Capítulo 11 ✔

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Pov. Ana

Jure que eso no era para mí o que solo era producto de mi imaginación, pero al voltearme solo lo veo a él, con los brazos cruzados viniendo hacia mí.

—¿Qué es lo que quieres, Antoni? -se detiene por mi tono de voz, vamos, no creía que me lanzaría a tus brazos únicamente por hablarme.

—¿Quién es ese imbécil que te está esperando afuera? -señala la puerta, al parecer si estaba hay.

—Eso no te debe importar -intenté irme, pero me detiene cogiéndome del brazo.

—Como que no me debe importar, acabamos de terminar y de la noche de la mañana estas con un hombre en brazos -al decir todo eso, me aprieta el agarre del brazo.

—Suéltame, me lastimas -su mirada cambia, mira directo al agarre, soltándome- el único imbécil aquí eres tú -le reclamó obteniendo la atención completa de él.

—Ana, perdón, en serio yo no quería hacerlo ... -se me estaba acercando, yo solo retrocedía, este no el Antoni, del cual me enamore. Estaba por seguir cuando Luis, lo empuja cubriéndome.

Luis me mira de pie a cabeza, yo intenté ocultar mi brazo, pero no fui lo suficiente rápida para hacerlo, sé que lo vio. Miro mi brazo y está de color rojo ya casi a morado, su mirada está fija en esas marcas.

—Antoni, es mejor que te vayas -no sé lo que está dispuesto a hacer, pero esa mirada no me gusta para nada, voltea a verlo.

—Si es mejor que le hagas caso antes que yo te parta toda la cara ahora mismo -ya no está ese chico tierno y juguetón, sino uno que, si los ojos mataran Antoni, estaría debajo de las rocas ahora mismo.

—Tú no tienes que meterte, este entre Ana y yo -reclama- Ana, escúchame en serio, no era mi intención -trata de hablar conmigo, pero Luis, se ríe. Mentiría si dijera que esa risa no me dio miedo.

—Así que tu fuistes de las marcas -lo coge del cuello empujándolo contra la pared- voy a hacer que ruegues perdón por lo que acabas de hacer.

—No te hagas el fuerte enfrente de ella -se suelta, para ir a sus cosas, pero antes que se vaya- al final si eras una put ... -antes que termine Luis ya estaba encima de él más si puño en el rostro.

No reaccionó por lo rápido que sucedió todo, cuando tengo movimiento de mi cuerpo para separarlos, Antoni tenía más que el labio partido, Luis, solo tenía rasguños.

—Luis, basta -le cojo de la cintura- ¡Luis! -le cojo del rostro logrando que se detenga.

—Ustedes par de imbéciles, tú eres un idiota y tu querida, ese una -lo cayó con una bofetada.

—Mira imbécil, tú y yo, no somos nada, no te debe importar con quien este. Ten en cuenta quién fue el primero en echar esta relación, fuiste tú. -lo empujo, pensé que iba a ser más pleito, pero se fue sin decir nada.

Voy hacia Luis, mirando si tiene alguna herida que no me haya fijado, antes nada más tiene un golpe ligero en el labio.

Lo siento en el primer asiento que encuentre, para ir directo a mi maleta por algunas gasas o crema para los golpes, él me sigue con la mirada.

Cuando llegó a él, saco mi kit de emergencias que tengo en la maleta.

—Siempre cargas todo eso en la maleta -asiento enfocada en su herida.

—No te muevas -al terminar me percato en la posición que estamos- perdón, no quise ... -quise pararme cuando me coge por la cintura obligándome a quedarme en esa posición.

—Me encantas -susurra.

Me toma el rostro, apretándole los cachetes para después besar, cada uno de ellos estaba por hablar, cuando junta nuestras frentes en medio cae un mechón de cabello que no le importa separar, sus labios rozan los míos, pero no me besa.

Trato de besarlo, pero no me deja, su mirada va desde mi boca a mis ojos solo para sonreír.

—¿Qué me estás haciendo?

No me deja responder, cuando me atrae y me besa. Sus manos van hacia mis piernas; las cuales tiemblan por solamente su toque, entramos en un baile exquisito, me aferró de su cuello, mis manos no se quedan atrás, se apoderan de su cabello; el cual juegan a su gusto dando jaloneos pequeños, causando un gruñido de su parte. Diablos me encanta cuando gruñe.

Sonrió, esa sonrisa se pierde en el beso, me muerde para así separarnos, yo me sumerjo, es su olor sintiendo como va dejando besos por mi cuello y brazos. Lo separó para volver a besarlo, probar ese sabor a tabaco con chicle, su respiración es igual de agitada que la mía.

Si no me separo de él, ahora mismo no sé qué pueda ocasionar, lo separo un poco chocando nuestras frentes, lo veo suspirar y yo me retengo para no volverme a lanzarme a él.

—Como odio esas marcas -susurra para los dos.

Escuchamos las voces de Noelia con Agustín, acercándose, me separo de él, el cual pone la maleta en sus piernas buscando algo en ellas.

—Míralos un rato, parecen enemigos y ahora no pueden estar separados, de esto te hablo -nos señala, Agustín solo se ríe -ya es hora de irnos -asiento despidiéndome de los dos con un beso en la mejilla.

—¿Qué fue ese beso Ana? -pregunta con una ceja alzada.




Exacto, señorita, yo no te cree de esa manera

A: me creaste peor

En lo que me convertistes【En edición】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora