-Las cosas serían más fáciles si nos ayudara.
Aquella voz resonó con el eco profundo. El ambiente era frío, seco, vacío, oscuro. Calaba hasta el más diminuto de los huesos, cada célula estremecida. Se escuchaba el taconeo suave de los zapatos, cuero puro y suelas endurecidas. El ondear de una posible gabardina, abrigo largo, bata... cualquier prenda de tal longitud.
-Antes prefiero quemarme al sol que decir nada. -la jovialidad echa furia, esparciendo un odio confuso con cada palabra.
Lo habían estado buscando desde el momento en el que se supo se su existencia. La existencia de un demonio o semidemonio joven, aliado con el Cuerpo de cazadores. Era toda la información disponible acerca de él. Se habían llevado a cada muchacho, uno a uno, por cada condenada civilización por la que cruzaban. Solo de los que sospechaban que podían ser espadachines. Únicamente los que realmente parecían ser simples aldeanos se libraban de ser raptados, de desaparecer según las bocas humanas. Suspiró con pesar y detuvo sus pasos frente a aquella silla amplia, acolchada con suave terciopelo, que se mantenía ocupada.
-Me decepciona que alguien como usted se rehúse a la causa... Todo lo que queremos es por el bien común.
-¿A costa de qué? -gruñó con fuerza, levantando las comisuras de la boca, mostrando las puntas afiladas de los colmillos. No podía levantarse, no moverse. Si bien el asiento era cómodo... se encontraba maniatado a los reposabrazos y a las patas del mueble. -¿A cuántos más tienes que destrozarles la vida para tu estúpido capricho? Eres demasiado ingenuo al pensar que algo tan fantasioso puede llegar a cumplirse.
-Yushiro-san... Comprendo su postura, tampoco me siento cómodo con los métodos, pero es la única manera.
-Maldito cínico... -rugió por lo bajo y rechinó los dientes. -Estás mintiendo, no te importa cómo influye en la gente que estás reteniendo.
-Creía que usted empatizaría después de todo lo que le he contado.
-Deja de creer y empieza a pensar. Usa ese inútil cerebro para algo que no sea raptar jóvenes para tus mierdas.
-Cada uno de ellos fue traído aquí por error, incluido tú. Buscamos solo a uno, pero para encontrarlo entre tantos debemos tenerlos conocidos.
-Has capturado ya a casi todos los chicos de todos los rangos de espadachines... ¿no crees que es suficiente?
-No voy a quedármelos. Solo estoy interesado en uno, ellos volverán a casa a salvo.
Yushiro afiló la mirada he hizo rechinar los dientes, callado por unos segundos.
-No me fío de que lo hagas.
-Creerme o no es un problema que solo te incumbe a ti.
Ambos detuvieron la conversación en aquel punto al escuchar el pomo de la puerta abrirse. Un enorme demonio entró con dificultad. Su tamaño era enorme, debía agacharse para pasar. Su cornamenta tampoco era de ayuda. Su apariencia brava se asemejaba a la de un gran minotauro. Cargaba algo sobre un hombro, alguien que gritaba y pataleaba en la locura y la rabia. El demonio caminó con pesadez y expresión aburrida hacia ellos.
-¿Qué ocurre, Kokuho?
-Dice que tiene hambre.
Se formó un silencio extraño acompañado de las quejas inentendibles del hombre al que cargaba. Su mano era tan grande que cubría toda su espalda al sujetarle.
-Hace poco que ofrecimos alimento... -contestó. -¿Por eso lo traes?
-No, es que cuando abrí la puerta para ofrecerle comida se escapó. -y como era evidente, logró cazarle a tiempo. -Ha intentado irse, ¿me lo puedo comer?
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El Ascenso del Dragón: La infidelidad y la crisálida del amor
Fanfiction-Segundo libro de la historia "El Ascenso del Dragón". -InoTan (Tanjirou x Inosuke). -OC (fanchild). Tras una vida en jaula, solitaria y estricta, pero feliz, Daiki descubre por primera vez el mundo real fuera de las puertas de su hogar. Preparado...