Si yo tú, si tú yo contigo 200 - Finalizado [Good Omens]

CCXCVII

"Pagar la cuenta, revisar el correo, entregar las muestras" Decía en voz baja Beelzebub mientras esperaba que el elevador subiera "¿Cerré la puerta al salir?"

Distraído siguió caminando, pensando en las tareas pendientes que tenía en casa, así como en el trabajo. Colgó su maletín en el primer perchero que vio, llevaba más de una semana durmiendo mal y apenas comía, abrió la puerta pensando que entraría al laboratorio cuando la cámara de desinfección se activó.

"¡Gabriel!" Gritó Txus entrando sin tocar a la oficina del Alpha "¡Te buscan en enfermería! ¡Ahora!"

"¿Qué pasó?" El castaño se sorprendió por la intromisión, preocupado por la urgencia en la voz del gerente.

"Beelzebub, lo encontraron inconsciente y lo trasladaron a enfermería, necesitas ir para..." Sin siquiera esperar que el otro Alpha terminará, el más alto se levantó de su lugar y salió corriendo de allí.

Al abrir los ojos, la luz de las lámparas molestó al Beta, quien alzó el brazo para cubrirse de ellas, dándose cuenta de que estaba conectado a una bolsa de suero.

"No te muevas mucho o se saldrá" Le dijo una voz que reconoció al instante, al girarse se encontró con el ceño fruncido de Gabriel "Deshidratación, fatiga extrema y una posible anemia ¡¿en qué rayos estabas pensando, viniendo a trabajar en tales condiciones?!"

"¿Q-qué haces aquí?" Preguntó el pelinegro avergonzado.

"Te encontraron desmayado en la cámara de desinfección, se activó seis veces antes de que te sacaran de allí" Le reclamó el castaño.

"E-estoy bien, no es como si eso fuera peligroso o algo así..."

"¿Qué te paso en la mano?" El Alpha tomo la muñeca del pelinegro e inspección la quemadura que tenía, el roce de los dedos contra su piel estremeció a Beelzebub "¿Fue en el trabajo? ¿Has tenido más accidentes?"

"No" Los brillantes ojos lilas le miraban con intensidad, el Beta se sonrojo apartado la vista "Me lastime en casa, con un sartén caliente..."

"Santo Dios..." Con un bufido de molestia, Gabriel se acercó a buscar en el gabinete de medicinas, volviendo con un ungüento y vendas "Ni siquiera te has molestado en curarla, se puede infectar y luego será peor"

Antes de que el pelinegro pudiera objetar algo, el Alpha comenzó a atender la herida, tomándose su tiempo.

"No tienes que hacer esto" Murmuró Beelzebub, pero sin apartarse "Estoy bien... Además, fue una irresponsabilidad de mi parte, puse en riesgo el trabajo y me disculpó por ello..."

"Si que lo fue, quedarás suspendido tres días por esto" Le interrumpió Gabriel "Pero lo que más me preocupa es que está pasando en realidad, estás mal comiendo, por las ojeras en tu rostro es claro que no duermes lo suficiente, además de lo que dijo la doctora ¿Por qué llegaste a este extremo?"

El Alpha termino con el vendaje y acarició la mano del Beta mientras le miraba, quería parecer serio, mostrarle lo realmente molesto que se encontraba, pero la verdad era que su preocupación era mucho más grande.

"Me descuide un poco" Respondió el pelinegro "Seré más responsable en el futuro..."

"¡¿Un poco?! ¡¿Estás comiendo siquiera?! ¡¿Saben tus hermanos lo mal que te sientes?!" Le recriminó el castaño.

"Mis hermanos tienen sus propios problemas Gabriel, igual que tú" Deja de preocuparte por mí, pensó el Beta, he sido una persona terrible contigo "Estaré bien, acepto mi suspensión y lamento causarte estas molestias..."

"Beelzebub, Beelzebub, Beelzebub..." Exclamó el más alto, tomando la mano del chico entre las suyas "No eres una molestia para mí, mis sentimientos hacía ti no han cambiado en absoluto, pero no puedo seguir forzándote a que me aceptes... Si no me dejas cuidarte, al menos cuídate tú mismo, por favor..."

"Señor Archangel aquí están los formularios que le corresponden llenar" El más alto se levantó, soltando la mano del Beta, para recibir algunas indicaciones de la doctora que acababa de entrar.

El pelinegro extraño su toque al instante, quería que volviera a su lado, que se quedará con él hasta que se sintiera mejor, que su rostro tuviera la sonrisa tierna y boba de siempre y no aquella expresión de tristeza que ponía cada vez que lo veía.

Te quiero Gabriel, quiso gritarle cuando el Alpha se giró hacia él, antes de salir de la habitación, todo lo que dije sobre Lucifer era una mentira, por favor, no te vayas, pero su boca no pronunció palabra alguna.

"Veo que ya está despierto" Dijo la mujer dirigiéndose a él "Le daré un pase para que vaya a casa, pero antes el señor Archangel me ha solicitado que haga una cita médica para usted, todos los gastos están cubiertos y no debe volver hasta que se encuentre mejor"

"¡¿De nuevo no vendrás a comer?!" Al entrar a su casa, lo primero con lo que escucho Beelzebub, fue a su hermano Lucifer peleando por teléfono "¡No te atrevas a colgar jovencito! ¡¿Crowley?! ¡¿Crowley?!"

"¿Qué pasa?" Preguntó el pelinegro desconcertado.

"¿Beelzy? ¿Qué haces aquí tan temprano?" El mayor de los Tadfield se acercó hasta él para tocar su frente "Te ves pálido ¿tienes fiebre?"

El Beta retiró su mano, y enlazó sus dedos con los de él, tratando de percibir el viejo sentimiento que Lucifer le transmitía, pero se dio cuenta que, a diferencia de con Gabriel, no encajaban bien juntos, no hacía que su corazón se acelerará, no sentía nada.

"¿Estás bien Beelzy?" Preguntó el más alto, incomodo "¿Dónde está Crowley?" Beelzebub se apartó dirigiéndose a su habitación.

"De nuevo en su otra casa, ahora pasa más tiempo allá que aquí" Respondió con enfado el Alpha "¿Oye está todo bien? ¿Por qué saliste tan temprano del trabajo?"

"No me sentía bien, dormiré lo que resta del día, despiértame cuando vuelva Crowley..." El chico se encerró en su nueva habitación, era más grande que la de su antiguo departamento, pero aun así no le gustaba, allí no había nada que le recordará a Gabriel.

Se colocó un pijama limpio y se metió a la cama, acarició el vendaje en su mano, recordando el toque de los dedos del Alpha, el sonido de su voz repitiendo su nombre, y sus ojos lilas mirándole antes de irse, tristes, suplicantes.

"Mis sentimientos tampoco han cambiado Gabriel..." Murmuró, y en cuanto cerró los ojos cayó dormido, soñando que nada de lo que pasaba estaba sucediendo realmente, qué Crowley y Azirafel jamás se habían separado, así como Lucifer y Michel, y él en vez de mudarse a aquel departamento con sus hermanos, lo había hecho a casa de Gabriel, donde el castaño le preparaba deliciosas comidas a diario, se bañaban juntos en su enorme tina y finalizaban cada día abrazados el uno al otro.