Capítulo 23

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[Residencia Min]

Min Yoongi, el heredero de la dinastía Min, un Alfa de Pura Sangre tan frío que incluso era capaz de mutilar a sus enemigos sin inmutarse, sin sentir el menor remordimiento y a pesar de todo eso... allí estaba, llorando frente a él, frente un Omega que apenas conocía.
Por más que observara al azabache, Jimin no podía comprenderlo en absoluto, no imaginaba cuál era la gravedad con que lo había lastimado para que actuara de esa forma. Quizá el celo pusiera sus sentimientos a flor de piel pero eso no justificaba nada de lo que estaba ocurriendo. 
Aun cuando su prometido le pidió que se retirara del lugar simplemente no podía hacerlo, su corazón le decía que era incorrecto y si algo había aprendido en todos sus años de amistad con Kim Taehyung era que no debía ignorarlo.

-Yoongi, no soportaría que... luego de que tu celo pase... te arrepientas de haberme marcado...- Confesó finalmente el motivo real por el cual había optado por colocarse aquel collar que impedía que el Alfa lo mordiera...
-Sé que estabas en desacuerdo con nuestro compromiso y... en este poco tiempo que te conozco pude comprender que no eres la clase de persona que realmente quiera unirse a alguien.

-No lo quiero, no quiero unirme a nadie pero... contigo es diferente. Mi Alfa... te quiere...- Hubiera preferido guardar esa información por siempre pero dada la circunstancia se vio obligado a decir todo aquello, esperando que quizá el Omega finalmente comprendiera y se alejara de su lado.

-¿Tu Alfa me quiere? Dime algo... ¿En verdad solo se trata de tu Alfa?

-Probablemente no...- ¿Qué sentido tenía mentirle? Aunque era una costumbre de muchos hablar como si el Alfa u el Omega de cada uno fuera una entidad aparte, todos eran muy conscientes de que eso no era del todo cierto, que ellos en realidad eran la manifestación del instinto animal en estado puro así cómo también de sus deseos. Podría manipular aquella información para muchos campesinos pero Park Jimin no era un ignorante, era un príncipe que había recibido la mejor educación posible desde su nacimiento. Si el pequeño le había hecho aquella pregunta no era por desconocimiento sino porque quería escucharlo admitir que lo quería.

Luego de escuchar aquella respuesta por parte del azabache, Jimin ya no tuvo más dudas de lo que haría al respecto por lo que a continuación tanteó el pendiente que adornaba su oreja, buscando en la parte posterior el pequeño pasador que había enganchado allí para no perderlo.
Sin demorar mucho más colocó aquella diminuta barra de metal en el collar, abriéndolo y haciéndolo a un lado rápidamente ante la mirada incrédula de Yoongi quien incluso tenía la boca ligeramente abierta.

-Jimin... no hay marcha atrás... ¿Lo sabes?

-Perfectamente- Asintió antes de quitarse la bata que aun colgaba de sus hombros para quedar ahora sí completamente desnudo. Tras esa acción Min Yoongi siquiera le dio tiempo a reaccionar antes de que se abalanzara nuevamente sobre él y se acomodara entre sus piernas. Cerró los ojos esperando una acción brusca pero lo que recibió fue un beso en la mejilla que luego continuó hasta sus labios.
Con las palmas de las manos, el Alfa acarició a los lados de su cuerpo para después llevarlas hasta su pecho en donde se detuvo a rozar sus pezones con la punta de los pulgares. Intentó morderse el labio inferior por la extraña sensación que esas caricias le provocaban, sin embargo el azabache se lo impidió al deslizar la lengua dentro de su boca que a diferencia de la última vez, ahora lo hacía de una forma mucho más calmada, como si se tomara su tiempo para disfrutar de aquello.

-Jimin... lo lamento pero... no puedo contenerme...- Comentó tras haber abandonado los labios del menor y antes de tomarlo de los muslos para separarlos otra vez, para hacer pasar su erección en la entrada del Omega quien de inmediato se tensó. Decidió esperar a que se tranquilizara así que se dio el lujo de jugar un poco con la entrepierna de Jimin, deslizar su mano allí mientras que al mismo tiempo le mordía el pezón izquierdo. Pronto lo escuchó gemir pero a causa de la satisfacción, supo entonces que ya estaba listo y comenzó a mover su cadera para arremeter contra el más pequeño quien se abrazó de su espalda con fuerza.
Buscó entonces los labios ajenos para fundirlos con los suyos entre los besos que se sucedían una y otra vez al igual que las estocadas que daba en el interior de príncipe Park. Aunque lo veía derramar algunas lágrimas, al menos ahora sentía que lo estaba cuidando a diferencia de lo que pasó previamente cuando acorraló al Omega de una forma tan abrupta, sencillamente su frustración y su enojo pudieron más que todo ¿Se arrepentía de ello? Claro que sí, pero nada podía cambiar el pasado así que tan solo quedaba intentar reconfortarlo de alguna forma para que su recuerdo de aquella vez no fuera tan malo.

MoonchildDonde viven las historias. Descúbrelo ahora