Capítulo 8 ✔

5.4K 331 9
                                    

Pov. Ana

Esa voz se me hace conocida, volteo, lo que me faltaba encontrarlo aquí a su lado, está si no me equivoco Agustín.

Solo le regalo una sonrisa para que agache la cabeza por su sonrojo; ternura, al que está enfrente de mí, solo lo apartó, está demasiado cerca.

—¿No sabes lo que es espacio personal? -lo empujo.

—Si, alguna vez me lo han dicho --se cruza de brazos- pero no veo que incomode o ¿si? -me da esa mirada que a cualquier chica le bajaría las bragas, pero ya lo conozco.

Me acerco tomándole por sorpresa, él nada más retrocede hasta que chocamos sobre un carro, aunque el tamaño sea diferente, lo acorraló.

—No que muy hombre -miró a Noe, que me entiende, ya que comienza a ingresar conmigo a su lado.

—Es la única chica que puede ponerte así -escuchó decir a Agustín.

Después de ahí no se dé lo que se quedaron a hablar, Noelia, solo me miraba para explotar con las preguntas después de que estemos lejos de ellos.

—Ahora sí, dime qué quieres preguntar. -toma una respiración profunda antes de que inicie.

—¿Qué fue lo que acaba de pasar? ¿Cómo lo conociste? ¿Es un modelo? ¿Ana, dios, porque no me lo presentantes? -Antes que siga comienzo a responder.

—Si te lo dije, es el chico del super y no sé si es o no lo es, aunque Agustín, si lo parece.

—Él, es el chico que lo golpeastes en -la interrumpen.

—En el estómago, si ese soy yo. ¿Estás diciendo que ese de allá es más guapo que yo? -hace cara de ofendido.

Agustín, solo ve a Noelia, de pie a cabeza, molestándola un poco.

—¡Hey! Mi rostro está aquí, no abajo -dice tronando los dedos, cualquier chico diría una frase estúpida, pero él solamente se sonrojó. Es el mejor momento.

—Agustín, ¿verdad? -asiente- Noelia, él fue él quien me ayudó con las Nutella -veo como su mirada cambia, los dejo solos.

—Lindura, a mí no me vas a presentar -aparece en mi espalda, susurrando a la altura de mi oído, doy un brinco.

—Noe -voltea a verme señalo a Luis- idiota, Idiota, ella es Noelia -nada más se ríe, vamos hombre.

—Prefiero presentarme yo lindura, gracias -se acerca a ella- Luis.

—No me digas lindura -le doy un golpecito en la cintura- hasta luego Agustín -me despido de ellos dos.

Después de atraer varias miradas, únicamente nos dirigimos por nuestros horarios, gracias a dios que la primera hora nos toca juntas.

Una parte de mí me dice por qué tanta confianza con Luis y Agustín, quisiera saberlo, también creo que es porque me brindan tranquilidad.

Lo curioso es que no me encontré por ningún lado con Antoni, no es que lo busqué ni nada por el estilo.

Cuando entramos a la sala los primeros que veo son a ellos dos besándose en pleno auditorio, Noelia busca mi mano para transmitirme tranquilidad.

—¿Estás bien? -me aprieta la mano.

—Si, eso es lo raro -contestó confusa.

Le dedico una sonrisa, ella no deja para nada mi mano, buscamos unos asientos juntas, lo más lejos de ellos cortesía de Noe.

Me quedo pensando porque no me dolió verlos juntos, besándose pensé que iba a ser diferente. No quiero decir que no me duele para nada, solo es una pequeña punzada a lo que me imagine, es muy distinto.

Esto solamente hace que suponga que nunca nos quisimos como lo notaba, que nada más fue una obsesión, una costumbre, no amor.

Le lloré unos días, pero ahora solamente veo un pasado donde no'podría volver. Me saca de mis pensamientos cuando entra el Maestro, cuya clase es demasiado aburrida si no fuera porque Noe, me hubiera quedado dormida.

Cuando llega la hora somos las primeras en salir.

—Noe, necesito un café urgente -ruego.

Ella asiente para ir a la cafetería, decide que ella va a tomar las órdenes y que yo busque una mesa libre antes que este lugar se llene por completo.

A lo lejos veo a los dos chicos buscando mesa, por buena samaritana alzo la mano cuya primera que vio fue Luis.

Él asiente para irse a comprar y después venir, saco mi celular para'ver las últimas materias que me falta, solo me falta este año para terminar la carrera.

Al levantar mi cabeza lo primero que veo es una rosa, a su atrás Noelia con una bandeja y Agustín con dos.

Estaba por ayudarlos con las cosas, pero me detiene, jalándome del brazo.

Me suelto poniendo en alerta a Luis, hago una señal para que se tranquilice, cosa que no sé si funcione.

—¿Qué se siente que te cambien por mí a Ana? -se ríe con unas de sus amigas.

—No tengo la menor idea de que me estás hablando y no me interesa -volteo para volverme a sentarme.

Noelia está hablando con Luis, el cual no me aparta la mirada para nada, Agustín, nada más está siendo un auspiciador más.

—Vamos, no te hagas la mojigata, sé que ardes en celos porque te quite algo que es tuyo. -solo me rio- ¿De qué te ríes?

—De lo patética que te ves, si te acuestas con él, ¿qué? Ese no es mi problema -la enfrentó- ya hemos terminado, entonces no me debe interesar quién es la que pase por su cama, cariño.

En lo contrario, a ti si te interesa cuál va a ser mi reacción, bueno solamente para satisfacer tu necesidad -respiro hondo- ¿Por qué lo hicistes? -finjo la voz llorosa- ahora sí.

—Vamos, las dos sabemos que después que todos se vayan me vas a venir a rogar, que lo deje para volver con él. -dios cuando me metí en este teatro de infantes.

—¿Yo? -ruedo los ojos- para que me entiendas, no recojo algo usado, las cosas de segunda mano me desagradan, prefiero algo nuevo.

Aquí, entre las dos, te lo agradezco -sé que no debo, pero señaló a Luis discretamente, cosa que no pasó desapercibido.

Su mirada cambia, su enojo es visible, estoy cien por ciento seguro que se me iba a lanzar encima si no fuese por él.

—¿Lindura, pasa algo? -aparece cogiendo mi cintura pegándome a él, su cabeza reposa en mi cuello.

Lo apartaría, si no estuviéramos en esta situación, volteo a verlo, él solo me da una sonrisa curiosa para después robarme un beso.

¿Qué está pasando aquí?



En lo que me convertistes【En edición】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora