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Es temprano y el cuerpo me duele, debo admitir que fue una buena noche la que pasé, no lo voy a negar aunque me siento un poco avergonzada, no se como es que miraré a Danna de nuevo a la cara sabiendo que me he follado a su marido, si bien es cierto que es la mejor manera de evitar infidelidades esto es extraño. He mantenido la mente abierta, pero creo que esto me ha tomado por sorpresa. 

Damián ya no está en la habitación, me apresuro a vestirme, paso al baño y me lavo la cara, trato de arreglarme de la mejor manera, tocan la puerta del baño. 

- Adelante - digo 

Enseguida entra Danna, trae ropa en las manos, luce radiante.

- Hola, Diego me ha dicho que no tienes ropa extra y te he traído algo para que lo uses y estés más cómoda 

-Gracias 

- Te noto algo tensa ¿ es por qué te tocó con Damián? 

- Danna yo... 

- No pasa nada, igual yo me acosté con tu novio y no pasa nada, todo fue consentido, todos eramos conscientes de lo que hacíamos, tranquila que así se siente la primera vez ya después solo lo esperas 

Le sonrío, ella me deja la ropa y sale del baño, me veo al espejo, no me encuentro tan mal, creo que me da tiempo para tomar una ducha, me quito el vestido, me vuelvo a ver en el espejo, no tengo ninguna marca en el cuerpo, creo que es un profesional en esto.

Me ducho y trato de dejar todo en orden, este lugar es como la que era mi casa, solo que aquí si se siente un calor especial, salgo del baño ya vestida y arreglada, bajo hacia la sala pero no están ahí.

- Señorita pase por aquí - me dice una chica 

- Gracias 

La sigo hasta que llegamos al comedor, este lugar es amplio, tiene ventanas grandes y la luz es perfecta, la mesa está al centro, todos están sentados al rededor de ésta, están en parejas, todos están contentos y creo que yo debería estar igual, solo que aun no me acostumbro a esto. 

Me acerco y llego hasta donde está Diego, me siento a su lado, me sonríe, me toma la mano y besa el dorso. 

- Hola- lo saludo 

- ¿Y qué tal?

- Bien, todo en orden - respondo 

- Pueden servir - dice Damián 

La servidumbre empieza a servir el desayuno, Diego posa la mano en mi pierna y da un ligero apretón, lo que hace que mi cuerpo reaccione, junto las piernas, lo veo y me vuelve a sonreír, no se que planea pero también puedo jugar debajo de la mesa. Acerco mi mano hasta su entre pierna, doy un ligero rose, lo volteo a ver y sonrío, le da un trago a su jugo un trago largo.  Todos seguimos tomando el desayuno y a decir verdad me sorprende ver lo bien que todos se llevan, ni siquiera parece que entre parejas se hayan intercambiado y follado la noche anterior, tal vez la única que tiene mente cerrada aquí soy yo o solo me he descolocado. Hasta Kim parece feliz, creo que lo dejaré estar a menos que algo cambie.

Diego y yo somos los últimos en acabar de desayunar, me muerdo los labios y ambos nos levantamos de la mesa. Nos despedimos de Danna y Damián y salimos de la casa hacia el auto, subimos y el sale de la mansión. 

Lo observo manejar, mi cabeza va recargada en la ventana, quisiera decir que el me desagrada pero no, no puedo, su vida es extraña y desconocida para mi, siento que el sabe más de mi que yo de el y eso es preocupante. Me preocupa saber que me conoce más que yo misma, que tal vez sepa mis debilidades y todos mis problemas. 

- No me has contado como te fue - dice sin apartar la mirada del camino 

Sonrío, creo que vamos a platicar como si esto fuera lo más normal del mundo. 

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