atractivo de aquella persona tumbada con pereza no ocultaban la penosa tristeza alrededor.
He Xuan ni siquiera volteó a verlo, al parecer todavía no se daba cuenta de que era él. Su mirada perdida manchada de ojeras y sus labios secos se dirigían al techo. Había pasado horas y horas buscándolo, aparte de la desagradable sensación de encerrarse a sí mismo de por vida junto a alguien que apenas conocía.
-- Ya dije que bajaré por mi cuenta, no necesito sus recordatorios.
Qin Xuan se acercó suavemente. El atractivo frío del joven lo enamoraba segundo a segundo, haciendo a sus piernas moverse por sí solas y a sus mejillas arder. Tomó con ambas manos el rostro helado de He Xuan y sin aviso alguno agachó su cabeza para besarlo.
El otro estaba aturdido por el inesperado beso; admirando el cuello blanco y fragante de Qin Xuan, con su propia garganta siendo acariciada y extendida. Los labios que humedecieron los suyos eran tan dulces y deseados que por un momento creyó estar alucinando. Los mordisqueó un poco, suspirando y sujetando la cabeza de Qin Xuan para que no se apartara. Se embriagó tanto del sabor de su amado que no pudo pensar claramente.
Apenas terminó el beso, jaló a Qin Xuan para recostarse en el sofá y continuar devorando su rosácea boca. El dios del viento recibió todo con gusto, abriendo sus piernas para que el otro pasara y aferrándose al hermoso traje rojo. Las lágrimas que fluyeron ya no eran solamente de Qin Xuan; los dos tenían a su corazón desbordando agua salada por el sentimiento mutuo de infinita tranquilidad y bienestar. Después de alejar sus bocas y mirarse amorosamente, He Xuan se recostó en el pecho de Qin Xuan, oliendo la suave fragancia de un perfume barato y sintiendo el pecho que lo cobijaba.
-- ¿Dónde te metiste todo este tiempo?
-- ¿Mnh? Anduve por ahí. No quería irme sin tí.
He Xuan iba a levantarse para forzarlo a irse, pero el otro envolvió su cabeza y lo acarició de una forma que tanto le gustaba, por lo que volvió a su lugar.
-- Qin Xuan, si no te vas ellos-
-- XuanXuan, escucha... entiendo bien que quieres protegerme de tu familia, pero no puedo simplemente irme y dejarte aquí sufriendo. Te quiero mucho más de lo que piensas, y si tú sientes lo mismo hacia mí, entonces no me importa lo demás. Quiero estar contigo de cualquier forma.
-- Yo... yo también-
El nudo en la garganta impidió que He Xun terminara su oración. Quería decirle tantas cosas a su amado, pero la idea de que pudieran hacerle daño aún lo preocupaba.
-- ¿XuanXuan?
Los ojos de la calamidad se apretaron, y al mismo tiempo llenaba de besos la cara y el cuello de Qin Xuan.
-- También te quiero, te deseo tanto... me volví loco cuando desapareciste, si algo te pasara yo- yo moriría.
-- ¡XuanXuan!
Emocionados por declarar su amor nuevamente, los dos tranquilizaron su alma. Qin Xuan gimió cuando el otro apretó su trasero, levantando sus caderas hacia la suya.
-- Ahora no... debemos salir de aquí Xua- mmn...
-- Qin Xuan, te amo. Déjame sentirte.
A punto de caer presa de la tentación, Qin Xuan ofreció su cuerpo y se frotó contra He Xuan de forma seductora.
-- ¿Joven amo?
Dos toques suaves sonaron en la puerta, acompañado de la voz del mayordomo.
-- ¿Sucede algo, joven amo He? Escuché algo...
Los dos jóvenes en la habitación que ya empezaban a desnudarse, se congelaron.
-- Ya es hora de bajar, joven amo. La ceremonia está lista.
He Xuan empujó a Qin Xuan detrás de la cama, compuso su ropa y cabello, y abrió.
-- Entiendo, bajaré en un momento.
-- Madam He pide que no se demore.
-- Lo sé. Sólo iré a recoger mi sombrero.
Cerró de nuevo. Qin Xuan salió de su escondite y ajustó sus lentes.
-- Bien, XuanXuan. Hora de escapar.
-- Supongo que tienes un plan perfectamente elaborado.
-- ¡Lo tengo!
Qin Xuan le tomó la mano y sonrió, con esa sonrisa que había hecho que la fría calamidad cayera por completo a sus pies sin ninguna posibilidad de salvación. Lo único que hizo fue corresponderle.
-- He Xuan, confía en mí.
-- Confío en tí.
Salieron del cuarto evitando a las multitudes de empleados, atravesando atajos que Qin Xuan ya conocía. Su propósito era llegar hasta la puerta trasera de la mansión, que daba directo al jardín.
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¿De Quién Es El Destino?
FanfictionJun Wu vive en Inglaterra tranquilamente al lado de su único hijo, Xie Lian; quien por cierto ya ha crecido para convertirse en un joven noble e inteligente. Sin embargo, en una mañana normal, ocurre algo que no se esperaba... JW: -- "¿Alguna linda...