-Veinticuatro-

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Nunca se había aferrado a alguien de esa forma, como si al mundo solo le quedara siete segundos de vida y luego todo acabaría para siempre.

-Estas aquí.- Las lágrimas no dejaban de salir mientras se encondia entre el pecho del pelinegro.

Jungkook tardó unos segundos en reaccionar, estaba completamente en shock mientras sentía como su traje se mojaba por las lágrimas que ambos soltaban de sus ojos, pero luego tomó a Rose con la necesidad que venía evitando mostrar desde el primer día que la vio.

-Estas aquí.-

-Estoy aquí.-

-Y no voy a herir a nadie si tu estas aquí.- Confesó Rose intentando olvidar, pero los recuerdos la atormentaban una y otra vez. Sangre corriendo por sus manos de asesina.

El la alejó con algo de brutalidad y tomó sus hombros para que ambos pudieran verse a los ojos, una mezcla de nervios, felicidad y preocupación invadieron a Jungkook al verla tan cerca de él.

-No hiciste nada malo, Roseanne.-

Rose llegó a la conclusión de que su propio nombre sonaba como música en los labios de Jungkook.

-Pero el era mi padre.- Contestó entre sollozos antes de volver a aferrarse contra el, para poder seguir llorando sin caer al suelo.

Jungkook no comprendió nada en absoluto, pero sabía que no era momento para preguntar y se dedicó a simplemente dejarse abrazar por Rose.

Ella estaba ahí, junto a él y lo más importante... Estaba a salvo.

Jungkook sintió la piel fría de Rose y decidió abrazarla con más fuerza, intentando cubrir la mayor parte de su pequeño cuerpo que no quería soltarlo y el tampoco quería que lo hiciera.

En esos minutos, en esos fugaces y húmedos minutos ambos entendieron el significado de la palabra paz.

Nada parecía querer atacarlos y sus mentes estaban tan concentradas en apreciar su contacto y los miles de sentimientos que tenían que ni siquiera recordaban sus aterradores e inciertos pasados.

El estaba ahí y eso era todo lo que a Rose le importaba.

Ella estaba ahí y Jungkook no se imaginaba algo más perfecto que eso.

En una sola semana habían sentido más que en toda su vida, en una sola semana se enamoraron perdidamente del otro como si no existieran más seres humanos en el mundo.

Y esa misma intensidad que existía entre ambos quemaba más que cualquier otra cosa.

-Debes dormir o la señora Kim va a matarme.- Comentó Jungkook al alejarse unos pasos de Rose, ella tenía la respiración algo cortada y sus ojos verdes brillaban rojizos.

-De acuerdo...-

El esperaba un comentario sarcástico o una queja como respuesta, pero sólo obtuvo ver a Rose volviendo a la gran cama de los padres de Taehyung y en ese momento supo que no podía dejarla sola en ese estado.

No parecía Rose, se veia tan triste y desanimada que Jungkook quizo matar a Taehyung por causarle tanto dolor.

Ella se metió bajo las grandes mantas de seda y plumas, se sentía realmente cómoda pero aún así su mente no la dejaba dormir porque la paz había desaparecido en el momento exacto en el que Jungkook se alejo.

-Estare detrás de la puerta. Llamame si lo necesitas, vendré en menos de un segundo.- Aviso Jungkook antes de darse la vuelta para salir de la habitación, no quería dejarla pero la señora Kim había dicho que Rose debía dormir para relajarse.

Asiardan ~BTS/BP~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora