-Treinta Y Ocho-

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Rose se preguntaba a si misma si lo que estaba haciendo en ese instante era realmente lo que deseaba o solo una necesidad de sanar su corazón.

El peliazul acariciaba con delicadeza sus mejillas mientras movía sus labios tan dulcemente que Rose se sintió aún peor al notar que ella no estaba tan metida en el momento como el.

Después de todo todavía no encontraba una verdadera definición de amor.

¿Lo que sentía por Taehyung era amor?

¿No se supone que tu mente debe estar totalmente en blanco cuando besas a alguien que amas?

¿Por qué besarlo le provocaba aún más dudas?

Rose continuó el beso para dejarse llevar por la inercia, deseando poder llegar a una repuesta antes de que acabarán.

Todo se volvía seguro junto a Taehyung, un mundo estable y repleto de comodidad hogareña. El era cálido y sus palabras dulces, nunca sería capaz de lastimar a Rose... Su amor hacia ella no era un arma de destrucción masiva.

Y eso era genial... ¿Cierto?

Rose no podía dejar de pensar, toda su mente estaba revuelta y repleta de inseguridades. Hacia minutos atrás Jennie la había atacado y se había sentido realmente vulnerable, quizás por eso necesitaba esto. Quizás por eso no lo dudo dos veces en recibir el beso de Taehyung.

El era un refugio al que Rose podía acudir para no ver lo miserable que era su vida.

¿Y eso es amor?

La rubia no fue capaz de responder aquella pregunta, ya que el sonido de la puerta abriéndose la sorprendió por completo.

Jungkook estaba allí.

El la observaba con sus ojos plateados y brillantes, en ese mismo instante Rose supo que los había visto, aunque no podía decir cómo tenía aquella certeza... Solo lo sentía y eso lo hacía más real que cualquier otra cosa en este mundo.

-J-Jungk.- Rose no pudo soltar palabra alguna, su voz salió tan nerviosa que las letras bailaban en su lengua, pero no fue necesario dar muchas explicaciones ya que Jungkook no se iba a quedar allí para escucharlas.

El pelinegro salió del salón automaticannte, sin importarle en lo más mínimo las preguntas confundidas de los demás estudiantes al verlo escapar del templo.

-Lo siento, Tae.- Se disculpo Rose antes de salir huyendo tras el pelinegro, no entendía muy bien el porqué lo hacía pero algo dentro de ella se lo ordenaba.

Quizas nuestros impulsos siempre serán lo mas verdadero que tenemos dentro. Aquello inexplicable e irracional que sólo se guía por nuestros deseos más profundos.

Rose corría tras el chico a toda velocidad, sabiendo que su cerebro se había desconectado por completo y sólo actuaba como una estúpida.

El suelo estaba aún más frío cuando salieron del templo y los pies descalzos de la rubia se congelaron, aún así Jungkook no dejaba de correr y su velocidad era sorprendente pero Rose no iba a rendirse.

-¡Jungkook!- Los gritos desesperados no servían de nada, como si el chico fingiera no oírla o disfrutara ingnorandola. Quizás un poco de ambas.

¿Qué estaba haciendo?

Rose corría por las calles de la aldea del fuego mientras una brisa fría le congelaba el cuerpo, pero ni siquiera importaba pensar que tan estúpido era hacer aquello solo para alcanzarlo, porque eso deseaba.

-¡No vas a escaparte de mi!- Advirtió Rose al estar cada vez más y mas cerca del pelinegro, hasta que Jungkook dio un giro inesperado y se escabullo rápidamente en el pequeño bosque.

Asiardan ~BTS/BP~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora