Capítulo 20 ✔

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Pov. Ana

¿Qué hace aquí? ¿Qué quiere? ¡Dios! ¿Por qué está aquí? Todas esas preguntas están pasando ahora por mi cabeza, ¿Por qué justo ahora? ¿Quizás no fue él?, no estoy segura de que fue él hasta me sonrió, diablos.

Estoy metida en mis pensamientos, que no escucho lo que dicen los chicos.

Noelia, entiende lo que me pasa, intenta ocultar sus preguntas para, después, busca unas respuestas para irnos al cuarto.

Nos vamos al cuarto en un completo silencio, cuando llegamos me encierro en el cuarto directo al baño.

Al verme al espejo lo veo a él, no, esto es parte de mi imaginación.

Busco en la maleta, estoy segura de que lo traje conmigo, busco sacando todas las cosas restregadas por los suelos.

Solo existe un lugar donde puede estar, detrás del espejo, voy a buscarlo sin ver nada.

Lo encuentro, siendo el único frasco escondido. Mi rostro angustiado está sobre mi reflejo.

Sacó dos pastillas tomándolo de golpe, me oculto sobre las cobijas quedando profundamente dormida.

||||||||||||||||||

Me levanto al escuchar la puerta, despierto de golpe saliendo para ver a Noelia recibiendo el desayuno.

Saludo al encargado para ir por un vaso de agua.

Se escucha cuando cierran la puerta, ahora se me viene el interrogatorio completo.

—Que manera de mirarme -le sonrió a ella, no le parece nada gracioso por su rostro.

—No estoy para bromas -se detiene- ¿Qué fue lo que sucedió ayer?

—Nada importante -me encojo de hombros.

—Ana -suspira- si no fuera relevante no hubieras destrozado toda la habitación.

—No tenías ... -me detiene.

—¡¿Qué?! ¡El hecho de que llegamos para que te encierres en tu habitación para buscar, no sé qué cosa!. ¡¿Qué por todo el lugar se escuche tu llanto, el cual paró en unos segundos?! -su voz se corta.

—Noelia, te lo juro que no fue tan grave -salto en mi sitio cuando tira algo al suelo.

—¡¿No era tan grave?! ¡¿Si eso fuera verdad por qué carajos necesitas tomar pastillas para dormir?! -observó como las pastillas estaban por todo el suelo.

—Yo no ... -niega.

—No me mientas más, ingrese a tu habitación cuando todo se acabó ¿Sabes cuantas pastillas ingeristes? -asiento, pero ella niega.

—Te podría dar una caída por todas las pastillas que consumiste -me señala.

—Solo tomé dos pastillas nada más -me defiendo.

—No, Ana, no solo fueron dos, fueron cinco de golpe -niego- me niegas, ese frasco estaba nuevo, no hay que ser tan inteligente para ver cuantas pastillas faltan para completar la dosis original -se soba el rostro.

—No puede ser, yo conté que eran solo dos -hago memoria.

—¿Dónde los dejaste la última vez?

—En el baño -niega.

—Estaba a tu lado sobre la cama, en tu puño estaba otro puñado más -no soy consciente de lo que me dice- ¿me vas a decir que fue lo que pasó?

—Discúlpame, yo no sabía -caigo de rodillas- yo no quería, no recuerda nada de lo que me dices -me abraza.

Me rompo cuando me abraza, no puedo seguir con esto en mí a pesar de que me dije que no volvería a sentir este denuedo.

—No te puedo ayudar si no me dice lo que te pasa -me abraza más fuerte.'

—Volvió -lo dije por fin- ayer me sonrió para después desaparecer -se separa de mí.

—Eso no puede ser -veo su cuerpo temblar-es mentira, ¿verdad? -niego

Camina a su cuarto, en unos minutos todas sus maletas se encuentran a fuera del lugar.

—Tenemos que irnos de aquí, ese cabrón no va a volver hacer nada -me ayuda a levantarme- ¿me entiendes? Ya no somos las mismas que fuimos alguna vez.

Asiento, limpio mis lágrimas para ayudarla.

Ahora estoy más lista para recibirte Querido.

En lo que me convertistes【En edición】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora