Capítulo 16 ✔

3.4K 206 2
                                    

Pov. Ana

—Ana, eres única -niega.

— ¿Única?, y ¿Por qué sería única? -miro cada reacción que hace.

—Eres la única chica que me tiene ansioso por cada beso -no otra vez.

—¿Y eso es bueno? -susurro en su oreja, siento como se tensa.

—Estás provocando algo que no puedes parar -aprieta mi cintura.

— ¿Quién dijo que quería que pare?, no puedes hacer nada, Luis -lamo mi labio inferior provocando, lo logró, sus ojos estos en mis labios.

—Para -su voz suena advertencia.

—Luis -susurro.

Me carga para llevarme al capo del auto, sin importarle que hay varios carros rodeándonos, sin importar nada, solo éramos los dos, le agarro del rostro para que me mire a los ojos.

—No quiero que sea así, Ana -me aparta.

—¿Cómo así? -me desconcierta su actitud.

—No te quiero nada más para una noche -al mirarme algo cambia, yo no quería.

—Luis pe ... -me baja, para abrir la puerta.

—Vamos, te dejo, toda tu ropa está mojada -asiento.

—Creo que te sentirías más cómoda si te lo pones -me señala el short con la polera.

—Creo que sí -susurro para mí, lo veo que se quita la camisa para ponerse el saco.

— ¿Has dicho algo? -me mira con esa sonrisa rompiendo todo.

—Nada tranquilo -asiente- me cambio atrás, no voltees -se ríe.

Me cambio para los asientos de atrás, intento no mojar mucho el carro; pero que gran idea. Si creía que solo me iba a pasar eso, el cierre del vestido se atora.

— He, Luis, ¿me puedes bajar el cierre? Que se atoró -volteo para que lo haga.

Solamente retiró mi cabello, brinco cuando siento sus manos se sorprende, pero sigue, no sé en qué momento me volví tan sensible.

Agarró el vestido para que no se me caiga por completo, sus manos siguen en mi cuerpo logrando un escalofrío por cada toque, sus manos pasan por mí como si fuese lo más normal, todo se descontrola cuando deja un beso en el cuello.

—Luis -dijo apenas audible, siento que me falta el aire.

—Ana -sigue dando besos por mi cuello- te deseo tanto ahora ni te imaginas que te haría justo en esa posición -siento una mordida en mi hombro, suelto un pequeño gemido.

—¿Por qué no lo haces? -no pude contenerlo, me tapo la boca.

Escucho su risa, no sé en qué momento comencé a morderme los labios, deja un último beso para separarse de mí.

—Ana, Ana, qué haré contigo -lo veo negar- ya vamos -comienza a encender el auto- si te pruebo no te dejaré nunca -susurra para él.

— ¡Es en serio me vas a dejar si! -susurro.

Ruego que no me haya escuchado, lo miro, está con la mirada fija en la carretera, suspiro, vamos Ana, no podemos seguir ansiosas.

No me interesa nada, dejó caer el vestido dejándome solo con la ropa interior, lo primero que me pongo es la polera por la falta de sujetador, escucho un ruido, pero no le tomo importancia.

Toda su ropa me queda grande, cuando estaba lista volteo para ver por donde estamos, pero ya habíamos llegado cuando lo miro, noto que él también me estaba viendo.

—Hey -llamó su atención.

— ¿Qué pasó? -mira a sus lados- ah ya llegamos - se baja rápido de coche, pero se regresa de nuevo.

— ¿Qué pasó? -se nota nervioso.

—No... nada -tartamudea.

—¿Entonces por qué no bajas? - me asomo para mirarlo, está rojo- ¿Está bien? -asiente.

—S. Sí, porque lo dices. -miro en qué posición está para después reírme.

—No te rías -hace un puchero.

No sé cómo lo hago, pero me siento encima de sus piernas, sorprendiéndolo, le agarro del rostro tocando sus mejillas por cada roce sede, sus manos van a mis piernas y las mías juegan con su cabello.

Dejó un beso por su cuello, sus reacciones son muy esperadas por cada movimiento que haga, su cuerpo reacciona a cada acción que doy. Voy dejando cortos besos llegado a sus labios, él solo cede cuando roso nuestros labios aprieta mis piernas para ir a mi cintura.

Juego con cada roce, dejando marcas donde yo nada más las pueda entender, mis caderas se mueven por sí solas cuando siento un apretón en mi cintura lo muerdo.

—Ana, te lo advertí -no me deja tiempo para responder.

Me aprieta a él, un beso hambriento entre los dos sin restricciones, sus manos se encuentran dentro de la polera, mientras que yo doy círculos rozándome contra él, por cada movimiento que doy me aprieta en sus manos.

Lo muerdo por necesidad de más, él comienza a jugar con las bragas apretando todo lo que alcancé, cuando me aprieta fuerte muerdo su labios, pero a él no le importa, aprovecha para dejar besos por mi cuello.

Ya no sé que estoy haciendo todos mis sentidos, están a flor de piel, necesito para no creo contenerme más, bajo mis manos por su cuerpo, dios cada vez me lo hace más difícil.

Me separo de él dejando un último beso en sus labios, pidiendo más, pero este es mi límite.

—Adiosito -me bajo del auto.

—Eso es cruel -no hables- duele joder -dice ronco.

—Ya lo solucionarás -siento sus manos en mi muñeca cuando me jala a él.

—Me las voy a cobrar, adiós Lindura-me da un último beso.

—Adiós galán, te veo el lunes.

Suspiro, él comienza a arrancar el auto para irse, es lo mejor conociéndome, ya estaría sobre sus piernas siendo sometida a ese placer mejor de lo cual sentí con solo rozarme con él.

Al voltear la primera que veo es a Noelia, parada en la puerta esperándome con un vaso de agua.



Ahora que necesita un vaso con agua soy yo

En lo que me convertistes【En edición】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora