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Voy en dirección a la casa necesito estar sola beber un poco de vino tinto y relajarme ya mandaré a hacer las compras después.
Tomo un taxi le doy la dirección de mi casa hace tiempo que no voy hasta ese lugar he luchado por no volver, la abuela se ha encargado de cuidarlo y todo pero a mí eso no me preocupa, ni siquiera me importa ya.

Sé que estamos llegando cuando las casas se han alejado una tras otra, la distancia entre ellas es mucha el vecino más cercano está un kilómetro. El señor me deja enfrente de mi casa las rejas aún siguen siendo de color negro los jardines se encuentran verdes, en la casa es como la recordaba bella de paredes blancas, con la estancia afuera y todo como siempre todo igual, solo que ellos no están y ahora estoy sola respiro profundamente y me armo de valor para enfrentar a todo esto.

- Espere un momento ahora le pago

Bajo del autor llego hasta las rejas el vigilante me ve no dice nada ya que estoy segura me ha reconocido,le pido algo de dinero para pagar el taxi, sin demora me da para pagar, enseguida le pago al señor, el se va y yo vuelo a quedarme parada frente a las enormes rejas, ya no es lo mismo de cuando era niña esa emoción se ha ido ahora solo vienen recuerdos algo las lastimeros y malos para para mi estabilidad mental,por lo cual he decidido dejar atrás pero pareciera ser que estoy destinado a entender quién soy y cuál es mi lugar.

El vigilante me abre la puerta, le pido ppr favor que no le diga nada a la abuela sobre mi estancia aquí,  eso solo me haría comprometerme más con la familia, además de que ella sabrá los movimientos de dinero que haré este día.
El vigilante solo asiente ante mi petición, entro a la casa, enseguida la piel se me pone chinita, un escalofrío me recorre la espalda.

Me encuentro en el jardín, la fuente aún tiene las monedas que tiraba con ella, desearía no haber sido tan tonta y berrinchuda, si no lo hubiese sido ella no estaría ahí, no habría perdido diez años de su vida y yo no trataría de estar alejada de este lugar.
Ver el pasto tan verde, las gardenias de mamá, lo girasoles de Sara y las rosas de la abuela me hace sentir mas sola que antes.

Voy hacia el patio trasero, ahí están los columpios, la alberca, los juego, la mesa en donde bebíamos te, en donde festejabamos los cumpleaños y ahora más que nunca creo que no debí volver a este lugar.
Corro al interior de la casa, el olor a manzana canela invade mis fosas nasales y me hace volver a tantos recuerdos que se habían marchado.

Corro en dirección al estudio de papá, mis lagimas rodan por mis mejillas, tal vez debí haber viajado con ellos y morir ahí.

La puerta sigue de color negro, aun esta el letrero que hice en donde dice que es el estudio de papá, abro y entro rápido, siento que estar en esta casa me sofoca, pero es peor estar a lado de Diego, el no es una buena compañía para mi.

Tocan a la puerta.

-¿Quién?- pregunto

- Soy Lucía señorita Ríos, quería saber si necesita algo

- Si Lucía, por favor prepare una charola con quesos, como se la hacía a papá y traigame una botella de vino, creo que usted lo sabe y ahora que vuelva necesito que me asista con unas compras, por favor

- Si señorita, ahora lo traigo

- Gracias

Aun parada y con la espalda pegada a la puerta miro el estudio, sigue igual de imponente, me sigue haciendo sentir pequeña, pero siento la calidez de papá.
El escritorio aun sigue al centro y el enorme ventanal aun da buena vista al jardín, la silla está volteada como el la dejó cuando se fue, recuerdo que ese día me abrazó y me regaló un collar con mis iniciales de oro blanco con pequeños rubies.

Voy hasta el sofá en donde solía dormir y me siento en éste, cierro los ojos por un momento y me dejo llevar por cada recuerdo que tengo en esta habitación.
Mi momento de relajación llega a su fin cuando Lucía toca la puerta.

- Adelante

Ella pasa con la charola en manos, la deja en el  escritorio.

- Necesito su ayuda, requiero de unas cosas de aseo personal

- Si señorita, solo anotelas y yo mandaré por ellas ¿ gusta algo en especial para la cena?

- No, haga lo que le parezca pertinente y si le encargo mucho lo que le anotaré.

Lucía asiente y yo me apresuro a escribir lo que necesito, le doy unas indicaciones para que me prepare mi habitación, esta noche me apetece quedarme aquí.
Lucía se va por mi encomienda, estoy sola en este estudio, me sirvo una copa de vino y lo saboreo disfruto mi copa de vino en soledad, también pienso en Sara.
Aun me cuesta no recordarla, es difícil olvidar su rostro lleno de dolor y sangre, si no hubiera insistido tal vez ella estaría viva y yo no.
Ella merecía más la vida yo solo he desperdiciado cada día y lo de Erick ha sido peor.
No puedo evitar sentir mi culpa y saber que ella está ahí por culpa mía, hacía unos meses que ella estaba respondiendo y ahora no se que ha pasado con ella, tengo planeado ir a visitarla, pero tengo miedo, aun existe en mi el temor de que ella despierte mientras yo estoy ahí.

Me hice cargi de su abuela, creo que es lo menos que pude haber hecho, pero mi culpa sigue creciendo cada día que pasa, tal vez conocer a Diego es mi forma de pagar las cosas y yo solo estoy huyendo.

Que predicamento, pensar tanto en esta situación.

Me termino mi copa de vino, busco el reproductor de música de papá y pongo algo de música, recuerdo que a papá le gustaba la opera, no sé mucho del tema, pero a el lo relajaba.

Suena el instrumental, me acerco a la ventana y veo el patio, se ha nublado el día, pero no me molesta, es algo agradable, hace tiempo no me detengo a mirar el cielo.

Exhalo y camino por todo el estudio, me sirvo otra copa y me siento en la silla de papá, me pongo cómoda y empiezo a dar vueltas en la silla de papá, me carcajeo de la situación, no me queda más que hacerlo.

El telefono suena, algo extraño ya que solo ha estado la servidumbre aquí.
Algo mareada y con las manos temblorosas contesto el telefono.

- Quedate ahí, ahora voy a verte - cuelga

Maldigo a todo volúmen y aunque trato de relajarme sé que si la veo solo vamos a pelear, aunque no tengo opción, esta también es su casa, yo solo soy alguien ajeno a ella.

El EstafadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora