Pov. Ana
Al principio lo tomé como broma, pero nada de él, me dice que está bromeando, solo doy un respiro para contestar.
—Soy Ana Anderson, tengo 23 años, chica que odia todas las mentiras igual con las más mínimas, espera me olvidaba encerada con un idiota, mucho gusto -le doy la mano, lo cual él suelta una risilla.
—Luis Evans, tengo 24 años y que puede soportar una, pero pierde credibilidad y es secuestrado por una chica, un placer -hace una reverencia tipo príncipe y se sienta justo a mí.
—No estás secuestrado, te puedes ir -señaló la puerta.
—No, quiero estar contigo.
—Pues yo si me largo -intento pararme, pero no una persona se tira en mis piernas- largo pesas.
—No quiero, me siento muy cómodo aquí -se mueve como gusano.
—¿No me vas a dejar salir verdad? -mueve su cabeza diciendo negando.
—Qué va, ya perdí clase, ya que está muy inquieto párate y trae esa caja de ahí -señaló.
Se para ir en busca de lo que le pedí, tengo tiempo para escapar, pero ya la maestra habrá hecho su clase y para que me deje entrar debe pasar un milagro.
—Es en serio, ¿Qué te preparaste para la guerra o qué?
—A es que siempre venía a este lugar cuando no quería ir a clases y cosas, así yo le diría un refugio y sin comida no es refugio.
—Sí, pero tiene de todo aquí -señala la caja.
—Hay más de donde salió esa y mira la que está primerita en ese mueble -digo sin importancia como todo un curioso lo hace y saca dos botellas de mi preciada caja.
—Espera no, aguarda eso, es solo para personas importantes -pone cara de ofendido.
— ¿Qué no soy importante?
— Ya ven -viene con dos vasos y con su respectiva botella de ron.
— ¿Cuántas fiestas privadas has tenido aquí?
—He tenido más que eso -susurro.
Lo miró y está molesto, ahora ¿Qué tiene?
—Eres fácil de molestarte -regalo la típica sonrisa, me mira reluciendo como el enojo se va disminuyendo
—No juegue así -me tira las papas.
—Con las papas no te metas -cruzó los brazos- ya ven siéntate.
Sé que me tengo que ir, o puedo estar con una persona que sospecho que me puede hacerme algo, pero ya no quiero, estoy harta, si es él, ya me tiene incauta, no puedo salir, ni nada, este lugar solo tiene una puerta donde se sale y entra.
Me estoy arriesgándome dar mi confianza, pero no sé qué este pasado estar sin él es un infierno, ver cuando habla con otras chicas se ha vuelto una condena.
—Toma -me entrega el vasito rojo.
—Piensas emborracharme -recibo el vaso que está más de la mitad.
—Un poco -agarra mi bolsa para comérselo de un puñado
—Entonces salud -Alzo la copa para dar inicio la ronda.
Esto va a ser lo peor que haré embriagarme con un sospecho, Wow esto sonó demasiado cliché, así como la novela que está viendo Noelia, pero ya que.
Esto se va a poner feo
ESTÁS LEYENDO
En lo que me convertistes【En edición】
Teen FictionEstoy corriendo sin rumbo, no pienso ir a casa, no sé donde irme justo en estos momentos, a pesar no tengo muchas opciones, este vestido no me deja nada de movimiento. Mi mente me traiciona haciendo que varias preguntas pasen por ella, ¿Cuándo se co...