CCCXC

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"¿Está lista para orden señorita?"

Una camarera se acercó a la mesa de Dagon, quien peinaba una y otra vez su cabello sujeto en una cola de caballo.

"N-no, yo espero a alguien, solo tráigame un vaso de agua por el momento, por favor..."

"Como usted guste..."

"Esperando a alguien..."

Masculló entre dientes Uriel, quien se encontraba justo en la mesa trasera de su posible ex-novia, asegurándose de no ser descubierta mientras escuchaba todo.

"¡Dagon!"

Voz de mujer, pensó la pelinegra, ¿será una Alpha? Me gustaría poder ser capaz de descubrirlo sólo con la capacidad de detectarlo con el aroma.

"¡Mamá!"

"¡Mi pequeña Dagon!"

"¡¿Eh?!"

Esta vez la chica no pudo evitar girarse para observar con sus propios ojos lo que estaba pasando, encontrándose con un par de Betas que probablemente ya pasaban de los cincuenta años.

"Ya no soy pequeña papá..."

"¡¿Papá?!" Nivelo lo más posible el sonido de su voz, ahora agradeciendo no tener feromonas que pudieran revelar su ubicación en el lugar.

"Lamentamos tanto la tardanza" Habló nuevamente la mujer "Tu padre no se decidía porque ropa usar el día de hoy..."

"¡Quería verme bien para mi niña, mujer!"

Mientras la conversación se volvía más y más trivial, lo único que se le ocurrió hacer a Uriel fue hundirse en su asiento, completamente avergonzada.

"¡¿Qué rayos?!" Dijo con su rostro escondido detrás de sus manos "¡Realmente su cita era con sus padres! ¡No soy más que una de esas novias psicópatas!" Avergonzada hasta el punto de querer llorar, la Beta sólo deseaba desaparecer en ese mismo momento.

"Nos alegra tanto que estés bien..." Mencionó la madre de la castaña una vez que la mesera tomo las órdenes.

"Tienes un buen empleo, estas sana" Continúo el padre "¡¿Qué más podemos pedir para ti en la vida?! ¡Realmente nos haces sentir orgullosos!"

"Y-yo, vaya, gracias, no saben lo mucho que significa para mí saber eso..."

Entre más escuchaba Uriel de la conversación, peor se sentía consigo misma y la forma en que había actuado, estaba lista para retirarse en cuanto tuviera la oportunidad, además de ofrecerle todas las disculpas posibles a la castaña, o al menos ese era su plan hasta que la mujer mayor volvió a hablar.

Si yo tú, si tú yo contigo 200 - Finalizado [Good Omens]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora