Capítulo 21 ✔

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Pov. Ana

Ah esto no se le podría llamar vacaciones por todo lo que pasó, el miedo fue la fuente principal de todo este desastre, aunque la confianza de Noelia, me ayuda a no colapsar.

Lo único que me reconforta es haber observado ese hermoso paisaje una vez más, a pesar de las circunstancias del momento, mi mente está en otra parte mientras que conduzco a casa, al llegar sigo sin mencionar ninguna palabra.

Bajamos todas las maletas para poder tirarme en el sillón, mi cuerpo pide descansar de todo. Salir por medio de la madrugada sin opciones mínimas es un dolor de cabeza.

FLASHBACK

—Ana, lo he estado pensando -escuchó entre sueños- y si mejor nos vamos antes que suceda cualquier cosa.

—Recién acabamos de llegar Noe, mejor ven duerme conmigo un rato más -me hago a un lado.

—No, Ana, esto no es un juego, estamos desprotegidas -se calla por unos minutos, creí que se había ido, cubro todo mi cuerpo- las cosas ya están listas, alístate -asiento para volver a dormir.

No sé cuantos minutos paso que siento cómo me quita de un tirón toda la colcha, dejándome descubierta, sintiendo como el frío entra por todo mi cuerpo.

La miro, pero ella no es inmune a ninguna queja mía, solo se queda señalando la ducha, suspiro dejando todo para hacerle caso.

Dejo que salga el agua primero para evitar un resfriado, pero está caliente, gustosa me sumerjo en ella.

Al salir me la encuentro ya lista, al salir veo que la encargada corre a mí para decirme y tocarme, si me encontraba mejor.

Noelia se encarga de ella, yo solo subo al taxi que se encuentra enfrente mío.

Para quedarme dormida al minuto que caigo al taxi.

FIN DEL FLASHBACK

Resulta que mi exceso de sueño no fue a propósito, sino que estaba bajo efecto de pastillas para dormir.

Fui el motivo para irnos urgente de ahí, con la excusa de que estaba muy enferma para seguir, no faltó decir nada más para que todos corran buscando una movilidad, claro no les convendrían que un enfermos en su viaje.

Golpeo mi rostro, cuando escuchó un grito de Noelia, que corría por mí.

—¡Ana, nos olvidamos de los chicos! -me encojo de hombros.

—No es para tanto -me encojo de hombros, pero recibo un golpe.

—¿Cómo que no es para tanto? -comienza a dar vueltas por su lugar- si nos buscan y miran que no estamos se pueden preocupar o cualquier cosa.

—Solo envíale un mensaje diciendo que nos fuimos y listo, no sé por qué te preocupas tanto si -me calla.

—Tengo más de veinte llamadas de Agustín, va a parecer extraño que de la nada le envíe un mensaje diciendo que salimos temprano -no de nuevo, me levanto sujetando sus hombros.

—Escúchame, tiene algo más importante que decirle que estás haciendo a cada hora -asiente- a pesar no creo que piense que fuimos raptadas -se tranquiliza.

Me voy a mi habitación con una sola pregunta;¿Cuántas cosas habrán cambiado?

En lo que me convertistes【En edición】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora