-¿Cuándo va a volver?
-Pronto, mañana como muy tarde.
-¿Estás seguro de eso?
Tanjirou esbozó una sonrisa dulce, relajada. Le derretía el corazón de ternura cada vez que Inosuke se mostraba tan preocupado por el bienestar de su hijo, tan sensible. Incluso después de tantos años era como verle por primera vez dejando su alma abierta. Su esposo amaba las estrellas, la brisa, el aroma a naturaleza. Lo acompañaba, se mantenía a su lado en todo momento, apoyando los codos sobre el alféizar de la ventana al igual que él, observando el paisaje nocturno, silencioso, con tan solo los suaves sonidos de los animales nocturnos, de los búhos, los grillos...
-Tal vez los chicos no se dieran cuenta, pero ya escuchaste al cuervo blanco cuando regresó por segunda vez. Ellos están a salvo.
-No confío en los cuervos, pero si tú lo haces... -suspiró de forma pesada, sin importarle el cosquilleo de su melena larga medio recogida que le cubría los brazos y toda la espalda como si de una sábana sedosa se tratase.
-No le pasará nada, está acompañado y bajo techo. -aunque tratara de relajar a su esposo, no podía decir que no se encontraba en un estado similar. La presión en su estómago se presentó desde el atardecer, inquieto. A pesar de saber que Daiki descansaba en una de las casas Wisteria, era la primera vez que pasaba una noche fuera, una noche sin él. Jamás se había ido durante tanto tiempo, sin contar el desastre de la Selección Final del que no estuvieron enterados. Eran conscientes de que ya era un adolescente, y aun así, le habían permitido comenzar a explorar demasiado tarde. A pesar de sus 15 años, Daiki solo era un niño pequeño a los ojos del mundo exterior, no tenía experiencia alguna más que lo que había visto hacer a sus padres de muy cerca. No conocía nada más que el pueblo cercano y las mismas rutinas básicas en él. Solo comprar lo necesario. No tenía idea de cómo lidiar con los diferentes tipos de personas, cualquiera podría engañarlo muy fácilmente y aprovecharse de él. Sin embargo, dudaba que ocurriera. No mientras aquel chico, Ichiro, estuviera a su lado. Era un muchacho muy inteligente, nada menos que entrenado y enseñado por Gyomei. Solo por él, el pelirrojo podía mantenerse medianamente tranquilo.
-Necesito aire. -se enderezó entonces, siendo imitado por el otro. Este dejó un beso lento sobre sus labios, saboreando cada pequeño segundo, acariciando su mejilla por un corto periodo de tiempo. El contacto se rompió con delicadeza, sin apenas tomar distancia. Susurrando sobre su boca, Tanjirou dejaba escapar su aliento cálido.
-No tardes mucho. Te espero en la cama. -un diminuto beso más y lo dejó en libertad.
Y así lo hizo. Esperó y esperó... Cinco minutos. Diez, veinte, media hora... Inosuke no regresaba. ¿Qué estaba haciendo ahí fuera durante tanto tiempo? Sabía que las misiones eran cada vez más agotadoras, más complicadas. ¿Podría haberse quedado dormido sobre el pasto? No le extrañaría, teniendo en cuenta que era un hombre de bosque. Sin embargo, no podía evitar sentir su tráquea cerrada, su esófago burbujear de náuseas, nervios. No intentó dormirse. Era la primera vez en tantos años que tenían una noche en casa solos que necesitaba aprovecharla, deseaba besarlo con pasión sin preocuparse por la presencia de su hijo, devorar su cuerpo con cariño, marcarlo con sus huellas, hundirse en él y poner su firma en sus entrañas, escuchar sus cánticos graves que sólo le otorgaba a él. El salvaje nunca se resistía, a pesar de decir "no". Terminaba cambiando de opinión en cuanto juntaban las bocas. Estaba tardando demasiado... Quiso levantarse para buscarlo, mas en cuanto irguió el torso, la luz que se filtraba de la luna se corto, dejándole en completa penumbra. Su corazón se aceleró de golpe, desubicado. Una sombra bloqueaba la luminosidad leve, delante de la ventana, delante de él. El contorno negro era borroso, complicado de seguir por las zonas más oscuras. No obstante, pudo distinguir algo familiar. Aquella gruesa cola larga que se meneaba en el aire de lado a lado, aquella especie de membranas o aletas en cada lado de su cabeza... Lo reconocía solo por ese par de detalles. Era él. La horrorosa incredulidad lo dejó mudo, con ganas de vomitar. Se suponía que no existía, que fue solo una pesadilla que tuvo hace 15 años... Pero ahí estaba de nuevo, burlándose con su mera presencia. Su cabeza no estaba al cien por cien. Tomando el valor y el aire desde lo más profundo de su estómago, habló en un tono alto, tembloroso.
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El Ascenso del Dragón: La infidelidad y la crisálida del amor
Fanfiction-Segundo libro de la historia "El Ascenso del Dragón". -InoTan (Tanjirou x Inosuke). -OC (fanchild). Tras una vida en jaula, solitaria y estricta, pero feliz, Daiki descubre por primera vez el mundo real fuera de las puertas de su hogar. Preparado...