-Sesenta Y Nueve-

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Todo fue tan rápido que los ojos rojos de Saran ni siquiera pudieron entender que había sucedido, pero el sonido de la inesperada explosión retumbó en sus oídos y luego vio la figura de Grek siendo lanzada a lo lejos y muchisima sangre manchando el suelo.

-L-Leyn...- Su voz fue casi imperceptible y mientras intentaba ponerse de pie vio como Leyn era pateado hasta uno de los portales de Zidias. -¡NO!- El rubio de los ojos perversos le lanzó una mirada a la pelirroja antes de marcharse.

-No fingas que puedes salvarlo.- Escupió casi riéndose de placer. - Eres la más inútil de los tres. Solo otra mujer que cree ser fuerte, pero en realidad necesita que su novio la rescate para que su vida no se vea tan miserable.- Zidias terminó de lanzar a Leyn por su dorado portal. -Te aconsejo volver a casa y buscarte un esposo adinerado antes de que tu hermoso cuerpo envejezca, Adiós Saran.-

Ella tomó una gran roca en un movimiento casi invisible y la lanzó directamente hacia la frente de Zidias,  este sintió el impacto y luego observó como la sangre fluía de su herida como si fuera un río salvaje en el medio del infierno.

-Gracias por eso.- Escupió al tocar con su dedo la sangre y luego chuparla como un manjar exquisito. -No siento nada, pero me gusta ver que lo intentas.- Confesó antes de marcharse por su portal dorado y Saran volvió a desarmarse sin fuerza sobre el cálido suelo que había explotado minutos antes.

-¡Jinmin!- Grek se lanzó sobre el cuerpo herido de su amigo de toda la vida pero al intentar tocarlo este lo detuvo en un movimiento lento y doloroso. Se veía completamente acabado, como si su cuerpo estuviera cerca de rendirse y el lo sabía.

-Llévame con mi hijo, Saran.-

Quizas las personas pueden saber cuando están por pasar al otro lado de la fina línea entre la vida y la muerte.

Jinmin lo sabía, ya que el mismo había lanzado un ataque sin pensar y Zidias logró esquivarlo con su portal, redirigiendo el ataque hacia su propia espada y una bomba de plasma explotó en el.

Había tanta sangre que Grek sintió que chapoteaba en un tétrico lago, mientras sus lágrimas creaban dolida cascadas.

-Por favor no, no puedes irte...- El castaño tomó la mano de su amigo y la apretó con fuerza, deseando que todo aquello no fuese real, deseando que el mundo no fuese tan cruel. Saran llegó segundos después con algo en la mano y se acomodo junto al cuerpo de Jinmin. -Nos conocemos desde niños, somos una familia. No puedes irte sin luchar.-

-Grek... Sabes que he hecho cosas muy malas.-

-¿Y q-quién no?- Preguntó perdiendo poco a poco la cabeza. -¡Casi asesino a mi mejor amigo cuando era un niño! Solo porque estaba celoso de que el tenía todo lo que yo deseaba.- Confesarlo era doloroso, pero real. -¿Crees que no merezco vivir por eso?-

Fue una pregunta para Jinmin pero aún así Saran sabía que Grek también deseaba que ella contestara, aunque la pelirroja no podía pensar en otra cosa que no fuese Leyn.

-Si, mereces vivir Grek.- Jinmin fijo sus ojos cafés en su amigo y luego en Saran, como si quisiera decir algo sin palabras. -No pueden salvarme chicos y cada segundo que desperdician en mi Leyn esta en peligro. -

Saran lo sabía y se odiaba por estar de acuerdo. Ella había entendido que Leyn era su mayor prioridad en el mundo luego de Jungkook y el equipo, pero quizás nunca antes lo notó porque el peliblanco nunca necesito de su ayuda. El era perfecto en todo lo que hacía y ahora estaba en peligro por querer salvar a Grek. Esa clase de persona era Leyn.

-No dejen que el pasado los invada.- Aconsejo Jinmin sin casi vida en los ojos, mientras la piel palidecia lentamente y su mano perdía fuerza. -Protegan su futuro, protegan el futuro de Asiardan.-

Asiardan ~BTS/BP~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora