No puedes rendirte

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Estoy en la habitación de Lexa. Dónde la perdoné y vi a mi padre. Leyendo la pequeña libreta donde escribí varias veces cuando me encerraba en mi habitación en Polis.

Cuando la gran puerta se abre. Me asomo buscando a una persona, pero no veo a nadie. Me levanto de la cama y salgo un pequeño pasillo hecho de troncos, igual que los demás. Me doy la vuelta y cuando me decido a ir a la cama de nuevo. Hay otra persona al lado de las cortinas, al igual que papá y mamá.

- ¿Mamá? - Pregunto al ver que la figura es bajita.

- Hola, Kayla. - Me dice dándose la vuelta.

- Lexa... - Digo sorprendida. Corro por toda la habitación hasta llegar a ella y abrazarla fuertemente. - No te veía desde hace muchísimo.

- Lo sé. Pero no he venido para eso. - Me dice agarrándome de la mano y sentándome en la cama junto a ella.

- ¿Entonces? - Le pregunto.

- ¿Ya te vas a rendir? - Me pregunta.

- ¿Cómo no quieres que lo haga? ¿No te das cuenta? Cada sitio que piso acaba en guerra. Si me voy, todo acabará. Tyre podrá tener una vida feliz. - Le digo.

- Te dije, la noche antes de morir, que tenías que luchar. Que te dejaría abandonar el trono si luchabas. - Me dice como si me estuviera regañando.

- Lo sé.

- No. Te dije que lucharas. Que lucharas por Bellamy. - Dice lo último en un susurro.

- ¿Lexa? - Le pregunto para que repita la última frase.

- ¿Si? No he dicho nada. - Se hace la sorprendida. - Te dije que no te rindieras. Que fueras fuerte y lucharas. - Me dice levantándose para ponerse i enfrente de mi. - Kayla Kom Trikru, heredera de Lexa Kom Trikru. Yo te ordeno que luches por tu vida. - Entonces me pega una cosita en la frente. Se acerca al tocador a agarrar un pequeño trozo de espejo y me lo pasa. Me miro y es lo que me regaló hace tiempo.

- No puedo. Ya se acabó. - Le digo.

- Ven. Tal vez él te haga cambiar de idea. - Me dice. Me agarra la mano y me lleva por los pasillos. Llegamos a una puerta de madera y agarra el pomo. Pero se para y me mira. - No abandones lo que quieres, Kayla. Se que ahora mismo no estás completamente feliz. Puedes ser más feliz, solo tienes que aclarar tus ideas.

- No te entiendo. - Le digo. Esta me abraza ignorándome. Abre la puerta y me agarra de los hombros. - Lexa, pero no te he entendido. - Esta me empuja dentro, me sonríe y luego cierra la puerta. - ¡No te he entendido!

Abro rápidamente la puerta de nuevo, pero ya no estaba.

- Te quiero, hermana. - Digo cabizbaja.

Una mano me acaricia el hombro. Y me doy la vuelta rápidamente para encontrarme con otra persona.

- Monty. - Digo abrazándolo. La sala era la gasolinera.

- ¿Esto te parece que es ir mejor? - Me pregunta. Me separo de él y lo miro. - Rendirse no es mejor.

- No es lo que... - Le intento explicar. - Lo hago por los demás. No quiero que empiece otra guerra por mí. Vivirán.

- ¿Es por los míos? - Me pregunta. - Esos seis años con Clarke te han pasado factura. Mira, lo he oído antes, Kayla. Es solo una excusa.

- Tú dices que no somos Dioses, que no podemos decidir quién vive o quién muere. Bueno, deseo medio concedido. Digo que esta vez muero yo, y nadie más. - Le digo. - No decidiré por nadie más.

Me alejo un poco y me siento en un taburete alto.

- Mira, lo entiendo. Ha sido interminable. - Me dice. - Has sufrido mucho, has perdido muchas personas. Es agotador. Pero, ¿vas a dejarlo de verdad? - Me pregunta refiriéndose a Tyre.

- Está mejor sin mí. Tiene a Bellamy y a Clarke. - Le digo.

- No creo que sea verdad. - Me dice sentándose a mi lado.

- Además, han hecho un trato para mantenerlos a salvo. - Le digo.

- Se trata de ser los buenos. - Me dice. - Si, el trato significa que vivirán, pero ¿a qué precio? Te rindes ante una gente que asesina a seres humanos para vivir eternamente.

- Es fácil decirlo, pero, en el mundo real, tenemos que hacer lo mejor para los nuestros. - Le digo.

- Hacer lo incorrecto nunca es lo mejor. - Me dice. - El fin no justifica los medios. Lo sabes.

- ¿Qué quieres de mí, Monty? - Le pregunto al bordo de las lagrimas. - Es demasiado tarde. Josephine ya tiene el acuerdo. En cuanto se despierte, sabrá cómo sacarme de mi cabeza. Se acabó.

Este se levanta del taburete.

- Eso está por ver. - Me dice. Me ofrece la mano y unos segundos después la acepto.

[...]

- Es el espacio mental de Josephine. Lo controla ella. - Digo al llegar junto a Monty.

- ¿Qué va a hacer? ¿Matarte? - Me pregunta divertido. Nos sonreímos y miramos a la puerta. Abro la puerta y par de segundos después entramos.

- Madre mía. - Digo mirando el sitio. Estaba todo completamente ordenado. Libros en estanterías enormes.

- Doscientos treinta años de recuerdos. - Me dice. En sitio retumba y todo se mueve. - La buena noticia es que podemos afectar su cuerpo aquí dentro. La mala es que Josephine parece percibirlo. Venga, busquemos algo útil.

Nos separamos y empezamos a ver las estanterías llenas de libros y recuerdos.

- Están en orden cronológico. - Digo observando los libros.

- Prefiero tus hojas llenas de dibujos. - Me dice. Suelto una risa y le miro sonriéndole. Después de varios segundos mirando. Monty me llama. - Mira. En este guess sus heridas primarias. Dice que crean una respuesta física. - Dice mirando una puerta que pone "COLECCIONES ESPECIALES".

- Podríamos controlar mi cuerpo desde ahí. - Le digo.

- Estoy en ello. Dame un minuto. - Me dice sacando algo de su chaqueta. - Averigua quién es mientras abro esto.

Cuando voy a ponerme a mirar los libros lo miro sonriendo.

- Oye. - Este se gira. - Tus algas no están tan mal. Me terminé el cuenco. - Le digo sonriendo. Este me sonríe y luego vuelve a lo suyo. Empiezo a tocar los libros.

- Otra vez.

- B-O-R-N-E-O.

Al ir a agarrar un libro, me viene un recuerdo de Josephine.

Iba sobre ella, con un cuerpo de anciana dibujando su cara, como realmente es, estaba hablando con Kaylee. Y hablaban de que ella echa de menos su primer cuerpo. Pero entonces le empieza a doler la cabeza, Kaylee le había echado algo a su vaso. Algún descubrimiento de Josephine. Porque esta había matado a un tal Isaac. Entonces, en mitad de la discusión. Esta le pregunta que por qué la ha drogado. Y le dice que para que parezca un accidente y la tira por la ventana.

Cuando lo suelto, veo a Monty en la puerta de nuevo.

- No es para tanto. Me caí desde más alto. - Digo al sacudir mi cabeza.

Agarro otro recuerdo y veo a un bebé llorando en el suelo de un bosque. Las ramas del suelo estaban como alimentándose del pequeño. ¿Quién le haría algo así? Un hombre corre al bebé y luego Josephine con el cuerpo de esa mujer mayor se acerca a este. Al parecer es Isaac. Discuten por un tiempo. Josephine dice que las personas sin la sangre sos personas inútiles y que no sirven para nada. Y hablan de un hombre de 95 años llamado Gabriel. Y cuando Isaac defiende al pequeño. Josephine le corta el cuello.

Cuando vuelvo del recuerdo vuelvo a sacudir la cabeza.

- Joder. - Digo con un poco de asco. - Tenías razón. No podemos dejarla ganar. - Le digo a Monty.

- Casi lo tengo. - Me dice mientras me acerco a él. - ¡Sí! - Grita al ver la luz verde. Entonces abre la puerta. Los dos entramos y de repente estamos en un bar.

- La Tierra antes de las bombas.

LA TERRESTRE - [ the 100 ] EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora