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Voy en el taxi, pienso en lo que ha pasado esta mañana, pienso en que no debo dejar que me toque, que no debo dejar que esto siga sucediendo.

Dejo a un lado mis papeles y  me debato en si debo o no ir, sé que la abuela está aquí pero no quiero tener una discusión o algo así, me temo que debo abstenerme de ir a verla, no sé que hacer, pero ya la he evadido bastante durante casi tres años.

Siento que de verdad no voy a ningún lado y estoy harta, bastante cansada y temo que lo inevitable llegue

- A la constructora Olvera por favor

El taxista a asiente y toma la dirección, no he hablado con la abuela y no sé que valla a pasar, sé que ella sabe que no he conseguido trabajo, no he podido seguir el camino deseado.

Después de 20 minutos comienzo a reconocer el camino que de niña recorría, siento algo de nostalgia pero a la vez siento terror, no quiero ir a la constructora, tampoco quiero un regaño de la abuela, pero la extraño, solo debo omitir mi situación de lo contrario ella me regañaría.

Llego hasta el lugar,  el edificio sigue siendo imponente, como siempre, me siento pequeña ante este lugar, pago el taxi y bajo, respiro hondo y trago aun más duro de lo que ya he tragado, siento un nudo en la garganta.

Entro a la constructora, lo primero que me encuentro es una revisión de rutina, el guardia aprueba todo y sigo hacia la recepción.

- Hola, buenas tardes quisiera ver a la señora Amelia Olvera- le digo a una de las recepcionistas.

Son dos, ambas rubias y de buena apariencia, muy lindas, una de ellas me mira de arriba a bajo, sé que no voy con un atuendo digno del lugar, pero tampoco vengo tan fachoza o desarreglada.

- Lo siento, pero la presidenta está ocupada en una reunión - lo dice de manera poco agradable- ¿ Tiene cita?

Niego con la cabeza.

Ambas se miran y la otra me dice que debería irme, que la presidenta no va a salir.
Me muerdo los labios, ya sé a quién echaré de la empresa cuando asuma el poder.

- Está bien, me iré, pero después de ver a la presidenta - dicho esto corro

Casi llego a la oficina  de la abuela cuando una de ellas me detiene del brazo.

- Señorita, por favor se lo pido, no me haga llamar a seguridad 

- Llamelos, pero necesito pasar- digo

Estamos forcejeando, necesito ver a mi abuela, al menos para que me regañe.
Después de unos 2 minutos de pelea, ella le dice a su compañera que llame a seguridad.
Todos en el lugar nos ven, detesto ser el centro de atención, solo quiero ir a la oficina de mi abuela.

Los de seguridad están a punto de llegar hasta nosotras, estoy a nada de soltarme.

- ¿ Qué es lo que está pasando aquí?- me quedo helada al oir esa voz

- Nada señor, la señorita ha querido pasar y no tiene cita y quiere ver a la presidenta- se justifica

Escondo la cara.

- ¿Y esa es razón para hacer todo este espectaculo?

-No señor

- Y usted señorita ¿ Qué es lo que quiere?

Me hace voltear.

- Ellie - dice algo alegre y enojado

- Hola tío Jorge - saludo

La cara se la chica es todo un poema, creo que no lo esperaba y yo tampoco, solo deseaba que fuese una visita de cortesía o algo así, pero no, la chica ha querido un espectaculo.
Me suelta, me duele el brazo

- De mi sobrina me encargo yo Jessica, puedes irte

- Si señor

La chica se va y mi tío me ve.

- Tenías que hacer todo un show para que viniera ¿ Cierto?

Sonrio

- También es un gusto verlo tío

- Ellie, como dueña y futura presidenta no puedes hacer este tipo de cosas

- Lo sé, pero Por ahora quiero mantener un perfil bajo  ya sabe algo así

- La abuela está enojada

- Lo sé, creo que sabe todo lo que he estado haciendo, sabe que no he tomado el dinero

- Si, sabes que ella tiene el control ¿ Veniste a verla?

- Si, sabe que la extraño mucho a pesar de lo que me llegue a decir

- Está en una reunión, vamos a la oficina

Me abraza por los hombros y me lleva, todos nos ven, es extraño, he estado fuera de este lugar cerca de 14 años, me siento bastante fuera de lugar.
Llegamos hasta la que es la oficina de la abuela, este lugar no ha cambiado nada, siento nostalgia al ver la silla en la qur una vez me daba vueltas y jugaba a ser alguien.

El color blanco de las paredes, los estantes, el escritorio sigue siendo grande, para mi, siento que no podré llevar esta compañía hacia delante, creo que debo huir ahora que puedo y volver hasta que ya me sienta segura de que lo voy a hacer bien, de que puedo ser quien debo ser.

- ¿ Tienes hambre? - pregunta mi tío

- No- con estos nervios quién puede tener hambre...yo no

- ¿ Un helado?

- Está bien

Voy hacia una de las sillas situadas frente al escritorio, me siento nerviosa, juego con mid manos, me muerdo los labios, esta espera se me está haciendo larga.

- Aquí está- me pone el helado en frente

- Gracias

Ni siquiera tengo ganas de comerlo, pero si no lo hago se va a derretir.

Estoy dispuesta a comer mi helado cuando la puerta suena, me enderezo, estoy tensa, llegó la abuela.

- La hija prodiga ha regresado - no sé si lo dice feliz o enojada

- Abuela - es todo lo que se me ocurre decir

- Espero que vengas a decirme que ya te harás cargo de la empresa

- Abuela

- Por que ya es hora de que lo hagas, después de todo yo ya estoy vieja, además ya te he dado bastante tiempo

- Abuela

- Abuela nada, Elizabeth Ríos, espero que ya dejes de jugar a la chica pobre, deja a un lado todo eso, estoy cansada, tus papeles vencen en un mes

Sigo escuchandola, no es un juego, no estoy jugando.

- Abuela

- Elizabeth, ya no puedes esconderte más, Sara se tiene que ir, por favor entiendelo, ese ya no es tu lugar, hija, ya estoy vieja y no puedo ir y venir como antes, tienes un mes, un mes para hacer lo que quieras, para ser Sara, después de ese mes tomarás el lugar en la constructora y en la vida, te casarás y no habrá vuelta atrás, tu prometido está esperando por ti, Elizabeth ya es hora de ser quién eres

- Pero abuela yo, yo no quiero casarme, no quiero esta vida, mi vida modesta está bien

- He dicho, un mes

Y esta es mi sentencia, un mes para hacer cualquier cosa, solo un mes....

El EstafadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora