Fue fácil. Sorprendentemente fácil, pero no se quejaba. Fue una batalla justa, sin trucos de por medio. Pudo cerciorarse de que no era una especie de treta, de trampa. Solo... ese demonio no acostumbraba a luchar. Sus movimientos no fueron fingidos, mucho menos su comportamiento desesperado a la hora de su muerte. Tanjiro oró por él tras observar volar sus cenizas, con la seguridad de que esa criatura no había llegado a cumplir siquiera los 14 años en vida humana a pesar de aparentar más. La condición de demonio podía afectar tanto al tamaño como no hacerlo. Apenas fueron unos segundos después de velar por su alma. Su cuerpo comenzaba a cambiar, a crecer y su mente se estaba nublando, debilitando. Para cuando abrió sus ojos, uno de ellos estaba ciego, y al haber dejado caer sin darse cuenta el lazo verde de su coleta larga cuando fue transformado por haber recuperado su peinado corto, su cabello ya no tenía nada a lo que sujetarse, creando un velo de llamas oscuras hasta la mitad de la espalda. Se miró las manos y después sus alrededores. Frío, oscuro. Estaba aturdido. Su último recuerdo era estar huyendo de una zona con olor a drogas. Muchas drogas. Similar al aroma que desprendía la Finca Mariposa en algunos rincones, pero más fuerte. Recordaba... Sus ojos se abrieron de par en par, con los engranajes de su cerebro girando. Inosuke. Inosuke estuvo ahí. Habló con él y escuchó el miedo y la rabia al pronunciar cada palabra, al no poder ver nada pero ser conscientes de que estaban encerrados en diferentes salas no muy grandes, vacías. Rememoraba lo último que escuchó de él cuando consiguió salir de allí, todavía sin entender cómo.
-¡Corre, corre y vete lejos, muy lejos! ¡Escóndele! ¡Vete con él a la otra punta del mundo si hace falta!
Y tras eso, gritos de los que ya no pudo percibir palabras. Corrió tan rápido como pudo, llorando por no ser capaz de pensar una opción que le permitiera llevarse a Inosuke de ese lugar que todavía desconocía en apariencia. Y al salir a la luz, todo se tornó borroso y vacío hasta ahora. No sabía cómo había terminado ahí, arrodillado en medio del bosque, un poco manchado de tierra. ¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Horas, días? Se levantó con desesperación y rapidez, dejando caer de su haori una nota que rápidamente vio. Confuso, se inclinó para recogerla. Le dio dos giros de muñeca antes de abrirla para asegurarse de qué era. La desdobló, encontrando un texto escrito con pluma fina. El olor de la tinta no era fresco, pero todavía estaba impregnado. Había sido redactada hacía muy poco. Un par de días, tal vez.
-Llevo media hora con el culo plantado en la silla y todavía no sé qué escribir. Ichiro acaba de venir a ayudarme a expresar lo que quiero decirte para cuando vuelvas a ser mayor. Estoy casi seguro de que no recuerdas nada o que tienes un vacío en la cabeza. Un demonio te hizo regresar a tener 15 años y no sabías nada sobre la actualidad. Lo sé porque a Ken también le pasó, solo que a él lo convirtió en un niño de 4 años. Nos encontramos contigo en el bosque, te explicamos quién eras realmente y nos acompañaste hasta ahora. Ha sido divertido conocerte con 15 años, ahora tengo mucho más claro por qué mamá te ama tanto. Si estás leyendo esto y no recuerdas nada es porque has derrotado al demonio que te mantenía tan joven. No quiero decir que seas viejo, ya sabes a lo que me refiero. Aunque un poco sí lo eres... ¡Lo que sea, eso no importa! Lo único que puedo decirte es que regreses a casa o a la Finca Mariposa, nosotros podemos buscar a mamá, a la tía Nezuko y a Fujiko. Además, el tío Nitsu te está esperando. Nosotros estamos bien, pero a ti te necesitan en otros lugares, estoy seguro. Tienes que alejarte de aquí lo más rápido que puedas. Por favor, hazlo, vuelve a casa.
Daiki.Leyó con calma y un nudo en la garganta cada palabra, cada coma. Lo que su hijo redactó sobre la razón de su confusión y vacío mental tenía sentido, el por qué no recordaba nada. Confiaba en ello, era lógico pensar que la culpa fue de un demonio incluso si no hubiera tenido ningún tipo de información. Además de haberse encontrado a sí mismo sucio, lleno de tierra. Por esa parte estaba bien, pero... Aquel lugar era nuevo, no sabía dónde se encontraba, además de que él ya había estado en aquel lugar donde supuestamente Inosuke continuaba, ese sitio que ni él mismo sería capaz de reconocer si lo tuviera delante, porque todo lo que hubo fue oscuridad. La única manera sería oler aquel ambiente a droga pura. No quería permitir que los chicos se metieran solos allí en caso de dar con la ubicación, que era precisamente lo que trataban de conseguir. Mucho menos Daiki. Inosuke se lo advirtió. Tenía miedo, no sabía por qué y cómo su esposo podía ser consciente de algo que él no, tal vez porque el hombre jabalí fue atrapado unas horas antes y alguien debió haber hablado con él. Alguien lo suficientemente confianzudo y seguro de sí mismo como para delatar la información, o alguien que trataba de avisarles. No. Definitivamente no podía hacer caso a la petición de Daiki. Lamentaba tener que rechazarla, pero no iba a permitir que él y los otros dos chicos continuaran solos. Sin embargo, parte de sus pensamientos se vieron atascados al percibir ese fuerte olor a alcohol. Un aroma diferente al natural que podía desprender una bebida. No dudó, era capaz de adivinarlo con tantos años de experiencia. Ni siquiera lo pensó dos veces. No importaba si estaba medio ciego y si solo tenía un brazo para luchar.
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El Ascenso del Dragón: La infidelidad y la crisálida del amor
Fanfic-Segundo libro de la historia "El Ascenso del Dragón". -InoTan (Tanjirou x Inosuke). -OC (fanchild). Tras una vida en jaula, solitaria y estricta, pero feliz, Daiki descubre por primera vez el mundo real fuera de las puertas de su hogar. Preparado...