CCIV

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"¿Qué te trae a visitarnos hoy Crowley?" Comentó María, la más joven de las mujeres "No es que no lo apreciemos, pero no es algo común"

"¿Nos invitarás al fin a tu boda? Oh... He esperado tanto por este momento" Agregó con dramatismo Fátima "¡Finalmente podré usar mi vestido de gala!"

"¡Deja tus fantasías mujer, el niño está aún muy joven para casarse!" Intervino Ruth "Mejor dinos Crowley ¿cómo están Lucy y Belcito?"

"Ya les ha dicho que no lo llamen así, perderá el hígado del enojo" El muchacho rechazo las galletas que le ofrecieron, prefería que las repartieran entre los niños del lugar "He estado un poco abrumado estos días... Quería no sé... ¿Despejarme un poco?"

Las tres mujeres se observaron entre ellas algo preocupadas, aunque sabían que no podían suplantar el amor de un hogar teniendo tantos niños a cargo, intentaban lo más posible darles un poco de cariño a todos y era imposible que no terminaran a su vez creando lazos afectivos con aquellos pequeños; a sus ojos Crowley era como un hijo para ellas.

"Bueno, sabes lo que dicen... No hay nada mejor para despejar la mente que el trabajo ¿te gustaría ayudarnos?" Dijo con amabilidad María "¡Si! Me encantaría..."

"Debido a la escuela" Explicó Fátima "El grupo de muchachos que nos apoyan en el orfanato no podrá venir, estaban haciendo unas reparaciones atrás ¿te importaría ayudarnos?"

"No hay problema, me di cuenta de que la llave de afuera está rota ¿quieren que me encargue de eso también?"

Rápidamente el Alpha puso manos a la obra con la tarea, de vez en cuando alguno de los curiosos niños se acercaba a mirar, Crowley entonces les enseñaba el uso de las herramientas y jugaba con ellos, el mismo sabía lo que significaba recibir un poco de cariño a esa edad.

"¡A comer!" Indicó tras un momento Ruth "Ven tu también Crowely, has trabajado muy duro"

"No, estoy bien, seguiré un poco por aquí" Declinó el Alpha limpiando el sudor de su cara "¡De eso nada jovencito! ¡¿Crees que no tenemos ni para invitarte un plato de comida?!" Le regaño la Beta duramente "¡Entra a lavarte y luego al comedor! ¡Nos acompañaras quieras o no!"

Sintiéndose como un niño nuevamente el pelirrojo entró sin respingar, dirigiéndose al baño para asearse.

"Que extraño" Dijo de pronto María "Ya debió de haber llegado..." Crowley ayudo a acomodar a varios de los niños en los asientos, dándose cuenta de que había dos sillas más en la mesa de los adultos "Ya llegará, mientras sirve que se va a enfriar"

"¿A quién están esperando?" Preguntó el pelirrojo un tanto divertido "¡Allí esta su auto!" Fátima se encaminó hasta la puerta y en cuanto sonó el timbre abrió "¡Bienvenidos! Creí que no vendrían hoy..."

"Es alguien que conoces Crowley" Le explicó María "Me hubiera gustado que Lucifer y Beelzebub estuvieran también aquí" Eso no resolvía mucho las dudas del Alpha, pero antes de que pudiera preguntar por más información, el invitado tan especial entro al comedor "Nos alegra que nos visiten, les hace bien a los niños saber que hay un mundo fuera del orfanato"

"A nosotros también nos alegra venir, además Ligur insistía en conocer el lugar donde crecí..." El hombre paró de hablar al mirar a Crowley "¿Pasa algo Hastur?" Le preguntó su pareja, un alto Alpha de piel oscura que le tomaba de la mano.

"¡¿Hastur?!" Gritó el pelirrojo "¡Tenía años sin verte! ¿Cómo te ha ido?" La alegría en su voz era genuina "¿Quién es él?" Preguntó Ligur "Es Crowley" El Beta no agregó más, había un claro disgusto en su voz y el Alpha no entendía el porqué de aquello.

"¡Estamos por comer!" Intervinó Ruth "¡Acompáñenos!" Todos se sentaron a la mesa, sin embargó Crowley no podía dejar de sentir la pesada mirada de Hastur sobre él, aquella sería una larga reunión.

Si yo tú, si tú yo contigo 200 - Finalizado [Good Omens]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora