Capítulo 55 ✔

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Pov Ana

He estado todo una semana con Michel, a veces no voy a casa, ya que me quedo con él practicando enseñando varias y ahora lo que faltaba era el cambio de look.

Lo de Luis, pues no mejora ni empeora, no sé si sentirme bien por qué ya no es una molestia o mal por no haber insistido más.

Estoy en el mall con Michel.

—¿Qué hacemos aquí?

—Te dije que haríamos un cambio radical -asiente- está bien, hoy lo haremos.

—¿¡Que!?

—Hoy vamos a dejar de ser el niño y vamos a convertirte en un hombre rompe corazones.

—Eh pero.

—Nada de peros, además no va a ser mucha la diferencia sino un cambio de estilo.

—Pero yo me visto bien -le regalo mi mirada de en serio.

Ahora lleva un buzo suelto hasta la cintura con casaca ancha.

—Si así dices vestirte bien, tengo miedo de como te vistas mal.

—Eres muy mala -me carga dándome vueltas, me río pidiéndole que me baje a las finales, lo hace para tirarle un zape.

—Por gracioso ahora vámonos.

Caminamos por los locales viendo modelos hasta que llegamos al salón.

—Ni pienses que voy a entrar a un salón de chicas.

—Pero que tienen, además también existe lo que es un barman -se niega a entrar un rato hasta que logro que entre conmigo.

—Mi querida Ana ya no me visitas, me dejas abandonada.

—Tranquilo, hoy vengo a que le hagan un cambio a este niño.

—Oh, ya veo porque me dejaste, pero cuáles son esas fachas parece un abuelo -me río viendo el leve sonrojo de Michel.

—Pues bueno, este abuelo necesita un cambio, me ayudarías en esta misión.

—Te ayudo en lo que quieras.

Lo arrastran hacerle un champú, yo aprovecho para remarcar mis puntas, está perdiendo el color, no sé en qué momento, pero me quede dormida y como no, con los masajes que me dieron puedo morir contenta.

Recuerdo que vine con Michel y lo busco, chocó con un joven alto guau, sí que es guapo, iba a gritarle cuando me llama.

—Estás bien Ana- lo miró confundida.

—¿Te conozco?

—Si soy Bob Esponja -ahora si me tiene con una cara de asombro no puedo creer donde deje al abuelo a quien está enfrente mío no es él.

—¿Michel?

—¿Quién más?.

—¿Dónde dejaste al abuelo?

—Pequeña, Karate Kid qué graciosa -guau si es él.

—¿Te gustó el resultado?

—Si me gusto parece otro, estás seguro de que no me lo cambiaste -bromeo, pero recibo un pequeño empujón de Michel.

—Está bien, gracias, estás seguro de que es él -le susurro, parece que Michel lo escuchó porque sacó rápido de ahí sin despedirme.

—Está bien que más sigue en tu lista.

—Ah si ropa.

—¿Ropa?

—Si ropa ahora vamos.

—Hey, pero eso no tengo que ir solo.

—Oh, vamos, no hemos llegado hasta aquí para nada a pesar, no vamos a comprar bóxer.

—Claro está bien.

Pasamos toda la tarde comprando ropa para los dos, accesorios y más.

Subimos todas las compras al carro, si esta vez el quién puso el transporte fue él, veo que ya estamos llegando, cuando se detiene me ayuda a bajar las compras, me despido de Michel diciéndole que me espere en la entrada el día de mañana para irse, estaba por abrir la puerta cuando lo hace Luis.

Le miro confundida a la vez sorprendida, no espere que esté aquí.

—¿Qué haces aquí, Luis? -dejo las cosas sobre la mesa.

—Te estuve esperando.

Ahora que.

En lo que me convertistes【En edición】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora