Capítulo 27 ✔

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Pov. Luis

Desde el día que Ana disparo, Agustín ha estado rara, más de lo que es, ha mandado a reconstruir su casa y solo por una excusa tonta, no sabía que tenía un arma, ni nada parecido, es una mujer con muchos misterios.

Conmigo se comporta fría, distante, a veces llega a ser cortante y no sé qué es lo que le pasa, pero con los chicos ha estado normal y lo peor es que cada vez que hablo siempre está un tipo con ella y se retira con él. Lo que sé es gracias a Agustín es que ayer ya se mudaron a su «nueva casa» y hoy de la nada viene un tipo Joshua que no se despega de ella.

—Eh, ya sabes que vamos a hacer.

—¿Ah?

—No me escuchaste, ¡Luis, toma esto en serio, joder! -grita Agustín.

—Sí, ¿sí qué decías?

—¿Puedes dejar de mirarlo un minuto?, pensará que lo estás acosando.

—¿Cómo quieres que lo deje de ver? Si no se despega de Ana, joder hasta creo que van al baño juntos.

—Y ¿por qué no vas?, y te sientas con ella.

—No me ha hablado en semanas, cuando me habla solo pronuncia dos palabras mínimo.

—Qué raro con nosotros esta normal -se encoge de hombros.

—Y eso es lo peor -bufo.

—El quién te escuchará pensaría que estás celoso.

—¿De qué hablas? -pregunto exaltado

—¡Mírate! No has despejado la vista de ella todo el día, ¿Qué quieres que piense?

—Nada, ya te olvidaste que aquí nadie se debe enamorar -susurro con hipocresía pura.

—Ese es tu problema, por mi lado no voy a dejar a Noelia por esta mierda.

—Qué cruel, serias, cuando se entere de que sola la utiliza para -me agarra la camisa.

—¡Escúchame una cosa en tu puta y miserable vida, vuelvas hablar así de ella, escuchas imbécil!

—Te ofende la verdad, tú y yo nos metimos en esto.

Me suelta y se larga de aquí, miro a mi alrededor, las personas nos miran de reojo, miro a Ana que viene hacia aquí con Noelia y su amiguito, la tengo a dos pasos de mí, estira su mano para ayudarme a parar, ni cuenta me di que Agustín me tiró al piso, aceptó su mano.

—¿Qué es lo que pasó aquí?

—Nada solo se molestó por algo que dije -me limpio.

—Ana, ahora vengo, voy por Agustín - veo cómo se va por el mismo lugar donde se fue Agustín.

—Yoshi -dice de una manera infantil que me produjo asco - ¿Me puedes esperar en el salón, sí?

Él asiente, se va sin dejar un beso en su mejilla, aprieto mis puños, su mirada vuelve a mí, me sujeta del codo y me arrastra, nadie dice nada, su paso es rápido, pero le sigo, se detiene miro a mi alrededor y estamos en la biblioteca. Abre una puerta, me empuja en salón vacío donde chocó con la pared, ella entra con una mirada que me dio miedo en un momento y cierra la puerta con un patrón raro, nunca había visto este cuarto en el tiempo que estuve aquí y ni sabía que había puertas con patrones.

—¿Ahora si me vas a decir que mierda pasó ahí? -me mira con una frialdad, mirando cada paso que doy, como si supiera lo que diré.

En lo que me convertistes【En edición】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora