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Diego. 

Estar despierto y saber que he perdido un momento de mi vida aún me confunde, solo sé que mi nombre es Diego Betancourt y que por alguna extraña razón he convivido con una tal Sara o Elizabeth, al parecer es cierto que he hecho algo grande por ella, pero no sé que es, no recuerdo lo que fue y a decir verdad eso me hace sentir frustrado, llevo días mirando un inhalador, no sé de quién sea, pero siento que es importante, en la habitación de huéspedes encontré una sudadera, huele a perfume de mujer y por alguna extraña razón hay un anillo en mi buro, lo único que sé es que he dejado a Diane, que Kristal me odia y que tengo algo que hacer, pero no recuerdo qué. 

Aunque estoy en casa, me he tenido que movilizar con una silla de ruedas, el accidente no me dejó paralitico o cuadripléjico, pero  me han sugerido que no haga mucho esfuerzo, estar en casa solo es aburrido, a veces el silencio me abruma y aunque escucho música o veo alguna serie o película mi soledad es evidente, mía amigos no me han dejado solo, pero aun así hay un vacío en mí que quiero llenar, un vacío que no aguanto más. 

Estoy camino a la cocina cuando tocan la puerta, es algo extraño que alguien llame a mi puerta tan temprano, no espero a nadie el día de hoy. Voy hasta la puerta, la abro y me encuentro con una mujer castaña, de tes clara, ojos café claro y una bonita figura, es muy linda, pero no entiendo por qué está aquí 

- Hola, Diego - me saluda 

- ¿Quién eres y por qué sabes mi nombre? 

- Soy yo, Sara 

- Sara, la que de todos hablan - menciono 

- No sé quiénes sean todos, pero creo que nos debemos una explicación 

- Tal vez eso es lo que necesito, pero no sé quién eres ni por qué deberíamos darnos una explicación 

Su cara es de tristeza. 

- No debí correr, no creí que me seguirías y jamás pensé que te pasaría algo así 

Desconfío de ella. 

- No tengo memoria, lo siento, me temo que no tengo nada que explicar 

- Por favor Diego, te quiero y creo que debo quedarme contigo hasta que tengas algún recuerdo, además de que no hay quién te ayude aquí 

- Si hay quién lo haga, se llama Claudia, pero este día lo tiene libre - respondo 

- Hablemos, por favor 

- No, no tengo que hacerlo si no quiero 

- Tú eres el culpable de que yo te conozca, no me abandonaste, me dejaste a lado tuyo, te quiero, por favor no me dejes sola, creo que todos nos equivocamos y podemos arreglar las cosas 

Me quedo en silencio, lo pienso un poco, Dom mencionó a una tal Sara, debe ser ella, si me mantengo a su lado tal vez pueda entender todo. 

- Puedes pasar, pero no toques nada - ella asiente 

La dejo pasar a casa, la dejo en la sala de estar, llamo a Dom. 

- Dom, ella está aquí, ella vino a verme ¿Qué debo decirle? 

- ¿Sara? 

- Sí, ella misma, si no recuerdas nada es inútil que ella esté ahí contigo 

- Ella dice que quiere estar conmigo hasta que recupere la memoria y podamos aclarar todo 

- Vale, creo que Sara puede ayudarte a pasar por todo esto, tal vez vaya con ustedes para hablar 

- Deberías, dices que tienes días sin verla 

- El mismo tiempo que tú

- Gracias, amigo por estar a mi lado, cualquier cosa que pase, te contaré 

- Nos vemos bro 

Dejo mi teléfono en la encimera y volteo a verla, está sentada, mira hacia todos lados, supongo que está reviviendo viejos tiempos, tomo unos snacks y los llevo con ella, ella me sonríe, pero extrañamente no la reconozco, mi ser no evoca ningún recuerdo hacia ella, supongo que debe ser que es a la única que he olvidado. 

- No fui al hospital porque estaba molesta, no lo sé, me sentía decepcionada, usada tal vez 

- No pasa nada, lo importante es que estás aquí y estás conmigo y que estás dispuesta a quedarte 

- Es lo menos que puedo hacer

- ¿En dónde has estado este tiempo? 

- En casa de la abuela, ya sabes como es ella

- Sí - miento - es una mujer enérgica 

- Sí, aún lo es, ella está bien, con salud 

- ¿Cómo nos conocimos? 

- Yo iba al trabajo, se me hacía tarde y bueno tú me atropellaste, no sé la razón, pero me ayudaste y aquí estoy 

- ¿Cuántas veces nos hemos acostado? 

- ¿Qué tipo de pregunta es esa? No es como que las cuente o algo así 

- Tienes razón, supongo que es así 

- Claro, podemos recordar esos tiempos si gustas - dice 

- No, no me apetece hacer algo así, creo que sería algo tonto dado que yo no recuerdo nada, sería como acostarme por primera vez con alguien, no me apetece

La cara que ella muestra es deja ver un poco de tristeza, lo extraño de todo esto es que mi cuerpo no evoca alguna emoción con ella, por lo que me han contado, por ella yo daría la vida entera, tal vez, no entiendo qué hizo que mi pensamiento cambiara, ella solo sería un obstáculo en mi vida, no tengo ánimos de tener obstáculos.

- Sé que esto sonora extraño, pero Diego, en verdad te quiero y aquí estaré para ti, ahora debo irme, me espera la abuela

Asiento, ella se acerca y me da un beso en la mejilla, esto es aún más extraño, mi cuerpo no se estremece cuando se acerca a mí, ella es como una mujer más, no me importa ni un poco, Ella sale de  mi casa, me dirijo a mi lugar secreto, este lugar es el único en donde puedo estar en paz, en donde mi ser está completamente tranquilo, saco las llaves enseguida abro la puerta con algo de dificultad, solo unos días más u podré estar como siempre, caminando con mis dos piernas. Entro con algo de cuidado, este lugar siempre ha sido un desorden, sin embargo este lugar es algo privado para mí, es como mi santuario, cuando era más joven tuve una pasión y esta fue dibujar, pintar, tal vez debí ser artista, desde que Emily murió no he entrado aquí, o eso es lo que creo, entrando al lugar veo un bloc de dibujo, este se encuentra en el escritorio, creo que no me ausenté por mucho tiempo de aquí, supongo que debe haber algo de esa tal Sara o Elizabeth, no me importa en realidad recordarla, si no lo hago creo que será mejor así.

Paso las hojas del bloc y lo que me encuentro es solo una silueta, es todo, el contorno de un rostro, unos ojos, todo va por separado, supongo que es lo que más me gustaba de ella, la veo una y otra vez, pero los ojos de la mujer que acabo de ver no son iguales, en ellos no hay sinceridad, algo me dice que debo desconfiar de esa tal Sara. Sigo adelante con el recorrido de mis hojas y me encuentro con una silueta, es un poco del vientre de una mujer, en él hay un tatuaje, es lindo, es una hermosa rosa, me pregunto por qué no tengo ni una sola foto de ella, supongo era tímida.

Sonrío y  comienzo a pintar el cuadro que he dejado a medias, al menos hacer esto me deja algo de tranquilidad, esto es algo que conozco y no quiero dejar, en cuento a mi memoria, ya el tiempo dirá.


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