Capítulo 41 ✔

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Pov. Luis

Llevo todo el día escuchando ten calma, tranquilízate y más joder, no entienden que la quiero ahora, no he podido pegar un puto ojo todo este tiempo y no es que esté asustado porque le pase nada sino que son los putos celos que me carcomen, he agarrado de hobbit llenarle la casilla de voz.

Solo espero verla en la universidad porque ayer ni fue a su casa, me quedé hasta las 12 a esperar que venga y ni sus luces.

—Tranquilo.

— ¡Basta estoy hasta los cojones de que me digan "Tranquilo"! -gritó.

Se queda callado hasta llegar, bajamos y a la única que veo es a Noelia, nos ve, corre a los brazos de Agustín, iba a hablar cuando me gana.

—No, todavía no ha llegado, vendrá en la tarde, si le dejan -suelta una risita susurrando lo último que dijo.

—No te iba a decir eso

— ¿Entonces?

—Olvidaste tu chaqueta en el carro de Agustín -dijo encogiendo los hombros- ¿marcando el territorio? -suelto una risilla.

La miro sonrojada recibiendo un golpe de Agustín, me despido yendo a mi próxima clase.

— ¡Luis, mi amor! -gritan

Todo el mundo volteó conmigo, la miro confundido cuando se lanzó a mí besándome, la apartó rápido.

— ¿Qué te pasa? -mi voz sale gruesa, dando miedo, ya que retrocede unos pasos de mí.

Veo a mi alrededor y están todos, hasta Noelia asiento paso entre todos viniendo a mí tirándome una bofetada.

—Por eso estás tan preocupado, espero que Ana te haga lo mismo.

Se va, intenté agarrarle la mano cuando siento que se voltea recibiendo la patada más fuerte que me han dado, caigo de rodillas enfrente de ella viendo cómo se va.

Miro a la causante de todo esto, la miro con odio, si antes no estaba molesto ahora lo estoy, le agarro fuerte de la mano apretando escucho como pide que la suelte todo el camino, camino rápido viendo cómo la gente habla de mí y como la maltrato

Llegó a la puerta trasera soltándola logrando que se cayera, se queja.

—Au ¿Qué te pasa? Pensé que estábamos juntos después de lo que hicimos el otro día.

— ¿Qué hicimos? -me rio.

—Tuvimos sexo -dice de lo más normal.

—No, nunca me acostaría ni por una sola noche contigo, lo que hice es requerir tus servicios de lo que eres.

—¿Me estás diciendo Puta? -pregunta con una cara ofendida.

—No, lo eres.

—La puta aquí es tu noviecita Ana -no hay si no.

La agarro del cuello estampando a la pared, ella suelta un gemido de dolor, sujetó su cintura fuerte, rozó su cuello con mis labios, siento como mueve su cintura rozándome, me separo de golpe de ella.

—No, que no lo eras, quiero que entiendas que nunca estaría con una regalada como tú solo mírate, no podrías ni llegar a sus talones.

Me voy sin importar los gritos que da, no quiero ir a clases, entonces le escribo a Agustín que me llevo la camioneta, me voy a casa.

°°°°°°°

He estado toda la tarde en casa sin hacer nada, mirar el celular, se ha vuelto un hobbit, veo que Ana está en línea, miro la hora y son las 9 ya llego, voy por las llaves y salgo lo más rápido a su casa, no aguanto verla.

Ya estoy aquí, miro la hora y son las 10, todavía no ha llegado, escuchó las ruedas de su moto a lo lejos, miro como está vestida y solo lleva unos jeans apretados a su cuerpo con un polo sin espalda amarrado por su cuello más sus botas.

Está jodidamente hermosa y ardiente, salgo del carro, aprovecho que está de espaldas, sujetó su cintura pasando mis labios por su cabello, extrañe tenerla si para mí, la hago girar logrando que me mire con esos ojos que deseo

—Por fin llegas.

La veo confundida por un momento, luego me sorprende la sonrisa que pasa por sus labios.

—Veo que esperabas mi llegada.

—Ni te lo imaginas -la interrumpo.

—Tanto que paras besando en mi ausencia hasta teniendo sexo en la cochera que vergüenza «Amor» -dice imitando una voz chillona, soltándose de mi agarre.

En lo que me convertistes【En edición】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora