Capítulo 90 ✔

1.1K 68 0
                                    

Pov. Luis

No dormí mucho, no pude pegar el ojo en ninguna hora, mi mente solo reproduce las cosas que pase con Ana, como si fuese un maldito disco.

Maldigo a Brando, maldigo todo lo que estaba detrás de esto.

Echado mirando el techo como si fuese la cosa más importante del mundo, mi celular suena, pero no le tomó importancia hasta el último timbre veo la pantalla y no está registrado por mi pasa la idea de que sea ella y contestó.

—An...

—Joder Luis, Te estoy llamando y no contestas.

—¿Quién eres?

—Joshua, te llamo porque estoy con Ana, la vamos a llevar a su casa pensando que estaban preocupados.

—¿La tenías todo este momento?.

—Perdón estábamos preu...

—Joder, pensábamos que algo estaba mal y ustedes la tiene dos días enteros sin escribirnos un mensaje.

—Ya son dos días y no despierta, estamos atendiendo, hoy nos dijeron que despertara.

—¿Cómo que dos días?

—Está inconsciente.

—Mierda, nosotros recién nos enteramos.

—Entiende que no estábamos pensando en que deberíamos hacer, solo queríamos protegerla después de conocer la encontramos.

—Está inconsciente, entiendes ¿Dónde están?

—¿Y tú dónde estabas?

—Eso no es problema tuyo.

—Es lo más bajo que puedes decir.

Es lo único que dice antes de colgar mierda, cojo las llaves para ir Noelia, de seguro ella sabe dónde está.

En parte me alegra saber que no se fue, en otra saber qué está mal de salud después de todo lo que pasó, no sé cuantos semáforos me pase, solo quiero llegar, traerla aquí para atenderla, cuidarla como no lo pude hacer.

—¡Noelia, abre la puerta! -gritó a unas casas, no me importan las miradas de los vecinos, pero el quién abre es Agustín, confundido.

—¿Te dijo donde está?

—¿Dónde está quién?

—Joder, estás aquí día a noche y no sabes donde está

—Estaba durmiendo, no sé de qué me hablas.

—Ya apareció, estaba con Joshua, bueno, está inconsciente -la cara se asombró, me le dice todo, él no sabe nada- ¿Sabes donde es su casa?

—Si

Camina a mí subiendo en la moto para que me indique, está un poco decaído con la mirada perdida, pero prefiero no preguntar, me señala una casa de solo un piso color gris, no está nada mal. Camino a tocar la puerta, pero una vecina sale de la puerta trasera con una estufa en las manos.

—No está hace dos días, solo vino una hora y se fue con su novio o amigo el cabrón -suelta un gruñido y se va a paso apresurado.

—¿Novio o Amigo?

—No es el hermano de ...

—Acaso no es él quien siempre te celaba Ana.

—El mismo, ¿sabes donde vive?

—No, pero tengo a su hermano esperando un momento -lo veo sacar su celular, pero solo me pasa por mi mente el que él era gay, aunque lo dudo mucho —¡Te lo dije! -gritó- ya lo tengo, es por unas casas aquí arriba.

Asiento arrancando hasta ahí es el único lugar donde pueden ya llegamos, pero la casa se ve que no hay nadie adentro, toco y sale una señora con una sonrisa en los labios para su edad, no parece que haya tenido dos hijos.

—Hola, es eh...

—Michel

—Si Michel, está en casa.

—Por lo que veo no son sus amigos

—Si somos amigos de su hermano, pero nos dijo para llevarlo.

—Bueno, no, no está, se fue con sus amigos a la cabaña, mañana estarán por aquí -apretó mi mano para controlarme donde mierda están.

—Bueno, de todos modos gracias -sale diciendo Agustín- ¿Si no es molestia me podría decir donde queda?

—Bueno, eso saben ellos ya sabes cosas de adolescentes ¡Oh! Las galletas, adiós.

Y cierra la puerta en nuestras caras camino a la moto, no importa las voy a buscar

—Ey cálmate hasta que la señora se asustó con tu cara.

—Antoni no m... -me callo cuando suena mi celular veo y de nuevo un número desconocido contestó

—No...

—Hola Luis.

—¿Ana?

—Sí, estas con Agustín -vota un suspiro, intercambio miradas con él para que me diga que tiene que hablar con ella, pero solo se encoge de hombros.

—Sí, está aquí.

—Pásamelo -le lanzó el celular y él lo atrapa en el aire tomándolo con sorpresa.

— Dime, pasó tan rápido que no me di cuenta, si está bien, adiós -lo miro esperando respuesta, pero solo viene y me da un golpe en la espalda- vamos a limpiar un poco las casas -se va a la moto esperándome -¡Disculpe señora si la asustamos!

Y salgo de ahí a nuestra casa, llegamos, voy directo a cocina por un vaso de agua, no lo niego, quise alcohol, pero sé que no me lo perdonaría.

—Ahora si me dirás que está pasando.

—Viene mañana, solo me dijo que cerrara su casa con llave y que deje la llave debajo de la maceta ah y que mañana quiere hablar con los dos.

Suspiro, todo me pone ansioso, pero me alegra que se ha despertado desde ese día, que no se nada de nadie, solo Agustín y yo asiento.

Solo me toca esperar hasta mañana.

En lo que me convertistes【En edición】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora