Baylis

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—Raven dice que la lluvia negra llegará pronto.—Dice Emori.

—Tiene razón.—Le afirma Clarke—Antes me encantaba la lluvia, pero ahora me aterra.

—Me encantaba desayunar el pan que hacía mi tía Sofía por la mañanas mientras escuchaba la lluvia caer fuera.—Digo sonriendo mientras recordaba.

—Creía que no te daba miedo nada, Clarke.—Le dice Emori. Íbamos andando de camino a la casa.

—¿He dicho algo que no debía?—Le pregunta Clarke, pues lo ha dicho con un tono extraño.

—No. Es que odio esta isla. Eso es todo.—Le dice Emori.

—Murphy me dijo que trabajabas aquí. ¿Es verdad?—Le pregunta Clarke.

Yo solo ignoraba la conversación, mi pensamiento estaba sumergido en ¿qué estará haciendo Bellamy?, ¿le habrá pasado algo?...

—Algo así—Le contesta Emori.

—Buscabas aparatos para Alie?—Le sigue preguntando.—Perdona, pregunto demasiado.

—No me hagas caso. Estoy enfadada por haber fracasado en la misión. Espero que a tu madre se le ocurra otra solución. Eres igual que ella. Dispuesta a cualquier cosa por salvar a su pueblo. Los Skaikru tienen suerte de teneros.

—No lo hacemos por ellos.—Le contesta Clarke.

Ambas se quedan mirando por unos segundos y entonces Emori agarra la radio y habla con quien me parece Murphy.

—Estamos en el límite del bosque. Cambio.—Dice en la radio.

—Recibido. Bajo los drones. Podéis seguir.—Dice Murphy.

—Perfecto. ¿Murphy está en casa?—Digo asqueada.

—¿Qué te pasa con el?—Me pregunta Emori.

—Eso, os llevabais muy bien.—Le sigue Clarke.

—Cosas nuestras, supongo.—Digo siguiendo el camino.

(...)

Llegamos a una mansión o una casa muy grande y subimos las escaleras que dan a la puerta principal. Desde fuera se escuchaba una música muy alta. Al entrar todo era de color blanco, negro y marrón. Había estatuas y muchas cosas más que parecían ser muy caras.
Murphy estaba bailando mientras cocinaba. Emori se acerca a un panel y pone un código. Lo que supongo que es para los drones.

—¿Sabes cocinar?—Le pregunta Clarke a Murphy. El asiente.—Y sabes leer—Le dice al verlo leer una receta.

—Ya sé lo que piensas. ¿Por qué los buenos siempre están pillados?—Dice este.

—Es raro encontrar a un buen randzi. A John se lo rifarían en cualquier clan—Sigue Emori.

—Sí, es un buen partido.

—Claro, y yo encuentro a papá noel bajo la chimenea—Digo en voz baja mientras miro algunos muebles.—¿Dónde está la ducha?

—Yo la llevo—Oigo a Murphy tras de mi.

—Mejor dejalo, lo encontraré sola.—Digo evitando cualquier contacto visual con Murphy. Me voy caminando por la sala hasta unas escaleras.

Cuando encuentro una habitación que no tiene nada personal de nadie, decido entrar y dejo mi mochila sobre una cama matrimonial. Abro una puerta que hay en ella y veo un baño. Así que me pongo a prepararme para una ducha.

[...]

Estaba acostada intentando dormir cuando muchos gritos me despiertan.

—¡John! ¡John!—Escuchaba gritar a Emori.

Bajé rápidamente las escaleras y encontré a Emori en el suelo mientras John estaba junto a un hombre extraño y Clarke estaba junto a Emori en el suelo.

—¿Qué ha pasado?—Digo aún con el pelo mojado de la ducha.

—¡Hijo de puta! ¡Déjame!—Grita Emori.

—¡Estás sangrando!—Le dice Murphy agarrandola.

—Ha entrado alguien—Me responde Clarke a mi pregunta.

—¡Si no lo matamos, nos matará él!—Grita esta.

—¿Lo conoces?—Le pregunta Clarke.

—Baylis.—Dice Emori.

—Está mintiendo. No me conoces.—Se defiende este.

—¡Dijiste que me matarías!—Sigue gritando Emori.

—Ste em true dei de em know yu?—Le pregunto al terrestre. ¨Es verdad que ella te conoce?¨.

—Ai don nowe seen her—Me responde. ¨Nunca la he visto¨.

—Pues ¿sabes qué, planhaka? ¡Voy a matarte yo a ti!—Sigue gritando Emori en los brazos de Murphy. El chico empieza a levantarse de su sitio.

—¡No te muevas!—Le dice Clarke apuntandolo con una pistola.

—Dejad que me vaya—Dice este con las manos en alto.—Dejaré aquí la comida y no volveréis a verme.

—Solo es alguien sin comida que buscaba que comer—Digo colocándome en medio de ambos.

—¿Está solo?—Le pregunta Clarke a Emori.

—Normalmente no.—Dice esta.

—Pero si...—Intento decir levantando mi mano un poco indignada. Pero Murphy agarra mi mano y la baja para que me calle. Él no suelta mi mano así que le doy un tirón haciendo que este se quede agarrando el aire.

—¿Dónde están los otros?—Le pregunta amenazante Emori mientras se acerca a él.

—No sé quién crees...—Dice el hombre. Pero Emori lo interrumpe dándole una patada en la boca.

—¿Qué haces?—Le digo mirándola mal.

—Déjala—Me dice Murphy.

—¿Enserio? ¿Vamos a volver a lo de pegar al terrestre que nadie conoce? Como hicisteis con mi hermano.—Le digo dándome la vuelta bruscamente para mirar con odio a Murphy. Emori sigue pegando al pobre hombre.

—¡Emori!—Le dice Clarke para que pare.

—¡Tú no sabes lo que me hizo!—Se gira para estar cara a cara con Clarke.

—No. Puedes contarmelo, pero, por favor, Emori, si no está solo, tenemos que saberlo. Murphy, coge mi arma. Átalo.

—Pensaba que habíais cambiado desde Los 100. Pero veo que seguís siendo los mismos.—Digo para dar media vuelta e ir corriendo a mi habitación.

¿Iban a torturar a ese hombre? Él decía que no conocía a Emori, y lo decía con preocupación en sus ojos, estoy segura de que no miente, además conozco a esas personas que van buscando comida. Desde que tengo uso de razón, Sofía cocinaba para esas personas.

No iba a presenciar algo que presencié hace 5 o 6 meses. No iba a ver algo así.

[...]

Cuando vuelvo a bajar después de un rato, el hombre está sobre una silla con la cara hecha un cuadro. Emori está enfrente de él y Clarke le mira pensativa. Murphy sólo se mantiene a un lado.

—¿Y si su muerte pudiera salvarnos a todos?—Le pregunta Clarke.

Veo el rostro de Emori, justo cuando Clarke se gira a mirar al hombre, Emori mira con mirada triunfante a Murphy. Y es cuando se da cuenta de que estoy detrás y agacha la mirada.

¿Por qué le beneficiaría que este hombre muriera por la humanidad?... A no ser que pensara que la íbamos a utilizar para la radiación. ¿Sacrificarían a un inocente solo por eso?

LA TERRESTRE - [ the 100 ] EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora