Usualmente salía solo cuando el sol ya se había ocultado dado que era en ese momento en que la cantidad de personas que circulaban disminuía, no obstante ese día debía salir un poco antes de lo habitual para llegar a tiempo antes de que el distribuidor de pinturas cerrara pues ya casi no tenía reservas dentro del teatro. Bien podría haberle encargado a Seokjin que las comprara pero en un punto tampoco quería dejar que se equivocara en algo, todo lo que pintaba debía ser una verdadera obra de arte que fuera capaz de perdurar en el tiempo así que tenía que ser muy meticuloso al seleccionar sus herramientas.
Una vez obtuvo los productos que necesitaba, tan solo tomó asiento en el césped de la plaza central frente al teatro y se reclinó contra un árbol para aguardar hasta la llegada de la noche. Ahora que habían admitido a los nuevos reclutas seguramente estos no lo dejarían trabajar tranquilo, necesitaba proyectar las imágenes en su mente a la perfección y para lograrla cada pincelada era importante, sobre todo cuando debía hacerle justicia a la belleza de Taehyung.
Cerca de un mes atrás se encontraba en esa misma plaza durante la madrugada, retocando el color de una de sus obras que la lluvia y el sol habían opacado en el sector de juegos para niños, cuando de pronto apareció un sucio ebrio que buscó pelea con él. En verdad pretendía ignorarlo y tan solo continuar con su labor pero ese idiota tuvo el atrevimiento de provocarlo, de intentar apoyar sus manos en la pintura fresca. Esa fue la peor decisión porque no solo le quebró el brazo antes de que pudiera tocar la pared sino que acabó arrastrándolo hasta el arrollo a unas pocas calles de allí. Por si el alcohol no era suficiente impedimento para nadar también estaba la fractura, desde luego que la corriente lo arrastró con facilidad y si murió o vivió realmente no le importaba. Por motivos como aquellos era que nadie debía interrumpirlo, porque si corría con suerte solo lo golpearía un poco.
Odiaba el murmullo de la plaza pero si algo positivo podía sacar de visitarla durante la tarde, era que podía ver a los pequeños jugando en ese lugar y la imagen de su Omega iluminado esa escena, después de todo él amaba a los niños. En lo que respectaba a su propia relación con ellos había cambiado, antes solían ser quienes le huían pero ahora los pequeños eran los únicos que se acercaban a él o bien le sonreían, tal y cual lo hacía ahora una niña de unos 5 años cuyo perro se había acercado a su lado, porque claro... también los animales se mostraban amistosos ante su presencia.
Todo aquello era consecuencia de Taehyung, la prueba de que realmente existió eran los cambios que había hecho no solo en su corazón sino en el de todas las personas que lo conocieron. No podía olvidarlo y era por ese motivo que recreaba su imagen en lugares públicos, para que no llegara el momento en que olvidara algún detalle en él, su hermosa sonrisa o la pureza en sus ojos. . .
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•[Teatro Central]
-Tu hermano resultó ser bastante agradable al final de todo.
-Seohyun normalmente es amable, el problema es que estaba de mal humor pero es comprensible cuando te sientes rechazado por tu Alfa.
-¿Acaso ellos ya están unidos?
-Desde luego que no porque si escuchaste algo de la discusión comprenderás que ese hombre tiene incluso una hija de nuestra edad.
-Uno no elige a quien amar, o quizá si pero no se puede controlar. Solo espero que ellos no sufran demasiado por eso.
-Dado que él es el mayor debería responsabilizarse y no actuar como un cobarde. Yo sé que lo quiere pero tiene miedo a ser juzgado y eso en verdad me molesta.
-Anoche me quedó bastante claro que eres directo y decidido con lo que quieres.
-Sí, y como te dije, tú estás en la lista de lo que quiero.
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Moonchild
FanfictionTaehyung es un Omega sagrado y príncipe de la dinastía Kim. Posee una belleza fuera de este mundo que no solo trata de su aspecto físico sino en la nobleza de su alma, una amabilidad incomparable que lo hace ser amado por todo el pueblo. Sin embargo...