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Me duele la cabeza, me martillea horrible, tengo nauseas y sigo aquí en el suelo, me duele la mano, no sé la hora, solo se que ya no debería estar aquí, creo que esta vez volví a pasarme, pero hacía ya tiempo que no bebía. Tengo la boca seca, necesito levantarme de aquí y recoger mi tiradero, de lo contrario tendré problemas.

Me levanto del suelo, me mareo enseguida y deseo volver al suelo, pero si lo hago jamás saldré de aquí y necesito ir a casa de Diego,  mi ropa está tirada la levanto y la dejo en el sofá, me veo la mano hay sangre seca y estoy segura de que tendré que ir a un hospital para que me revisen, soy una irresponsable, debí hacer algo por mi mano. Voy hacia la puerta, abro y llamo a Lucía, la necesito.

Me apuro a vestirme, lo hago con dificultad ya que no quiero lastimar más mi mano, podría volver a sangrar

- Aquí estoy señorita digame en que puedo ayudarle

- Lucía, por favor podría ayudarme a dejar limpio aquí, es que tengo que irme pronto

- Si, no hay problema, solo voy por unas cosas ¿va a desayunar?

- No, solo beberé un poco de agua y ya

- Está bien, ahora vuelvo

Lucía sale de aquí, necesito algo de efectivo para pagar un taxi y el hospital, además de que necesito para vivir unos días más en lo que me aceptan en algún trabajo.
Sé que papá guardaba algo de dinero aquí, solo tengo que encontrarlo antes de que llegue Lucía.
Busco en el escritorio y no hay nada, veo la puerta del baño, enseguida voy hacia éste y entro, cierro la puerta, lo primero que hago es mirarme al espejo, me veo mal, tengo la mascara para pestañas corrida y parece que tengo ojeras, además de que me huele mal la boca y por si fuera poco tengo ganas.
Me apresuro a hacer lo primero y más importante, me bajo los pantalones y me siento en el excusado, me siento alivida de haber podido hacer del baño.
Lo segundo y mas importante es lavarme las manos y la cara, trato de tener especial cuidado con mi mano derecha, me arde al instante, creo que si hay cristales en mi palma. Me ayudo con la mano izquierda, me lavo el rostro y hago buches con el agua a ver si así me deja de apestar la boca.

Me veo en el espejo y parezco más decente, ahora lo que necesito es dinero, creo saber en donde está, papá siempre me decía que podría tomar ese dinero si lo necesitaba algún día, creo que siempre supo del odio que mi abuela me tenía.
Reviso en los azulejos del baño debe haber uno que pueda tomar, reviso hasta en el suelo y ahí encuentro un azulejo que puede moverse.
Sonrío al encontrar el dinero, ahí hay una bolsa transparente, tiene varias cosas, son algunos papeles viejos, reviso esos papeles y me entretengo, son varios títulos de propiedad, mi papá no era millonario, pero tampoco de había casado tan joven.
Entre esos papeles hay un documento que me llama más la atención y es un testamento, está hecho una semana antes de que el muriera, lo leo detenidamente, dice que yo soy su única heredera, son al menos 3 fincas en México, 2 apartamentos aquí y uno en las vegas, la mitad de la constructora y otras cosas más, me quedo muda, tengo miedo de dejar esto aquí, pero ha estado aquí durante 10 años, creo que este es un lugar seguro para esto .

Tocan la puerta, me sobresalto.

- ¿Quién?

- Soy yo señorita ¿todo bien?

- Si, ya salgo

- Está bien, solo que me había preocupado

Dejo todo en su lugar, tomo una tarjeta y la guardo en mi bolsa trasera, saco mil dolares y guardo todo como estaba, me sorprende que no se haya echado a perder todo, además de que es un lugar poco obvio.
Me apuro a salir ya es tarde y tengo que volver.
Al salir del baño me encuentro a Lucía, le sonrío.

- Me estaba enjuagando la mano me la he cortado, iré al hospital - explico

- Debería tener mas cuidado señorita

- Si Lucía, ahora me voy, tengo que llegar a una entrevista de trabajo

Salgo del estudio de papá, voy hasta la cocina, busco un vaso necesito beber agua, busco en el estante, a ver si encuentro algún vaso, pero fracaso, creo que aquí nadie ha ocupado nada en varios años. Voy hasta el refrigerador y lo abro, ahí hay una botella con agua, es chica, pero creo que bastará.
Salgo de la casa, el vigilante es el único que me ve, sé que le dirá a la abuela que ya me he ido, por que sé que fue el quién le avisó de mi estancia aquí.

Tomo un taxi y pido que me lleve al hospital más cercano, necesito que me revisen la mano, por fortuna no me duele mucho, sin embargo es necesario ir.

El hospital mas cercano está a media hora de la casa, estar aquí en este auto esperando a llegar a mi destino me hace pensar en lo que debería hacer ahora que llegue con Diego, también creo que debería ir a visitar a Sara, la abuela me lo ha prohibido pero quiero verla, me siento culpable cada día que pasa.

- Señorita hemos llegado

- Si, señor gracias

Le pago y salgo del vehículo, llego hasta la entrada del hospital, llegando a urgencias, pido consulta, la enfermera me atiende de una manera amable y dice que espere.
Me siento en la sala de espera, la cabeza me martillea y siento ganas de ir al baño de nuevo, mi garganta está seca, deseo beber un poco de agua, estoy a punto de ir en busca de ésta cuando mencionan mi nombre diciendo que soy la siguiente.

Entro al consultorio, una doctora me sonríe y me deja pasar.

- Hola, buenas tardes - saludo

- Buenas tardes señorita, digame cual es el motivo de su consulta

- Bueno, verá, ayer en la noche me corté la palma con una copa, solo vengo a revisión

Le muestro la mano, me observa y en su rostro se forma una mueca, creo que hay algo mal

-¿ Se ha lastimado y no se preocupó por venir enseguida?

- Me quedé dormida.....estaba muy ebria para poder levantarme - digo con vergüenza

- Bien, entonces me supongo que solo se ha enjuagado la mano

- Así es, solo he hecho eso

- Bien señorita, creo que tendremos que extraerle algunos cristales, pero primero tenemos que hacerle una radiografía para poder localizar todos los cristales

-  ¿Tardaremos mucho?

- No, no tardaremos

Hago trámites y paso al área de rayos x quién lo hubiera dicho, la visita de la abuela solo me ha ocasionado problemas y tristezas.
Me hacen mi radiografía, enseguida vuelvo a consulta, la doctora revisa la placa con atención.

- Señorita me temo que le haremos una pequeña cirugía, al parecer hay un cristal que podría perforar una vena o peor podría lastimar un nervio

Me muerdo el labio inferior, estoy preocupada por esto.

- Pero no me duele mucho

- Usted deside, es solo una noche, para mañana estará mejor y se le darán algunos analgésicos para que calmen su dolor

- Esta bien, creo la salud es lo más importante

- ¿ Le va a llamar a algún familiar?

- No, no doctora, ahora mismo no tengo a quién avisarle.

Dicho eso la doctora me da instrucciones, asiento a todo lo que me dice, este día y el anterior no han sido le mejor de mi vida, sin embargo las cosad pasan por algo, solo espero que sea algo positivo.

El EstafadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora