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Elizabeth.

Me duele la cabeza, siento nauseas, no sé en dónde me encuentro, lo último que hay en mí cabeza es...

- ¡Ian! ¡Ian! - comienzo gritar

¿En dónde está mi hermano? No puede ser que no esté aquí ¿En donde estoy yo? ¿Qué hago aquí?

- ¡Ian! - grito de nuevo

La desesperación vuelve a invadirme, el pecho me duele, el corazón me late de manera desbocada, tengo que salvarlo, debo ir por el, trato de moverme pero mi brazo está inmovilizado, no puedo hacer nada, me duele el vientre.

- Tranquila Elizabeth - me hablan

Volteo y veo a Dom a mi lado.

- ¿Qué ha pasado?

- Ya pasó todo, el peligro ha pasado, todos están bien, solo falta que despierte Diego

- ¿Cuánto tiempo ha pasado? 

- Un mes - responde - un mes y medio, te indujeron a coma ya que tu condición no ha sido muy buena, en realidad es un milagro que estés viva, la situación de Diego es un poco más complicada, pero planean sacarlo del coma a final de mes

- ¿Y en dónde está Ian?

- El viene en camino, el se recuperó rápido 

- ¿Cómo está?

- Bueno David y Dayana lo han tratado bien, se siente muy feliz, en realidad parece que nada ha pasado, son muy buenos padres, sin embargo el te extraña

Sonrío, creo que al menos a alguien le da gusto que esté viva.

- ¿ Puedo ir con Diego? - pregunto

- Tal vez más tarde, aún tienes que reposar un poco, ha sido un tiempo difícil

Me quedo en silencio, miro a mi alrededor, todo esto parece como el final de una pesadilla, aún así estar aquí no me agrada, no me gusta.

Miro mi mano, aun se encuentra vendada, supongo que no ha sanado del todo, pero al menos eso sirvió para salvar a Ian, puedo decir que en mi no hay más cargos de conciencia, a pesar de estar aquí y en esta condición me siento muy tranquila, me siento tan en paz.

- Solo falta algo de terapia para tu mano, eso es todo - comenta Dom

- Gracias - respondo

Los dos nos quedamos en silencio y es que a decir verdad no sé que decir, no sé que debería hacer.

- Iré con las enfermeras, debes comer

- Vale, creo que debería hacer eso - respondo

Dom se va y me quedo sola en esta habitación, tengo la mente en blanco, quiero ver a Diego, quiero saber cómo está, me preocupa su vida. Después de algunos minutos Dom aparece.

- Ahora vienen

Asiento.

- Gracias Dom, gracias por estar a mí lado, por estar a lado de Diego, gracias por todo, de verdad, gracias

- No tienes que agradecer, Lorine llegó a nosotros por culpa mía, caí en su trampa

- No, no es culpa tuya, no sabemos las intenciones de los que se acercan a nosotros, no es culpa tuya de verdad, eres mí amigo y como un hermano para los chicos, deja de culparte por algo que no hiciste

Dom se queda en silencio, creo que tendremos que trabajar mucho en esa culpa que siente, ese no es un buen sentimiento, yo lo tuve por años en mi vida y no fui feliz.

El EstafadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora