Asiardan ~BTS/BP~

-Setenta Y Ocho-

La castaña corría entre el calmado mundo de las Sombras en busca de aquel trío de chicos perdidos y al finalmente encontrarlos las palabras que había pensado se desvanecieron.

-Eso fue más rápido de lo que imagine.- Confesó Taehyung sorprendido mientras observaba el dañado cuerpo de la castaña, quien había luchado con todas sus fuerzas minutos antes. -¿Puedes llevarnos de vuelta al desierto?-

-Por supuesto que no los llevaré allí, morirán.- Jennie no podía creer el pedido del peliazul. -¿Acaso están locos?- Preguntó indignada pero aquel desconcierto se vio opacado en el instante cuando una poderosa mano sujeto su cuello en un solo movimiento repentino, casi como si fuera a quebrarla.

-Yo no te estoy preguntando.- Escupió enterrando sus poderosas ojos plateados en ella. Jungkook sentía asco con solo mirarla y nunca dejaría que por culpa de Jennie el dejara a Rose sola.

-M-morirás... Los Cupios son muy poderosos, ya tomaron todo el Reino de Apolo.- El aire no circulaba en su sangre gracias a la fuerza que aplicaba el pelinegro en su cuello.

-Ella está allí, eso significa que yo también tengo que estarlo.-

Jennie intento golpear el imponente brazo de Jungkook para zafarse, pero aquellos ataques parecían no afectarle en lo absoluto. Entonces la castaña tuvo que implementar otro tipo de dolor.

-¡Rose ni siquiera te ama! Juega con ustedes dos en sus caras... ¿Y tu darás tu vida para no dejarla sola?-Preguntó odiandose por dentro, pero no había otra forma de salvarlos. -¡Olvidala! Existen miles de chicas hermosas que no están apuntó de suicidarse cada día, chicas sin una historia trágica y misteriosa que les dejó traumas de por vida. Chicas normales. Rose es...-

Atra pudo ver como los aterradores ojos de Jungkook brillaban repletos de ira, como si en su interior un incendio de crueldad atacará cada pequeña parte de su insensible corazón.

-Si terminas esa frase voy a matarte.- Amenazó en total sinceridad antes de liberar sus eléctricos rayos mortales sobre la mano sobrante. -Un sola palabra más y puedo atravesar por completo tu corazón.-

-Jungkook, basta...- Susurró Taehyung al intentar acercarse a ellos pero luego de dar solo el primer paso, una feroz daga plateada impacto a un centímetro de su pie.

-Me agradas, Taehyung.- Confesó el pelinegro, quien envió rápidamente decenas de dagas apuntando al cuello de su amigo. -No intentes detenerme.-

Jennie estaba rodeada por los tres chicos más poderosos en todo el torneo y pensó que podría manejar aquella situación, ya que estaban en un mundo que conocía a la perfección, pero quizás todavía le faltaban entender muchas cosas para ser igual de fuerte que ellos.

Como el amor... Verdadero amor.

-¿Aman a Rose? Aun cuando ella no a confesado sentir algo por ustedes.- Preguntó la castaña al ver aquel par de ojos tan distintos.

-¿En serio crees que te mereces hablar de.-

-Rose demuestra que nos ama.- Taehyung interrumpió en seco la ira que crecía dentro de su amigo y capturó la atención de todos. -Cada momento que paso junto a ella me siento amado, tranquilo y a salvo. Como si el mundo no fuese tan perverso... Ella me hace sentir así con cada pequeña cosa que hace. -Sus palabras también era sinceras y desbordaban de su elegancia amable. -Se que me ama de una forma extraña e inentedible, quizás un poco insegura pero lo comprendo.-

Madurez. Algo que algunas personas infravaloran.

-Rosie siente miedo porque las personas que juraban amarla fueron las que más daño le han hecho. Ella siente miedo porque no sabe nada sobre si misma, pero aún así tiene la capacidad de hacerme sentir la persona más feliz del mundo con solo verla sonreír.- Confesó recordando la primera vez que la había visto. Sus nombres estaban juntos en una pizarra gigantesca y el mundo parecía un misterio interminable. -Amo a Rose y ella me ama.-